lunes, 3 de septiembre de 2007

Sirenas y otras jodiendas.

Hoy es uno de “mis días”, lo he sabido en cuanto me he despertado de madrugada, empapada en sudor y con un grito que no ha llegado a materializarse porque ha muerto en mi garganta. El aire luchaba por entrar en mis vías respiratorias pero el nudo, ese nudo que aparece justo cuando creo que ya no lo hará más, luchaba por expandirse y dominar toda la extensión de mi faringe. Inmediatamente después yo ya sabia lo que venía… el llanto, intermediario entre el nudo y el oxigeno, que ha zanjado la disputa por la conquista del territorio y ha mojado el nudo a su paso encogiéndolo y permitiendo al o2 circular como si se tratase de un guardia de tráfico poniendo orden en el atasco de un Madrid triste y sombrío.
Ya no he podido parar de llorar desde entonces. Conozco la rutina y sé que cuando el llanto se cansa de mojar mis mejillas, se entretiene mojándome en silencio, sin una sola lágrima externa para que cuando los demás me vean, no sepan que lloro. Siempre es así, siempre se repite el mismo patrón, ya me lo sé de memoria y sé que lo único que puedo hacer es esperar que se vaya, porque lo hará, siempre acaba marchándose de la misma forma en que ha aparecido.
Así que he desistido de seguir durmiendo, tarea del todo imposible, y de desayunar, porque el nudo sigue ahí y le enfurece inmensamente dejar paso a la comida. Con el oxígeno hace una excepción, porque yo creo que en el fondo se caen simpáticos, pero eso de dejar pasar a la comida también, es algo que no esta dispuesto a tolerar.
Mi estómago, que de un tiempo a esta parte no anda muy católico, se ha olido el percal y como es muy listo no ha vuelto a quejarse de que hoy no le he dado trabajo, y yo se lo agradezco. Hay una especie de pacto entre los dos, él no me protesta y yo no le doy trabajo, y hasta ahora nos va bien con esta empresa.
El único que ha protestado viendo que sus vecinos el nudo, el oxígeno, el estómago y el llanto, estaban armando un guateque de los suyos, ha sido el Sr. Corazón. Ha cogido una escoba y como si del vecino quejicoso de abajo se tratara, ha empezado a golpear en el techo protestando porque nadie le deja tranquilo. Y es que tiene mucho trabajo y está muy viejo y desgastado, no aguanta nada este Sr. Corazón, por eso nudo, o2, llanto y estómago, como ya le conocen, han decidido que se calmarán para que no les de la lata con sus quejas y no aguantar los gruñidos del Sr. vecino cascarrabias. Y así han llegado a una armonía, pero justo en este momento ha sido cuando ha aparecido el invitado que nadie espera que venga y se presenta por sorpresa en la fiesta… la aflicción. Nada más aparecer, los demás la han evitado a toda costa pues nadie quiere tratos con ella porque lo acaba contagiando todo. Es esa apestada a la que todo el mundo evita mirar con la esperanza de que si la ignoran desaparezca, esa vieja mendiga que pide una limosna por caridad en la esquina de cualquier calle y de la que todo el mundo pasa olímpicamente. Esto no hace más que hundirla en su propia aflicción, es un agujero negro de angustia y desazón que engulle todo lo que se le acerca, que se retroalimenta con cada disgusto, con cada pena, y va haciéndose más y más grande cada vez.
El nudo, el o2, el llanto, el estómago y el Sr. Corazón saben lo que ella puede llegar a hacer, por eso han dado por terminado el guateque en un santiamén. El nudo se ha encogido hasta desaparecer, el oxígeno ha circulado tan sigilosamente como ha podido para no provocar ni un solo ruido, el estómago se ha dormido, el llanto se ha escondido, y el Sr. Corazón ha seguido a lo suyo.
La aflicción, viendo que nadie la quiere, se ha afligido aun más y ha empezado a expandirse como una enfermedad infecciosa altamente contagiosa. En pocos minutos ya me había conquistado por completo, y justo en ese momento, en ese preciso instante en el que el último recoveco de mí se ha infectado de aflicción, ha aparecido el suspiro, ese eterno enamorado, que se ha enterado de que la aflicción estaba por aquí y no ha dudado en presentarse. Nunca se da por vencido, lleva años intentando conquistar a la aflicción, pero cuanto más le rechaza ella, más se empeña él en que acabará siendo suya, y es aquí cuando se inicia un cortejo agotador entre los dos. Cuanto más se niega la una, más se crece el otro y a mí… a mí me tienen hasta la coronilla, por no decir otra cosa.
¿Desde cuando se montan estas juergas dentro de mí sin pedirme permiso?, ya no es que me moleste el jaleo que arman, al que estoy acostumbrada al fin y al cabo, lo que me molesta de verdad es que se lo pasan mejor ellos que yo. Joder, que resulta que mis vísceras saben como montar un fiestón mejor que yo, es para deprimirse ¿eh?.

Total que con este panorama me he dicho “me vendrá bien un baño caliente con espuma, velitas y música de Kenny G” y me lo he preparado con la esperanza de que alguno de los que llevan tocándome la moral desde la madrugada, se ahogue en la bañera y me deje tranquila. Pero he recordado que en anteriores veces nunca me funcionó porque todos ellos saben nadar los muy cabrones, así que los he mandado al carallo, me he encerrado en el baño y me he desnudado. Normalmente evito mirarme en cualquier espejo, pero cuando estoy desnuda con mucha más razón. Esta vez, a plena luz del día, me he atrevido a mirar mi desnudez en el espejo. He observado atentamente ese cuerpo que me es desconocido salpicado de cicatrices, deteniéndome en cada una para recordar cómo se produjo, y entonces las otras cicatrices, las que no se ven, han comenzado a abrirse lenta y dolorosamente y yo he comenzado a desangrarme nuevamente por cada una de ellas.
Enfadada conmigo misma por haber sido tan estúpida de mirar en el espejo un cuerpo que repudio, he encendido las velas, he puesto la música y me he metido rápidamente en el agua caliente…

Me gusta llorar bajo el agua, porque así no se distingue qué es agua y qué lágrima, todo se entremezcla y fluye al mismo tiempo. En ese momento he empezado a pensar en cómo sería dejarme llevar por el agua, olvidarme de todo, que sea la corriente quien me guíe. Me he preguntado cómo sería una muerte líquida, si mi pecho pesaría tanto lleno de agua como pesa cuando está lleno de pena, y entonces he abierto los ojos y he visto una pequeña sirena nadando hacia mí. He tenido que parpadear varias veces para darme cuenta de que no me lo estaba imaginando y que estaba ocurriendo de verdad.

Ayyy Malena, ¿qué voy a hacer contigo?
–¿Disculpa? –dije sin poderme creer que un ser mitológico me estuviera hablando a mí y mucho menos que conociera mi nombre.
Me has oído perfectamente melona, y conmigo no te va a servir eso de quedarte callada cuando no quieres contestar algo, te conozco muy bien Malena.
–Lo que me faltaba p’al duro, una sirena echándome la bronca, esto es la hostia, a mí me pasa de todo…
Mira tronca, vamos a dejarnos de tontunas que las dos somos ya muy mayorcitas. Estoy aquí para que dejes de pensar tantas tonterías.
–¿Y dices que me conoces? Deberías saber que no hago otra cosa.
Lo sé, no te adelantes y déjame hablar.
–Usted perdone señora sirena –dije haciendo una reverencia y comenzando a perder la paciencia con aquel ser que me abroncaba–. Continúe por favor.
Menos cachondeito ¿eh?, sé cuando te pones sarcástica y te advierto que no me mola nada.
–Bueno a mí tampoco me molan muchas cosas y me aguanto.
¡A callar! Vas a oír lo que he venido a decirte quieras o no
.
–Escúpelo de una vez, a ver si así me dejas en paz –le grité a la sirena.
Acto seguido me dio una colleja de esas que se dan a la remanguillé y caiga donde caiga.
Tengo muchos más años que tú así que a mí me hablas con respeto -me contestó la sirena enfurecida.
–Joder, esto es surrealista, si fumara juraría que ha sido un peta que me ha sentado mal. No puedo tener una alucinación normal y corriente como todo el mundo, no, sólo a mí se me podía aparecer una sirena con mala leche –dije para mí frotándome la zona de la nuca donde la sirena había descargado su furia.
¿Me vas a escuchar o que? –interrumpió la sirena poniéndose en jarras y frunciendo el ceño, tal y como hace mi madre cuando se enfada conmigo.
–Sí –contesté escuetamente para acabar con aquello de una vez sin dejar de frotarme la nuca.
Eso está mejor. Que conste que yo no quería venir porque hablar contigo cuando te pones cabezota es más inútil que hablarle a una pared, las paredes por lo menos escuchan. Pero lo eché a suertes con el unicornio, el centauro, el hada madrina y el ángel de la guarda y me tocó a mí.
–¿Perdiste o ganaste? –pregunté por curiosidad.
Perdí, gané ¿cuál es la diferencia?... el caso es que soy yo la que ha venido para decirte un par de cosas:
·Primero: Deja de dar vueltas a las cosas que escapan de tu control. No puedes cambiar lo que ha pasado, ni tampoco puedes evitar lo que ha de pasar, así que no te preocupes de cosas que no te corresponde a ti enmendar, ni te ocupes de cosas que no te corresponde a ti evitar.
·Segundo: Si piensas que algo va a salir mal, saldrá mal. Tu negatividad se proyecta en todo lo que te rodea y pensar que algo es imposible es el primer paso para que lo sea.
·Tercero: Cabezota no vas a dejar de ser ya a estas alturas de tu vida, pero haz el favor de razonar y contar hasta 10 antes de mandar a todo el mundo al carallo y escucha por lo menos lo que tienen que decirte, aunque después acabes haciendo lo que te da la real gana, que nos conocemos.
·Cuarto: Si tú no te preocupas por ti misma nadie lo hará. Tú ya conoces de qué va esto, no esperes a que los demás hagan las cosas, si quieres hacerlas hazlas por ti misma, y si buscas una mano dispuesta a ayudarte, la encontraras al final de tu brazo.
·Quinto: Deja de esperar una disculpa, porque no llegará nunca. Piensa por un momento, ¿de verdad quieres una disculpa, de qué te sirve eso si no va a hacerte sentir mejor, sino va a aliviar nada?.
Deja de esperar para recuperar todo lo que has perdido. Lo que se perdió ya se ha perdido, y mientras tu sigas con la vista fija en el lugar por donde todo eso desapareció, no verás todo lo que tienes delante y te estás perdiendo.
·Sexto: Las dos sabemos que hay cosas que no vas a olvidar nunca y que te seguirán haciendo daño por mucho tiempo que pase o por muchas cosas buenas que te pasen. Lo único que puedo decirte con respecto a eso, es que busques a esa Malena que perdiste hace mucho tiempo, ella tiene todas las respuestas
.

Cada uno de sus argumentos había hecho diana a la primera, era como si de repente hubiera tomado conciencia de una realidad que antes no veía.
¿Me has escuchado melona? –me preguntó la sirena al ver que me había quedado abstraída en mis pensamientos.
–Sí, te he escuchado.
¡Qué milagro!, con eso me basta –espetó ella–. Debo irme.
–¡Espera!, ¿cómo que debes irte?, ¿me vas a dejar así, sin más?, ¿quién te ha enviado?, ¿por qué has venido?, ¿por qué yo?.
Uff esas son muchas preguntas de golpe tronca, y mi jornada laboral terminó hace 2 minutos. Me piro vampiro –dijo tirándose de cabeza al agua para desaparecer y dejarme allí con un palmo de narices.


Por extraño que parezca, me sentía un poco mejor después de la BRONCA de la sirena y aunque me había dejado con un montón de preguntas sin respuesta, había una cosa que martilleaba con más fuerza en mi cabeza por encima de las demás… Tengo que hacer ese viaje…


"Dying youg" Kenny G (Tema central de la película "Elegir un amor")

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente gata!!!!!!!! en realidad no sabría si felicitarte por el escrito o preocuparme por lo que dices en él, pero la verdad que sacar todo lo que llevas adentro y hacerlo de esa manera es muy bueno. También debo reconocer que me por un momento pense que estabas totalmente fumada cuando escribías pero vos muy bien hiciste la aclaración.
Como muy bien mencionas Male, dejá de dar vueltas y vueltas, basta de hacer historias de la realidad y de esconderte de los espejos y si hay algo que se saca de el escrito es que tenñes que ahcer el viaje!!!! después contas bien a dónde es.
Yo creo que para esa ocasión era mejor otro tema pero bueh cada cual elige su música.

Anónimo dijo...

Ainss desde luego vaya tela la tuya con esa cabecita...
Ahora solo cabe esperar que las sabias conclusiones de la sirena sean tomadas en consideracion por vos.
Un besito
Juli

P.D.-Uf menos mal que le toco a la sirena que si les llega a tocar al unicornio o al centauro en vez una colleja no quiero pensar lo que te hubieran dado XXD.

Pedro dijo...

:O Me has dejado anonadado. No se que parte de lo que escribes es real y cual cuento, pero me ha encantado el tema y como afrontarle.

No se, pero creo que algunos de tus "amigos" me visitan de vez en cuando, no se si será por lo mismo, o por que me tienen costumbre :D

Un abrazo,

Pedro.

Pd: Sigues escribiendo fenomenal, aunque no sea en cuentacuentos escrite alguna historia más.