martes, 16 de junio de 2015

Retomando...


I. Hace algunas semanas ya que se me acabó el trabajo y volví a figurar en las listas del paro. Durante este tiempo he aprovechado para hacer un montón de cosas que había dejado pendientes (como poner al día mi lista de vídeos para ver más tarde de youtube que ya superaba los 300), pero sobre todo relajarme y disfrutar porque los últimos días fueron tan estresantes que estaba física y mentalmente agotada. No obstante, estoy completamente feliz con esa etapa laboral de mi vida.

II. Tardé en recuperarme del trauma de cumplir los 35, pero cada paso que avanzo me reafirma en la certeza de que estoy justamente donde tengo que estar.

III. Mi padre se sometió a la cirugía de párpados que tenía programada y se recuperó con normalidad. Ahora, tan sólo queda volver a pasar por quirófano para operar la otra catarata y todo este capítulo habrá terminado.

IV. Mi hermano menor encontró trabajo y no muy lejos de casa. No podemos estar más contentos.

V. También A encontró un trabajo temporal y eso le permitió arreglar su situación la cual le tenía muy estresado.

VI. K está saliendo con un chico de nuestro círculo de amistades. Le conozco poco, pero me parece un chico estupendo para ella. De momento la veo muy agusto y eso me pone muy contenta, a ver qué tal progresan las cosas...

VII. Estoy barajando la posibilidad de hacerme un test de intolerancia alimentaria porque he estado teniendo algunas reacciones en la piel que se han repetido con cierta frecuencia. Aparte de la lactosa que ya tengo comprobado que no le cae bien a mi estómago, no tengo ni idea de qué está causando esas reacciones dermatológicas porque no repetí alimento ninguna de las veces que ocurrió. Sé que el tema de las intolerancias y los test causa controversia, por eso continuo informándome al respecto antes de tomar una decisión precipitada que es lo peor que se puede hacer cuando hablamos de salud.

VIII. Un día recibí una llamada telefónica que jamás pensé que recibiría. Era una antigua compañera de la escuela primaria para proponerme algo más sorprendente todavía. Me contó que había ido hasta la casa donde vivía en mi infancia para tratar de localizarme porque después de salir del colegio, me mudé a otra ciudad y nos perdimos la pista todos. No fue difícil encontrarme pues allí aun sigue viviendo parte de mi familia y le facilitaron mi teléfono de contacto. Resulta que nuestro profesor de aquel entonces, Don Carlos, había estado reuniendo a toda nuestra promoción porque quería juntarnos de nuevo. Éramos uno de los cursos que recordaba con más cariño y le hacía ilusión volver a reencontrarnos ahora que está viejito. Aunque nunca lo he dicho, Don Carlos es uno de los mejores profesores que he tenido en toda mi vida y uno de los responsables de que terminara amando esta profesión que es la docencia. Me pareció tan sorprendente... no hacía mucho tiempo que yo misma había encontrado a algunos de aquellos compañeros a través de facebook y estuve tentada de retomar el contacto, pero al final, me eché para atrás. La verdad es que tardé en reaccionar, pero cuando me contó que Don Carlos había guardado una lista de clase con todos nuestros nombres y direcciones y que estaban haciendo auténticas labores detectivescas para buscarnos a todos, me conmovió profundamente. Además, la idea de reencontrarme también con mis mejores amigas de la niñez y poder cerrar un capítulo que me ha estado torturando durante toda mi vida, fue lo que terminó de redondear la cosa. Cuanto más lo pensaba, más maravilloso me parecía todo aquel bendito disparate. No voy a negar que al principio tuve miedo al mirar todo el asunto en perspectiva, pero vi tan claro que esta era una de esas oportunidades que sólo pasan una vez en la vida y que si rechazas posiblemente acabes lamentándolo el resto de la misma, que la decisión fue relativamente fácil. Era ahora o nunca y como tenía poco que perder y mucho que ganar, acepté asistir a la comida que estaban preparando para reunirnos a todos.
Después de colgar el teléfono, entrar en el grupo de facebook donde ya estaban Don Carlos y algunos compañeros, de emocionarme un montón con el reencuentro, el bombardeo de recuerdos de mi infancia y las primeras palabras después de 20 años; continuamos con la labor de encontrar a los que aún faltaban de la lista de alumnos de la promoción del 94. Fue muy emocionante vivir todo el proceso y ser testigo del enorme trabajo y esfuerzo que hicieron algunos de mis compañeros en la tremenda labor de búsqueda que no tiene nada que envidiar al mismísimo FBI. Lástima que no pudimos encontrarlos a todos, y aunque los que viven ahora en el extranjero no podían asistir, todos aceptaron con entusiasmo este inesperado reencuentro. Incluso nuestra profesora de educación física, que seguía teniendo contacto con Don Carlos, se apuntó a tan magno evento y nos hizo mucha ilusión que el grupo creciera todavía más.
Los días posteriores, el grupo de whatsapp que habíamos creado, echaba humo. Trescientos mensajes te esperaban para leer si te descuidabas un rato, y es que lo cogimos con muchas ganas. Eran muchos años y muchas cosas que contar. Fue muy emocionante ver la evolución de todos ellos, saber de sus trabajos, de sus residencias, sus matrimonios y sus hijos. Pero especialmente emocionante para mi fue el reencuentro con ellas, mis dos mejores amigas de la infancia. Recuerdo que estaba tan nerviosa que me temblaba el pulso al escribirles por privado. Contuve la respiración durante los segundos posteriores de enviar mi mensaje y esperar sus respuestas, porque aquel justo momento era el más importante de todos. El momento verdaderamente culminante que lo decidiría todo para mi veinte años después...
Habíamos sido muy buenas amigas, habíamos pasado muy buenos momentos (para mi algunos de los mejores de mi infancia y eso es decir mucho porque tuve una infancia...!) y un día todo se torció por la chiquillada más estúpida que pueda uno imaginarse y la amistad terminó, empujándonos a cada una a tomar caminos distintos y no volver a hablarnos nunca más. Así, de la nada, todo se fue al carajo de la manera más tonta y he pasado todos estos años torturándome por aquel fatídico día que ahora ni siquiera puedo recordar ya con claridad. Jamás las olvidé, a ninguna de las dos. Incluso intenté buscarlas en varios momentos pero nunca di con ellas. Y ahora, después de veinte años, las vengo a encontrar en estas circunstancias y gracias a la tecnología.  No me avergüenza decir que lloré cuando me respondieron con entusiasmo y alegría. Cuando N, una de ellas, me dijo que guardaba un recuerdo muy especial de mi ya que habíamos sido muy buenas amigas. Lloré desde el alivio más profundo que puede sentir alguien que lleva años sufriendo por un sentimiento de culpa que nunca desapareció. Lloré porque sentí que recuperaba una de las partes más importantes de la historia de mi vida. Lloré de agradecimiento porque me sentí tremendamente afortunada de aquella segunda oportunidad que la vida me había dado para arreglar las cosas y reparar algo que nunca debió romperse. Y a medida que la paz se iba extendiendo por mi espíritu, el llanto fue cesando hasta que desapareció totalmente dando paso a la sonrisa más autentica. Sí, ellas también se alegraban de toda aquella locura que habíamos armado de repente y aceptaron acudir a la comida que estábamos organizando.
No puedo describir con palabras los nervios que pasé en el momento de cruzar la puerta del restaurante aquel 25 de Abril. Ni puedo describir con palabras la felicidad que sentí cuando uno de los primeros abrazos fue con N, ni lo que sentí al percibir todo lo que me quiso transmitir ella con aquel abrazo que fue uno de los más largos que recuerdo. ¡No lloré allí mismo de puro milagro! Tampoco puedo describir la alegría que sentí al abrazar a Don Carlos y la oleada de cosas preciosas que sintió mi corazón por aquel hombre ya viejito que significó tanto en mi vida y en todas las vidas de los que habíamos sido alumnos suyos alguna vez. Fue unánime, todos lo dijimos en algún momento y fue tan bonito ver cómo los ojitos vivaces y pizpiretos de aquel rostro anciano se humedecían y su sonrisa resplandecía de pura alegría, que no creo que pueda olvidar nunca ese día.
Ahhh pero cómo me reí cuando Don Carlos, recordando las anécdotas de sus clases y cómo éramos cada uno de pequeños, dijo que yo "era buena, buena" jajaja.
La comida se alargó hasta la tarde, momento en que decidimos cambiar de local para tomar algo relajadamente y continuar con la charla. Éramos tantos que me esforcé en poder hablar un ratito con cada uno al menos. Juro que estaba tan agusto, que no quería irme a casa, pero cuando miré el reloj y vi que ya iban a ser las diez de la noche, no tuve más remedio que comenzar la ronda de despedidas antes de volver a casa. Después, durante el viaje de vuelta y el intercambio de las cientos de fotos del día, todos coincidimos en que había sido fantástico y que esto debía repetirse para que esta vez pudieran asistir los que vivían fuera de España. Obviamente no nos hicimos nada de rogar, y solamente queda pendiente elegir fecha para el segundo reencuentro. ¡Tengo muchas ganas de que llegue el momento!

IX. Han pasado 10 años desde el peor año de mi vida y las lecciones que me ha dejado son algunas de las más importantes que he aprendido hasta ahora. Hoy miro atrás y veo el camino recorrido con una mezcla de serenidad y satisfacción personal.

X. Está claro que 2015 está siendo un año de superación y por eso quiero hacerme mi segundo tatuaje este año. Es algo que tengo en mente pero que no sé cómo expresar todavía y me está costando bastante decidirme por el diseño porque es un conjunto de pequeñas cosas que le dan sentido a un todo más grande que las engloba. No es nada fácil representar tanto en un dibujo pequeño, porque eso sí, tiene que ser un tatuaje pequeño. ¡Los tatuajes grandes me dan horror!

XI. El 15 de Mayo, la sobrina de A, recibió su primera comunión y yo estaba invitada al evento. Ya que viajaba, aproveché para pasar después una semana con A. Sólo los que tienen que sufrir una relación a distancia saben que las oportunidades de estar juntos hay que exprimirlas hasta la última gota. Y eso fue lo que hicimos. Recuerdo que el día de la comunión me levanté temprano para poder arreglarme tranquilamente, pero a medida que pasaba el tiempo y veía que el pelo no cooperaba conmigo y con la plancha, me fui poniendo más nerviosa. Al final la hora de peluquería que me pegué se fue al carajo en un minuto por culpa del Cierzo jajaja. Lo cierto es que lo pasé muy bien y aguanté bastante bien la presión de conocer al resto de la familia y la presentación oficial como novia.

XII. Sabes que es EL cuando en la escena más triste de la película Titanic, esa en la que aparecen los dos viejitos en la cama mientras todo se inunda, le aprietas inconscientemente la mano y te devuelve el apretón firme pero suave ♥


(digo la más triste para mi, porque hasta llegar a esa escena aguanto más o menos, pero es verla y se me abren las compuertas poniéndome a llorar sin que pueda hacer más esfuerzos para evitarlo... y ya enlazo hasta el final jaja)

XIII. Mi mamá se enfrentó, por primera vez en su vida, a quien tenía que enfrentarse para poner las cosas en su sitio, y lo hizo sola y con una decisión y valor que yo jamás había visto en ella antes. Me perdí aquel momento, pero qué orgullosa estoy de ella, coño!

XIV. En estos días hemos sabido que una de mis primas hermanas está esperando una niña que nacerá por Octubre y se llamará Paz. Me hace tanta ilusión que sin darme cuenta se me van los ojos a los vestiditos y las falditas cuando paso por delante de alguna tienda de ropa infantil.

XV. En mis próximos proyectos inminentes está el de teñirme el pelo a lo mermaid hair (morado y turquesa). Siento que es el momento y me apetece muchísimo. El siguiente paso será comprarme el corsé de una puñetera vez.

XVI. Llevo unas dos semanas aproximadamente enferma. Primero fue una infección bacteriana de garganta para la que tuve que tomar antibióticos, y ahora es un cuadro vírico para el que no hay medicina. El catarro de toda la vida que se cura con sopitas, vitamina C y una paciencia infinita. 

XVII. El tiempo está loquísimo. Nada más comenzar el verano ya hemos pasado por alertas de temporales en buena parte del país. Inundaciones, granizadas y lluvias torrenciales que le hacen a una mirar el calendario y dudar de si en realidad no estamos en Otoño. Incluso he tenido que volver a ponerme manta en la cama para dormir y volver a sacar la manga larga porque las temperaturas han bajado bastante. Lástima de cosechas que se han estropeado debido a este cambio de clima tan brusco.

XVIII. "Si pensando que no íbamos a poder, pudimos, lo que lograríamos pensando que sí"

XIX. Queda un mes y medio para nuestro II Aniversario... 

XX. Feliz, feliz, feliz