jueves, 31 de mayo de 2007

Algo se está fraguando...

El aire es demasiado limpio, el mar está demasiado tranquilo.

Hace días que no lloro y ultimamente hasta sonrío.

Y tú... tú cada día estás más lejos...



Sí, algo malo se avecina.



miércoles, 30 de mayo de 2007

Tercera jornada de Grand Prix.

(Antes de nada, para los que no teníais ni idea, deciros que juego en un torneo de trivial por chat. Si os interesa saber más preguntadme que no cobro por ahora xD).


Bueno pues nada, acabo de terminar la partida y salgo en la lista con solo 2 puntos xD. El bot estaba lagueado y no me han entrado muchas respuestas por eso (como a la mayoría), pero ha sido un descohone total de partida.
Si contamos que me perdí la primera jornada por puro despiste, la segunda jornada la tengo más o menos pasable y esta que ha sido un desastre, creo que me encuentro en condiciones de decir que no ganaré el Grand Prix de la temporada jajaja. No importa, he pecado de novata porque era mi primer GP, pero que se preparen para los siguientes que yo ya le he cogido el truco muahahaha.

Lo cierto es que esta temporada ha sido una mierda. Los Byonicos hemos tenido muy mala suerte quedando segundos a solo 3 puntos de los ganadores en al menos dos partidas que podíamos haber ganado, y la partida final de este martes fue más bien para olvidarla (paradójicamente hice la mejor puntuación personal de la temporada, yo al revés que todo el mundo manda carallo). Pero bueno, lo positivo es que no promocionamos para descender a 3ª y nos quedamos en 2ª que eso ya es mucho.

Así que nada, veranito de entrenamientos intensivos para volver en septiembre a dar caña de la buena.


¡¡¡El mundo es azul Byonic@!!!




martes, 29 de mayo de 2007

"Amor gitano" de Alejandro Fernández & Beyoncé.

Hace relativamente poco que me enteré de que Antena 3 estaba emitiendo la telenovela El Zorro, la espada y la rosa, y decidí ver un capítulo. No sé si es porque la pillé empezada ya pero no me ha enganchado y eso que la temática me encanta: espadachines y justicieros enmascarados.


El caso es que no sigo la telenovela, pero la canción reconozco que se me ha pegado y es que a mí me encanta Alejandro Fernández; canción que canta, canción que oigo, no puedo evitarlo. Os dejo con la cabecera de la telenovela porque no he encotrado un clip de la canción entera que me haya convencido.





Editado para añadir la canción entera:

lunes, 28 de mayo de 2007

Sevilla tiene un color especial...

"-¿Nunca has hecho una locura?"

Esta pregunta que me hicieron hace ya tiempo, fue la que me indujo a pensar en hacer este viaje. Ciertamente nunca había hecho algo así, pero pensé que ya iba siendo hora y tras meditarlo, compré un billete para irme a Sevilla este fin de semana.
Lo que narro a continuación es lo que aconteció durante el fin de semana:

El sábado salí de casa a eso de las 8, para ir a la estación de Atocha y coger el Ave que salía a las 10. Llegué un poco temprano, pero como a mi no me gusta ir a los sitios con prisas, tuve tiempo de familiarizarme bien con el terreno ya que era mi primer viaje en Ave. Aparte de que en esta ocasión iba sola y preferí ir con tiempo.
Tras pasar los controles de equipaje y el control de billetes, bajé al andén. Mi vagón era el número 18, que estaba al final del todo, así que me pegué una buena caminata hasta él. Una vez subido, dejado la maleta en el casillero, buscado el asiento y sentado; llegó mi compañero de asiento. Era un hombre de negocios, bastante simpático por cierto. Nada más sentarse exclamó "Casi llegamo a Córdoba andando, no vea", a lo que no pude evitar sonreír porque tenía razón, un poco más y nos pasamos el tren de tanto andar.
El tren salió tan puntual que quedé sorprendida, era la primera vez que me montaba en un tren que salía a su hora. Después pasaron las azafatas repartiendo auriculares para el hilo musical o para ver la película, y tras escuchar el mensaje de una de ellas dando la bienvenida e informando sobre detalles del viaje, me acomodé, saqué mi mp3 y me dispuse a disfrutar del paisaje desde la ventanilla de mi asiento.
Apenas pude dar unas cabezadas porque mi compañero se movía demasiado, pero el viaje no se me hizo largo en absoluto.
Llegué a Sevilla un poco antes de las 12:30, hora prevista de llegada, y seguí las indicaciones de mi amigo que el día anterior me hizo un crokis para saber por qué escalera tenía que subir. Gracias a su crokis xD no me perdí y nos encontramos justo en el punto donde habíamos quedado.
Tras el encuentro, dejamos la estación de Santa Justa para dirigirnos al hostal donde me hospedaría. Dejamos allí mis cosas y salimos a dar una vuelta por un parque cercano, porque era demasiado pronto para comer.
Cuando se nos hizo la hora, abandonamos el parque para ir a comer algo: papas ali oli, papas bravas y pechuga de pollo a la plancha con salsa roquefort y con papas también xD. Creo que Mr. S., mi amigo, acabó de papas hasta arriba ese día.
Llenado el buche, cogimos el bus para ir al centro y una vez allí dirigirnos a ver la basílica del Gran Poder, pero llegamos demasiado pronto y estaba cerrada.
Nos sentamos un ratillo en unos bancos que había esperando a que abrieran, incluso nos tomamos algo en un bar cercano, pero la tarde no era muy apacible y él no llevaba manda larga. Así que optamos por entrar al Corte Inglés a ver si encontrabamos "un chaleco" para que pudiera ponerse y no morirse de frío. Por desgracia no vimos nada, y salimos de allí con las manos vacías.
Una pequeña y fina lluvia nos estaba esperando fuera, y nosotros sin paraguas. Entramos a cobijarnos en varios sitios y hasta nos acercamos a unos tenderetes que había por la zona para comprar un pagaruas, pero al final desechamos la idea y yo me pude comprar una pulsera de la que me encapriché :P.
En el Corte Inglés habíamos estado mirando libros y en una guía de viajes de Sevilla, vimos que la basílica la abrían a las 18:00, con lo que volvimos allí y nos sentamos a esperar. Pero como tengo toda la suerte del mundo, nos topamos con nada menos que 2 bodas, una detrás de otra.
No tuvimos más remedio que esperar a que terminaran porque yo no quería irme sin ver el Gran Poder. Yo creo que nos sentamos en todos los bancos que había allí, por cambiar un poco y porque la llovizna intermitente nos obligaba a correr a refugiarnos bajo un toldo y regresar al banco una vez seco.
Pero cuando mi amigo el palangana miró el reloj por enésima vez poniendome de los nervios, decidí que sería mejor dar un paseo por las inmediaciones o le acabaría asesinando.
Así estuvimos hasta las 20:00 hora en la que ya no había más bodas pero sí misa, y por fín entramos. La pillamos bastante avanzada asi que apenas nos quedamos 15 minutos a la misa (por suerte para mi pobre Mr. S.) y después pasé por el besa pie de la imagen, que me hizo mucha ilusión.
Compramos algunos recuerdos en la tienda que había y salimos con la idea de llegar al barrio de Santa Cruz, pero la lluvia tenía otros planes. Mojados y cansados, llegamos hasta la barqueta nada más, y cogimos el bus para regresar al hostal, desistiendo así de la idea de ir a ningun sitio más aquel día.

Al día siguiente, el domingo, tuve más suerte. El tiempo se estabilizó y el sol asomó, así que era buen momento para ir a ver la Macarena, y allí nos fuimos.
Después de verla, echar unas fotillos y comprar algunas cosas de recuerdo, nos sentamos en un parque tranquilamente a desayunar papas fritas xD.
Como la hora se nos iba a echar encima, regresamos a por mi maleta y nos fuimos ya para la estación de Santa Justa a coger mi Ave que salía a las 14:00. Allí me di cuenta de que las esperas son peligrosas, me metí en una tienda de bisutería y me compré varias cosas xD, no se me puede dejar sola ojú.
A eso de las 13:30 me despedí con pena de mi amigo el sevillista (que acabé con sobredosis del Sevilla y hasta me aprendí una estrofa del himno), pasé los controles y busqué mi vagón. Esta vez el 17 pero pillaba justo en la cabecera, al contrario que la ida, así que agradecí no andar hasta el final del andén y me subí al tren.
De la vuelta casi no me enteré porque me dormí y me desperté llegando ya a Madrid a eso de las 16:20, donde me estaban esperando para recogerme e ir a votar y dar por concluido mi fin de semana.


La verdad es que estoy super contenta de haber ido. Al principio me parecía una locura, pero tenía ganas de hacer al menos una de esas en mi vida (más que nada para decir que pude hacerla), y al final me alegro enormemente de haberla hecho porque ha sido un fin de semana estupendo.
Puede que no haya sido un viaje en el que haya visto muchas cosas, pero eso no me interesaba. No iba a ver Sevilla, a eso ya fuí hace muchos años. Iba a ver a mi amigo y a las dos imágenes que me quedé con ganas de ver aquella vez. Así que estoy super satisfecha, sobre todo con la paciencia que tuvo mi Mr. S., yo me habría mandado a tomar por culo si fuera él xD.
Gracias rey, por todo :****************************************************************. Como vuelvas a mirar el reloj te collejeo, cohone.


Las fotillos están
aquí en la sección "Yo y mi complejo de Willy Fog.

viernes, 25 de mayo de 2007

Felíz Día del orgullo friki.

¡¡Frikis del mundo, hoy es nuestro día!!.




Dejad por un momento la conquista del mundo y disfrutad del día, porque los frikis también tenemos derecho a divertirnos ¿no?. Y sobre todo porque por fín tenemos un día para nosotros, que coincide con el día de la toalla, pero eso a nosotros nos da igual. Porque sólo el friki sabe lo importante que es tener un día dedicado a él, al igual que sabe cómo se dice su nombre en élfico, hobbit, o su nombre Star Wars.

Sólo un friki es capaz de tener un orgasmo con la visión del trailer de la última película de Harry Potter.

Sólo un friki es capaz de trabajar todo el verano en un empleo de mierda y ahorrar como un capullo para comprarse esa réplica de la espada de Aragorn/sable de la luz/réplica de mazinger Z/réplica de la espada de Cónan o Excallibur etc.

Sólo un friki es capaz de aprender el idioma de Chewaka (o como coño se ponga) para entender qué es lo que dice el bicho.

Sólo un friki sabe lo importante que es conservar intacto y en su envoltura original, libre de los ácidos de los dedos, ese primer número de Supermán.

Sólo un friki es capaz de quitarse su disfraz de persona "corriente" y vestirse con las ropas que le corresponden por naturaleza para ir a un Cosplay.

Por eso merecemos un día y es justo que nos lo den. Y yo desde aquí pido a la RAE que incluya ya el término Friki en el diccionario, y ya de paso pido que dejen de ser tan machistas con el lenguaje y den ejemplo admitiendo a más mujeres, cohones.


Sí, vale, un poco excesivo, pero me he emocionado ¿que queréis? soy una friki después de todo, y orgullosa que estoy de serlo.






Manifiesto Friki




Derechos in-alien-ables del friki

1.-Derecho a ser más friki.

2.-Derecho a quedarse en casa.

3.-Derecho a no tener pareja y ser virgen hasta la edad que sea

3.1- Derecho a, si tiene pareja, intentar convertirla en friki

4.-Derecho a no gustarnos el futbol ni el deporte en general.

5.-Derecho a la asociación friki.

6.-Derecho a tener pocos amigos (o ninguno).

6.1-Derecho a tener todos los amigos frikis que se quieran

7.-Derecho a no ir a la moda. (una camiseta de Homer es ir siempre de moda)

8.-Derecho al sobrepeso y a la miopía.

9.-Derecho a exhibir el propio frikismo.

10.-Derecho a dominar el Mundo.




Deberes del friki (obligatorios)

1-Ser friki, pese a todo.

2-Intentar ser más friki que otro friki.

3-Si hay alguna discusión sobre algún tema friki, entrar a dar opinión.

4-Salvaguardar todo el material friki de “personas desaconsejables” (niños pequeños, personas limpiadoreas compulsivas…).

5-Hacer todo lo posible para exponer el material friki como si fuera un “Museo del Frikismo”.


6-No ser friki de todo, Hay que estar especializado en algo.

7-Ir al estreno de cualquier película friki, comprar antes que nadie un libro o DVD friki.

8-Esperar cola ante un estreno friki, aunque haya posibilidad de telecompra de entradas. Y si es disfrazado, o con camiseta friki, mejor.

9-No desprenderse de nada NUNCA relativo al mundo friki, aunque sea un envoltorio arrugado.

10-Intentar dominar el mundo.






Friki test: Descubre que porcentaje de frikismo tienes. Aviso que es muy largo el test.



Juaaas yo me esperaba más puntuación jajaja :P.

Que la fuerza os acompañe.

Malena.

... o Madë Undómiel (élfico), Gworyan Brockhouse of Fair Downs (hobbit), Cinoic Orc-death (enano), Ceiveth White Lady of Rohan (humano), Annatar the White (mago), Garma Almad (Star Wars).

Te conozco demasiado bien...

Te conozco demasiado bien, Benny, tu nunca harías una estupidez como esa –dijo Sharon con un gesto de incredulidad ante la historia que su novio le acababa de contar.
Benny desvió la mirada fijando sus ojos color avellana en el suelo y no se atrevió a decir una sola palabra más. Guardaba la esperanza de que ocurriera algún milagro, estaba convencido de que, de un momento a otro, se despertaría y que todo aquello sólo habría sido una espantosa pesadilla. Pero nada ocurrió, todo seguía igual: el ruido del tráfico filtrándose por la ventana, alguna sirena lejana de un coche policial y el monótono tic tac del enorme reloj que gobernaba el salón de Sharon desde la pared. Lo único que cambió en aquella reducida estancia, fue la expresión de Sharon.
–Benjamin Edgar Moreno, mírame a los ojos –le ordenó.
Benny obedeció y levantó tímidamente la vista hasta encontrarse con los ojos de ella, que ardían de ira al darse cuenta de que no le había mentido como ella pensaba.
–¡¿Estás loco?! –vociferó Sharon levantándose inmediatamente del sofá.
–Shhhh, baja la voz –le pidió Benny susurrando mientras se llevaba el índice a los labios.
–¿Cómo se te ocurre robarle a la mafia? –preguntó ella bajando el tono.
–Cuando Ray y yo asaltamos el cargamento no sabíamos que era propiedad del “Fino” –respondió justificándose.
–¡De Giovanni Finucci nada menos! –exclamó Sharon subiendo el tono nuevamente– ¿Te das cuenta de lo que has hecho?, “el Fino” es dueño de media ciudad, ¿cómo vamos a salir de esta?
–Shhhhhhh, no grites por favor. Tu no estás metida en esto, Sharon, es cosa mía.
–¿Crees que no indagará, que no descubrirá que yo estoy contigo?. Joder Benny, “el Fino” tiene ojos y oídos en cada callejón de este apestoso nido de ratas. A lo mejor alguien te vio venir hacia aquí y ahora estará yendo a contárselo todo. O peor aún ya se ha enterado y está de camino –dijo Sharon con el rostro desencajado.
–Tranquilízate nena –le pidió Benny levantándose del sillón para acercarse a ella y serenarla.
–No me llames nena, Benny –dijo ella apartándose bruscamente–. ¿Qué me tranquilice?, ¿tienes idea de lo que les ocurre a quienes se atreven a joder al “Fino”?
–Sharon cálmate, no va a pasar nada.
–¡Dios mío acabaremos con el cuerpo lleno de plomo y serviremos de comida para los peces de Finucci! –dijo ella llevándose las manos a la cabeza completamente fuera de sí.
–Shhhhhhhhhh, no levantes la voz –le suplicó mientras la rodeaba con los brazos para tranquilizarla–. Vamos nena no digas eso, todo saldrá bien, no seremos comida para peces, tengo un plan.
–¡No me llames nena!
En ese momento, un portazo resonó en el descansillo. Automáticamente, Benny, tapó la boca de Sharon con su mano para evitar que gritara debido al estado de histerismo que tenía, aunque no hubiera hecho falta, pues Sharon se había quedado completamente inmóvil.
Al otro lado de la puerta se escuchó un murmullo de voces, varios pasos aproximándose y tras una pausa que les pareció eterna y que les puso al borde del infarto, oyeron cómo esos mismos pasos se alejaban de allí bajando las escaleras. Aliviado, Benny resopló y retiró su mano de la boca de Sharon quien estaba pálida como un cadáver.
–¿Qué plan es ese? –preguntó ella con un hilo de voz.
–Iré a hablar con Finucci, le devolveré su cargamento, le pediré perdón y todo solucionado –contestó Benny con la sonrisa de alguien que está seguro de que su plan no fracasará.
Sharon mito de hito en hito a Benny buscando alguna señal que le demostrara que estaba de broma, pero no la halló. Llevándose las manos a la cabeza y dejando caer su cuerpo lentamente en el sofá dijo:
–¡Santo Cielo!, eres más tonto de lo que pensaba.
–No, Sharon, es muy inteligente –dijo él emocionado sentándose junto a ella dispuesto a desarrollarle su infalible plan–. Nadie lo ha hecho antes, todos murieron porque Finucci pensó que querían robarle su cargamento clandestino de alcohol, pero yo no quiero robárselo. ¿No te das cuenta?, en cuanto vea que su cargamento está intacto y que se lo devuelven, se alegrará muchísimo y desechará la idea de que he querido desvalijarle.

Sharon volvió a mirar a los ojos a Benny. No podía creer lo que estaba sucediendo, se había metido con la mafia y no era capaz de pensar en las consecuencias que ello conlleva. A Sharon se le pasó por la cabeza la idea de que aquello era una simple pesadilla, que estaba soñando y que nada estaba sucediendo de verdad. Con la esperanza de despertarse, se abofeteó a sí misma, pero para su disgusto no se despertó. Todo era real y estaba sucediendo en ese preciso instante.
–¡Moriremos de una forma terrible y dolorosa! –sollozó.
Benny tomó la cara de Sharon entre sus manos obligándola a centrar sus ojos llorosos en los de él.
–Escucha Sharon, nada malo nos va a pasar, todo va a salir bien. Confía en mí.
Sharon sabía que era una locura, que ese disparate no salvaría a nadie, se trataba de la mafia, no era una simple banda de rateros. Pero necesitaba creer a Benny, después de todo, aquellos ojos avellana jamás le habían mentido. Por algún extraño motivo ella era incapaz de desconfiar de lo que le decían sus ojos y se dio cuenta de que esta vez refulgían con un brillo especial.
Sharon inspiró profundamente, asintió con una leve sonrisa a la que Benny correspondió y se abrazo con fuerza a él.
–Espero que sepas lo que haces –le dijo.
–Volveré Sharon, ya lo verás –contestó estrechándola fuertemente. Después le acarició la mejilla, la beso dulcemente y salió del apartamento.
Trató de caminar lo más deprisa que pudo sin levantar ninguna sospecha, con los cuatro sentidos en alerta. Cruzó tres manzanas y dobló la esquina antes de llegar a la cuarta, metiéndose en un callejón oscuro y maloliente. Se aseguró que nadie le había seguido antes de colocarse enfrente de una oxidada y pequeña puerta de metal y llamó golpeando cuatro veces con los nudillos.
Una pequeña trampilla se abrió y unos ojos asomaron tras ella. Acto seguido la trampilla se cerró y la puerta se abrió por fin.
–Tenemos que hablar Ray –le dio Benny pasando al interior del cuchitril.
Ray escuchó pacientemente el plan de Benny con más atención que sorpresa, y cuando éste hubo terminado de contarle, Ray se tomó unos instantes antes de hablar.
–Yo no quiero entrar en esto, Benny.
–Ray, es la única posibilidad que tenemos de salvarnos.
–Benny yo tengo una familia y tengo que pensar por ellos.
–¿Crees que si “el Fino” se entera de que tu también tomaste parte en el robo, y no estás allí para devolvérselo, tu familia estará a salvo?, precisamente por ellos debes hacerlo.
Ray quedó en silencio, sabía que su socio tenía razón. Finucci no pararía hasta encontrarle, aunque para ello tuviera que torturar a su familia y Ray no estaba dispuesto a exponerles de ese modo.
–Está bien –accedió–. Iré contigo.

Antes de abandonar el local, ambos se desarmaron por completo y cogieron las llaves de la furgoneta donde habían cargado la mercancía a devolver. Con más miedo del que Ray había sentido en toda su vida, condujo hasta los muelles y aparcó la furgoneta junto al almacén 56. Una inesperada tormenta se desató en el mismo instante en que Ray apagó el motor del vehículo.
–Benny, esto no es una buena señal –dijo temblando.
–Ray no tengas miedo, saldremos vivos de esta –le tranquilizó dándole una palmada en el hombro. Ray miró a Benny, no había el mas mínimo rastro de miedo en sus gestos. “Tal vez tenga razón y todo salga bien” se dijo para sí, y asintiendo le hizo saber a su socio que estaba preparado para abandonar la furgoneta. Benny sonrió y ambos se bajaron.
En ese momento se dieron cuenta de que dos hombres bien vestidos se acercaban a la furgoneta. Petrificado, Ray miró a Benny y éste le hizo un gesto para que se calmara y le dejara hablar a él.
–¡Eh vosotros!, ¿qué hacéis aquí? –preguntó uno de los dos hombres dirigiéndose a ellos mientras se metía la mano en el bolsillo de la chaqueta y el otro echaba un vistazo a la furgoneta.
–Venimos a hacerle una entrega al señor Finucci –respondió Benny templadamente.
El hombre que les había preguntado, miró a su compañero y éste le hizo una señal afirmativa.
–Contra la furgoneta –ordenó el hombre con un leve gesto de su cabeza.
Benny y Ray obedecieron, y el hombre que había estado inspeccionando la furgoneta les inspeccionó a ellos también con el fin de asegurarse de que no iban armados. Después del cacheo, el otro que permanecía con la mano en el bolsillo, les dijo:
–Muy bien, seguidnos.
Y los cuatro se encaminaron hacia el almacén 56, bajo una fina y copiosa llovizna.
Tras llamar correctamente a modo de contraseña, alguien les abrió la puerta y entraron.
El almacén era el doble de grande de lo que parecía por fuera. En su interior se apilaban montones de cajas de madera que contenían polvorientas botellas de cristal y, desperdigadas por el suelo, algunas cajas más grandes cerradas herméticamente. Doce hombres en total, armados hasta los dientes, custodiaban tal mercancía mientras de fondo una vieja radio vomitaba las notas de un animado Charlestón.
Los dos hombres condujeron a Benny y Ray hasta el fondo del almacén, donde una pequeña puerta que permanecía cerrada, se abrió instantáneamente chirriando cuando los cuatro se acercaron. Dentro tan sólo había una mesa de madera maciza y tras ella, de espaldas a la puerta y frente a un pequeño ventanal que tenía varios cristales rotos, un gran sillón de cuero negro que presidía el minúsculo cuartucho. A ambos lados del sillón, dos fornidos hombres sostenían sus metralletas de tambor con cara de muy pocos amigos mientras radiografiaban con la mirada a Benny y Ray.
El hombre que no había sacado su mano del bolsillo en todo el tiempo, se acercó al sofá y susurrando algo inapreciable clavó la vista en los dos socios para después apartarse a un lado.
Ray trababa de contener sus temblores y de ahuyentar el miedo que le estaba invadiendo con otros pensamientos positivos, mientras Benny, impertérrito, permanecía a la espera de que quien fuera que estuviera al otro lado del sofá, se diera a conocer por fin.
Lentamente el sofá giró sobre si mismo y Giovanni Finucci apareció sentado en él sosteniendo un gran y humeante puro. Se trataba de un hombre elegante, muy bien vestido y peinado con un impecable traje oscuro a rayas, una corbata blanca y un pañuelo rojo asomando en el bolsillo izquierdo.

–Así que habéis venido a hacerme una “entrega” –ironizó Finucci.
–Sí señor Finucci, hemos venido a devolverle su cargamento –respondió Benny sin dejarse impresionar.
–¿Devolverme? –preguntó arqueando levemente su ceja izquierda.
–Sí señor, verá... hubo un error, nosotros no sabíamos que el camión que asaltamos transportara mercancía para usted. Cuando lo supimos quisimos subsanar el error y como nuestra intención no era causarle perjuicio, hemos venido a devolvérsela sin más demora.
Todos los allí presentes enmudecieron. Y mientras Ray comenzaba a rezar para sí todo lo que sabía, “el Fino” le dio una gran calada al puro.
–¿Has venido hasta mi propio almacén a devolverme ante mis narices un cargamento que me has robado por error, completamente desarmado? –le preguntó a Benny mientras se levantaba lentamente del sillón y clavaba sus ojos en los de él dejando escapar por su nariz el humo aspirado. El ruido de varias armas cargándose no hizo sino aumentar aun más la tensión que se respiraba en el ambiente.
Benny tragó saliva para evitar que la voz le fallara y corroborándolo dijo:
–Así es señor Finucci, lo sentimos, no se volverá a repetir.
El silencio volvió a hacerse en el cuartucho y no se escuchó tan siquiera el ruido de una mosca aleteando. Lo único que parecía tener vida propia era el humo que se desprendía del puro de Finucci desvaneciéndose lenta y acompasadamente en el aire.
Cuando Ray ya se imaginaba los titulares de los periódicos del día siguiente con las fotos de sus cadáveres en primera pagina, ocurrió algo inesperado. Finucci soltó un pequeño resoplido al que le siguió una tímida risa, que acabó en una sonora carcajada.
Ray, con los ojos desorbitados, contemplaba atónito la escena mientras miraba simultáneamente al “Fino” y a Benny quien sonreía satisfecho.
Todos los demás imitaron a su jefe y el minúsculo cuarto reverberó con las carcajadas que se acumulaban entre las cuatro paredes.
–¡Pero qué cojones tiene este tío!, ¿pues no va y se atreve a venir hasta mi almacén para decirme que me ha robado, y que lo siente? –espetó Finucci.
Las risas se hicieron más intensas, tanto que hasta Ray se contagió y por primera vez desde que supo que la habían cagado robándole por error a la mafia, se relajó.
Finucci salió de detrás de su mesa y acercándose a Benny, le dio varias palmadas en la espalda para acto seguido decirle:
–Me has caído bien, muchacho. Hacen falta muchos cojones para hacer lo que tu has hecho, y yo necesito hombres valientes que trabajen para mí. Tal vez tu socio y tu estéis interesados, ¿qué me dices?
El plan de Benny había resultado muchísimo mejor de lo que él había imaginado. No sólo había logrado salvar su propio pellejo y el de su socio, sino que había conseguido además la simpatía del “Fino”. Esa era la oportunidad que había estado esperando toda su vida, por fin podría darle a Sharon la vida que ella se merecía. Se acabaron los robos a pequeña escala, se acabaron las chapuzas de rateros aficionados. Esta era su oportunidad y no estaba dispuesto a rechazarla. Y en el fondo sabía que Ray tampoco lo haría, así que con una enorme sonrisa se dirigió a Finucci respondiendo:
–Claro, ¿cuándo empezamos?





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Fotograma de "Oscar, quita las manos".



"-No creo que escribas nada sobre gangsters que logre sorprenderme. Olvidas que yo te enseñé todo lo que sabes sobre cine.


-¿Apostamos?"...


Te dije que no apostaras conmigo, ¿a que no esperabas este final? jajajaja. Alguien me debe una cena Muahahahaha.


A mi hermano mayor, Gracias por enseñarme a amar el cine, y por tus locuras que refrescan mi agotado espíritu.



viernes, 18 de mayo de 2007

¿Alguna vez te he dicho...

... que me encanta cuando sonríes?


martes, 15 de mayo de 2007

Ni siquiera tuvo tiempo de despedirse...

La verdad es que tenía otro relato preparado, pero he pensado en remasterizar éste que escribí hace un año, justo cuando rondaba por mi cabeza la idea de unirme al cuentacuentos tras muchos cuentos leídos desde las sombras, aunque tardaría mucho tiempo más en decidirme a hacerlo finalmente. Por aquel entonces no pasaba buenos momentos y escribía cosas como terapia para recomponer mi vida (hoy día superado por completo todo aquello, gracias a Dios). Puede decirse que fueron mis pinitos como “escritora”, y entrecomillo porque ni siquiera ahora me considero como tal.
Recuerdo que leí en la antigua página de cuentacuentos, lo que le ocurrió a un muchacho llamado Kiko y recuerdo también que no pude evitarlo y acabé visitando su página. Me gusta pensar que fue su mano la que me guió para que comenzara a plantearme ser yo también una cuentacuentos, y por eso he querido rendirle este pequeño homenaje rescatando esto que escribí por aquel entonces, hace ya un año, el mismo tiempo que hace desde que Kiko nos dejó. Gracias Kiko estés donde estés, va por ti.



Ni siquiera tuvo tiempo de despedirse, cerró la puerta tras de sí de un portazo olvidando su palabra de volver y haciendo añicos sus promesas una vez más.
Mucho tiempo ha pasado desde entonces, mucho, y aunque nunca recibas esta carta, te escribo igual desde el infierno:

Me despierto y me parece oír un trino al otro lado de mi ventana. ¿Será de día? Igual no importa porque siempre estoy a oscuras aun cuando la luz del sol no se ha ido. No quiero levantar la persiana porque la claridad daña mis ojos enrojecidos.
“No recuerdo cuando dejé de llorar... otra noche que me he quedado dormida llorando”.
Extiendo la mano y palpo... nadie al otro lado. “¿Por que seguiré haciéndolo? hace un año que te fuiste y todavía sigo comprobando si estas al otro lado de mi cama cuando me despierto”.
Tengo escalofríos, me doy cuenta que estoy destapada y me arropo pero sigo teniendo frío, un frío inmenso que se cuela por el agujero que tengo en el centro de mi pecho. Me duele el estomago, me duelen los ojos, me duelen todos los huesos, me duelen cada uno de los miles de pedazos que quedan de mi corazón.
Me encojo hasta hacerme un ovillo, me pongo de lado y apoyo mi cabeza en la almohada. Recuerdo que me gustaba acurrucarme en tus brazos y apoyar mi cabeza en tu pecho tal y como lo hago ahora sobre la almohada, dejando pasar así las horas. Si cierro los ojos hasta puedo olerte. Como me gusta ese aroma...
Abro los ojos... estoy llorando. No te gustaba verme llorar porque te ponía triste también. ¿Recuerdas aquélla primera noche que pasamos juntos?. Me aposté contigo a que era capaz de beber tantas cervezas como tú, aun sabiendo que no ganaría y conociendo de antemano que te llaman “bob esponja”. Pero ya sabes que no se me puede decir “no te atreves”. A la segunda desistí, porque todo me empezó a dar vueltas y tu reías con tu deslumbrante sonrisa. Atontada me recosté en tu pecho y tu me abrazaste y me dijiste que no querías que ese momento acabara nunca. Habías cruzado un océano solo para abrazarme y ahora que me tenías en tus brazos no podías creerlo. La emoción pudo con los dos. Yo te decía “no llores por favor que no puedo verte llorar” mientras secaba tus lágrimas sin darme cuenta que las mías rodaban también por mis mejillas. Y de pronto me besaste como nunca lo habías hecho y me arrastraste a una marea de caricias y suspiros hasta que amaneció. Fue entonces cuando supe que ya no volvería a ser la misma nunca más.

Abro los ojos... estoy llorando de nuevo. Me duelen tan adentro los recuerdos... me duele respirar y hago un esfuerzo por tragar saliva y empujar hacia abajo el nudo que aprisiona mi garganta. ¿Por qué no puedo respirar si estoy viva?. Mis lágrimas están calientes y saben a la sal del mar... no puedo ver aunque puedo oír... tengo hambre... ¿Cuándo fue la ultima vez que comí?, No puedo recordarlo...
Trato de levantarme y tambaleándome llego a la puerta. Al abrirla, la claridad se apodera de mi alcoba inundando cada rincón. Medio ciega llego al cuarto de baño. No reconozco el rostro demacrado y pálido que me mira desde el otro lado del espejo. Tan solo me resulta familiar un dolor que asoma desde el fondo de sus ojos. Hundo la cara en el agua fría pero no la siento. Tal vez sea porque estoy en medio de un desierto donde el calor y el frío se suceden sin que me dé tiempo a adaptarme.
Chorreando y aturdida vuelvo a la impenetrable oscuridad de mi cuarto, pero... ¿Salí alguna vez de ella?...ya no lo sé... he soñado tantas veces que despierto de mis pesadillas que no hay manera de saber qué es realidad, vigilia o sueño.

Oigo lloviznar afuera. No puedo dejar de sentirme como una niña aterrada y temblorosa, que se ha perdido entre la multitud de una calle sombría, y palpa desesperadamente a su alrededor, para encontrar la mano de sus padres.
Tengo miedo de tantas cosas... miedo a oír las palabras que no te atreves a pronunciar, miedo de no equivocarme en mis sospechas, pero sobre todo tengo miedo de que el resentimiento se anide en mi corazón y no poder perdonarte nunca.
A veces quisiera estar en otro lugar, a veces me duele tanto el alma que olvido quien soy, a veces el aire a mi alrededor me corta como una cuchilla. A veces pienso que sería mejor odiarte, que todo sería más fácil, que debería hacerte culpable de todo y reprocharte que no te importe lo mas mínimo el desconsuelo en el que me has hundido.
A veces no paro de preguntarme... ¿Acaso todo fue un sueño?, ¿Qué ha pasado con “nunca más te dejare sola”?, ¿Qué ha pasado con “nunca te voy a dejar de querer”?. ¿Por qué has soltado mi mano?, ¿En qué momento te alejaste de mi?, ¿En qué momento se disipó de tu recuerdo el aroma de mi piel?, ¿En qué momento te perdí para siempre?, ¿En qué momento dejaste de ser sólo mío?.
Y es entonces cuando dejo que la rabia se apodere de mí. Lloro y grito desde lo más hondo de mis entrañas hasta quedarme sin voz, y maldigo todas las lágrimas que he llorado por tu culpa. Y después, agotada y afónica, me desmorono lentamente volviendo a desear que de un momento a otro aparezcas y todo el dolor se esfume, como una pesadilla con la llegada del alba.

La tormenta a mi alrededor ha dejado de tronar, o tal vez soy yo la que he dejado de escucharla. Más vieja y más cansada vuelvo a acurrucarme bajo las sábanas. A lo lejos oigo abrirse una puerta y una voz me pregunta como estoy. Percibo en sus ojos que le duele verme agonizante como un pez que da sus ultimas boqueadas fuera del agua.
Ojalá pudiera aliviar su sufrimiento, pero ni tan siquiera puedo aliviar el mío. Me consuela saber que jamás llegará a conocer la extensión del dolor que arrastro cada minuto, cada segundo, en cada respiración y en cada latido.
Haciendo un gran esfuerzo me incorporo y me coloca una bandeja con algo de comer sobre mis piernas.
–No subas la persiana –le pido mientras trato de tragar el alimento.
Ya no tengo hambre, y no me duelen los ojos, incluso sonrío con alguna tontería que me cuenta, pero sigo teniendo frío... mucho frío...




lunes, 14 de mayo de 2007

Puente de Mayo 2007

Casi dos semanas después de haber vuelto, me pongo a contar lo acontecido durante mi puente de mayo. No tengo tiempo jos, estoy agobiada, necesito otro puente jajaja.

En fin, así fue como pasó...



Domingo, 29 de Abril: Salimos de casa tempranito, a eso de las 7 de la mañana. Tras meter las maletas en el coche (que esta vez, milagrosamente, eran dos nada más), salimos de Madrid con dirección Soria, nuestra primera parada.
A las 10 más o menos llegamos a Soria. Como íbamos a lo que surgiera, a la aventura y sin ningún plan (que es como mejor salen los viajes luego), fue todo muy relajado, sin prisas. Teníamos un día entero para visitar lo que quisiéramos antes de reunirnos con mis tíos al día siguiente, así que aparcamos el coche en el parque de la Alameda de Cervantes, conocido por los sorianos como La Dehesa.
En un principio no vimos el museo numantino que está justo enfrente de donde habíamos aparcado, porque nos habíamos quedado embobados con el parque que es precioso; pero después si reparamos en él y decidimos acercarnos a echar un vistazo. Íbamos a ciegas sin saber que era lo que allí había y nos topamos con una exposición Celtíbera. Nos avisaron de que un arqueólogo estaba dando unas explicaciones acerca de la exposición y que habíamos llegado a tiempo, así que nos reunimos con el grupo que ya había comenzado la visita.
Tuvimos suerte, con lo que me gustan a mí los museos y las exposiciones de culturas antiguas no podía haber sido más acertada la visita (visita por cierto que merece muchísimo la pena y en la que aprendí un montón de cosas sobre los celtíberos). Durante la explicación, el muchacho nos recomendó un lugar a las afueras donde servían Caelia celtíbera (cerveza de trigo elaborada como entonces) y que me quedé con muchas ganas de probar, puesto que la cerveza no me agrada ya de por sí, y tenía mis dudas de que yo sola pudiera terminarme una jarra de tal bebercio. Para la próxima cae, vamos que si cae.
Tras salir del museo, dimos un paseo con intención de ver la ciudad. No sé si sabéis que están celebrando el centenario de la llegada de Antonio Machado a Soria, yo tampoco lo sabía y os aseguro que fue un gustazo pasear por la ciudad con poemas de machado colgando de los edificios y disfrutar de ellos al mismo tiempo que del paseo.
Caminando, llegamos a la Plaza Mayor en donde en ese momento sonaban sevillanas de fondo desde un pequeño escenario. Debian de estar celebrando la feria de abril sevillana lo que me hizo acordarme de un amigo y no pude evitar mandarle un sms. Después nos encontramos con un amabilísimo señor mayor que paseaba tranquilamente por allí y que se acercó hasta nosotros preguntándonos si habíamos visto ya el Palacio de los condes de Gómara y ante nuestra negativa nos condujo hasta él. Nos explicó que normalmente se puede visitar pero que ése día había rumores de que se celebraba un juicio allí y la presencia policial lo confirmaba. Nos quedamos con las ganas pues. Antes de marcharse el hombre nos indicó dos cosas que no debíamos perdernos en nuestra visita a Soria: La Concatedral y el monaterio de San Juan de Duero. Agradecidos, le despedimos y él continuó su paseo.
Yo me quedé flipando, en mi vida había visto que alguien fuera tan amable sin ningún motivo oculto y afirmé que en Madrid sería impensable que un señor, que no fuera guía turístico y que estuviera paseando, se desviara de su ruta matutina sólo para indicarnos los monumentos que no debíamos perdernos. A lo que mi padre respondió "Es que esto es Castilla", y tengo que darle la razón, los castellanos son de lo mejorcito con lo que me he topado hasta ahora.
Siguiendo las indicaciones del amable señor, nos dirigimos a la Concatedral, pero en ese momento no se permitían visitas porque estaban celebrando misa, así que optamos por ir a San Juan cruzando el Duero sobre el puente, que a pesar del paseo mortal, mereció mucho la pena.
Ya de vuelta entramos en la Concatedral y después desandamos todo para volver al coche y abandonar la ciudad, no sin antes hacer algunas compras típicas: mantequilla dulce de Soria, pastas y demás.
De camino nos topamos con la Ermita de San Saturio. Yo me enamoré de la preciosa entrada del paseo y del paseo mismo que conduce a la Ermita, la cual no pudimos visitar porque llegamos a las 13:58 y cerraban a las dos no habiendo visita ese día por la tarde. Queda pues para otro viaje.
En Albelda (Logroño) hicimos una parada para comer en un restaurante de la carretera porque ya se nos hacía muy tarde y corríamos riesgo de que cerraran las cocinas y nos quedáramos sin comer. Tras la comida, estupenda por cierto, nos dirigimos a Nájera, nuestro destino.
Una vez llegado allí, encontrado el hotel y dejado las maletas, nos informaron en recepción que había un mercado medieval ese fin de semana en el pueblo. Lo que faltaba para redondear el día, no me gustan a mí ni nada los mercados medievales...
Así que dimos un paseo por el precioso pueblo de Nájera, del que quedé prendada y al que pienso volver, y callejeamos un poco por su mercado medieval haciendo algunas compras inevitables :P. Después de eso volvimos al hotel a descansar un poco, cambiarnos y cuando hubo caído la noche volvimos a salir de paseo por el pueblo, que de noche es mucho más bonito todavía. Esa noche ninguno de nosotros cenó porque la copiosa comida nos quitó el hambre para el resto del día, así que nos acostamos enseguida nada más volver del paseo nocturno.

Lunes, 30 de Abril: Nos levantamos prontito y decidimos visitar el monasterio de Santa María la Real antes de abandonar el pueblo, e hicimos bien porque es muy bonito.
Nos reunimos después con mis tíos a la salida de Nájera y emprendimos todos el camino hasta Calahorra, nuestro siguiente destino. Una vez llegado y dejado el equipaje, salimos hacia Olite, para visitar su castillo que ahora es un Parador Nacional. Impresionante, precioso, nos gustó tanto que decidimos quedarnos a comer allí cerquita del castillo. Y por fin, después de estar en tierra de buenos vinos, me decidí a probarlo aun sabiendo que no me gusta el vino y que si lo bebo tiene que ser con gaseosa. Pues con gaseosa y todo el vino estaba de muerte, y eso que era vino de la casa normalito.
Tras despegarme con pena de la media frasca de vino que quedó de la comida, cogimos la carretera nuevamente hasta llegar a Pamplona. Tuvimos la mala suerte de que nos llovió a mares y no pudimos disfrutar bien de la ciudad, pero como no hay mal que por bien no venga hicimos una parada en un bar y probamos los pintxos que le dan fama a la ciudad.
Calados y agotados, volvimos a Calahorra en donde decidimos que la cena sería en un burguer king del centro comercial cercano al Parador donde nos hospedábamos, porque no estábamos para dar vueltas en busca de un restaurante y además estaba lloviendo sin parar. Así pues, tras la cena regresamos a las habitaciones y el agotamiento me indujo a un sueño casi inmediato.

Martes, 1 de Mayo: Dejamos Calahorra temprano y nos dirigimos a San Millán de la Cogolla, para visitar el monasterio de Yuso quedándonos con las ganas de subir al otro monasterio, el de Suso, que está en la parte alta de la montaña porque llovía demasiado y había que esperar un autobús que nos subiera ya que no se podía subir en coche. Queda también para otra ocasión.
El broche fue de lujo, pues el monasterio de Yuso me gustó especialmente. Allí descubrí los primeros tomos que tenían constancia del nacimiento de la lengua castellana y muchas otras cosas interesantes en la visita, como los restos de San Millán, santo muy milagroso, que reposan en el monasterio. No podía irme sin "charlar" un rato con él.
Acabada la visita, dimos una vuelta por los alrededores del monasterio, encontrando una tienda que vendía souvenirs y en la que no pudimos evitar llevarnos recuerdos para todos. Lo que me sorprendió fue la paciencia :P, que tuvo el dueño conmigo explicándome amablemente aquello que le iba preguntando acerca de unas láminas con el alfabeto basado en la escritura de los monjes en los libros de castellano antiguo. Me traje también algunos productos de belleza realizados con vino, lo que me dijo que era "vinoterapia" y me resultó la mar de curioso.
Después de las compras, buscamos un lugar donde comer y finalmente optamos por El asador de San Millán, que se encuentra enfrente del monasterio. Hago especial mención porque nos atendieron estupendamente a pesar que había la tira de gente allí, y comimos más que bien con el menú de 8 platos a elegir. Todo delicioso, hasta el vino, no pude resistirme y lo volví a pedir en la comida, con la diferencia de que me gustó tanto, que al final le pregunté al camarero que nos atendió si me podía llevar a casa la media botella que me sobró y me dijo que no había ningún problema jajaja :P. Para más inri de postre pedí peras al vino, a lo que el camarero (que era el maître) me hizo el favor de dar aviso para que me reservaran algunas porque no sabía si quedaban ya. Lo cierto es que me dio pena y todo marcharme, porque hasta cuando nos íbamos, en la salida misma, estuvo charlando un rato con nosotros distendidamente. Da gusto dar con gente tan simpática. Amenazo con volver.
Así que después de comer y subirnos al coche, emprendimos el larguísimo camino de vuelta a casa que se me hizo eterno y acabé de coche hasta las pelotas. Agotada pero encantada, llegué a Madrid bien entrada la noche, dando así por terminado mi fabuloso puente de Mayo.

Jo, ahora que lo escribo y voy recordando me invade la nostalgia, yo quiero volveeer sniff. Lo cierto es que después de tanto tiempo sin vacaciones, lo cogí con ganas, lo necesitaba en verdad. Y lo pasé genial, y me dio mucha pena que se acabara, pero en el fondo había un motivo especial por el que me alegraba de volver...

San Isidro 2007

Es la primera vez que voy a las Vistillas siendo San Isidro, y ha sido la hostia. He vuelto a salir de casa un sábado a las 6 de la tarde y llegado a las 3 de la tarde del domingo...

A pesar del "resacón", lo he pasado genial, me he reído un montón y he conocido a gente estupenda. Yo por mí, repito.


Gracias a mi niña, cada día estoy más convencida de que quedar contigo aquella primera vez fue una de las poquísimas cosas que he hecho bien en mi vida.

jueves, 10 de mayo de 2007

Día 10... 10 meses.

"Noche en vela" Guaraná.


Hace tiempo que oí esta canción en la radio mientras trabajaba (es que Kiss FM es mucha Kiss XD) y me gustó de tal modo que no paraba de oírla en mi mp3, y cuando me la volvía a encontrar en la radio subía el volumen hasta el cielo, para disgusto de mi hermano :P.
Hoy que me asaltan los recuerdos, no he podido evitar sentirla más mía que nunca.

~ Million dollar baby ~

La magia de librar batallas más allá de lo humanamente soportable, se basa en lo mágico que resulta arriesgarlo todo por un sueño que nadie más alcanza a ver, excepto tú".


peli de boxeadores que ganan el último combate en el último segundo, estaba equivocada.

La película cuenta la historia de Frankie Dunn (Clint Eastwood), un viejo entrenador de boxeo atormentado por problemas familiares y viejas espinas que subsiste entrenando en su gimnasio a jóvenes promesas enseñándoles todo lo que sabe, incluida su máxima: protégete siempre. Un día, una muchacha le pide que la entrene, pero Frankie no entrena a chicas. La determinación y la obstinación de Maggie Fitzgerald (Hillary Swank) la llevan a inscribirse en el gimnasio de Frankie para entrenarse día y noche y conseguir que él la acabe entrenando a regañadientes. Sin embargo, la relación de ambos se hace cada vez más estrecha hasta que se ve puesta a prueba por un duro golpe. Y hasta aquí puedo leer...

En cuanto a aspectos más técnicos, huelga elogiar a Clint Eastwood y Morgan Freeman, todos sabemos a estas alturas de sus carreras lo que son capaces de hacer. Pero en esta ocasión Eastwood se pone también detrás de las cámaras para dirigir, con muy buena maña todo hay que decirlo, esta pequeña delicia.

últimos 10 minutos (melón, te la cargarás por esto que tuve que ir después a currar y no veas que papelón el mío con las gafas de sol puestas). Me ha parecido una historia genial sobre la vida y la lucha por un sueño.
La peli es un compendio de frases estupendas, de esas que se pueden aplicar a la vida cotidiana, pero yo sin duda me quedo con dos: la que encabeza esta entrada y "mo cushla". Por fin sé lo que significa.
Eastwood, Freeman y Swank.
Maggie, nauseabundamente detestables.
Nota: un 9 altísimo :P.

martes, 8 de mayo de 2007

"Hola, ¿Bailas conmigo?"...

–“Hola, ¿Bailas conmigo?... No, no puedo decirle eso, aunque sea cortesana sigue siendo una dama... ¿Sería tan amable de concederme el honor de este baile?... no tampoco, demasiado ceremonioso para una puta”.
Vincenzo iba sumido en estas cavilaciones mientras cruzaba a toda prisa el Ponte di Rialto. Era la primera vez que le invitaban a un baile de mascaras en la Ca’ D’oro, y se encontraba muy inquieto. Hacía apenas dos meses que había cumplido los 15 años y por lo tanto se consideraba que ya había alcanzado la mayoría de edad. Su tío, el conde Vestini, había movido algunos hilos entre sus influyentes amistades, para que la cortesana más famosa de Venecia, acudiera a la celebración que tenía lugar aquella noche en el palacio. Tenía la intención de que su sobrino se presentase en sociedad por todo lo alto y para ello no se le ocurrió nada mejor que hacerlo de la mano de Fiorella Mirelli.

Al doblar la esquina y entrar en la calle que le conduciría directamente al palacio, las campanadas del reloj de la iglesia anunciaron las nueve en punto, por lo que Vincenzo tuvo que agilizar el paso para no llegar tarde. Unos escasos metros antes de llegar a la puerta del palacio, el joven vio que una majestuosa y barroca carroza blanca y dorada se paró frente a las puertas de la Ca’ D’oro, mientras el chambelán bajó del pescante para abrir la puerta y colocar una banqueta de terciopelo rojo en el suelo. Un pie femenino se posó suavemente en ella y una dama, elegantemente vestida, bajó de la carroza con gesto grácil para adentrarse posteriormente en el palacio.

–Tiene que ser ella –se dijo Vincenzo reduciendo la velocidad para recuperar el resuello y colocándose correctamente la capa negra y el antifaz, antes de hacer su aparición en la entrada de la residencia.
El muchacho quedó maravillado con la fastuosidad que se exhibía ante sus ojos. Cientos de velas alumbraban el interior del palacio haciendo que su dorada ornamentación refulgiera todavía más bajo la negra noche. Sirvientes engalanados que portaban bandejas con manjares y copas de un lugar a otro del gran salón, se entremezclaban con los invitados que charlaban, bailaban y reían alegremente bajo sus máscaras rompiendo, de vez en cuando, la delicada armonía de la música que se extendía flotando por cada rincón del edificio.Vincenzo buscó entre el gentío a la elegante dama que había visto instantes antes, pero no logró encontrarla. Sin embargo, por los ropajes, sí distinguió a su tío quien conversaba animadamente con varias personas y decidió acercarse hasta ellos. Tras las presentaciones de rigor, el conde Vestini pidió a su sobrino que lo acompañara, y disculpándose, ambos abandonaron el grupo.

–Atiende bien muchacho, la mayor parte de la sociedad veneciana está aquí esta noche y estarán pendientes de ti en todo momento. Debes comportarte como sólo sabe comportarse un Vestini –aconsejó el conde mientras iba saludando con una sonrisa y una leve inclinación de cabeza a cuantos cruzaban la vista con él.
–Sí, tío.–El prestigio de la familia está en juego, no lo olvides.–Sí, tío –repitió el joven angustiándose por momentos.


Por fin, después de un paseo que a Vincenzo se le antojó inacabable, llegaron al otro extremo del gran salón. Allí, tras un gran corro de caballeros, se encontraba Fiorella sentada en un sofá abanicándose suavemente.

–Disculpen caballeros –dijo el conde abriéndose paso, seguido por Vincenzo.–Señor Vestini... qué honor para mí que venga expresamente hasta aquí sólo para saludarme –dijo Fiorella dejando ver media sonrisa bajo su máscara. El resto de caballeros que estaban a su alrededor le rieron el comentario al unísono.
–Mi querida señora, siempre es un placer saludaros –contestó el conde acercándose para besar la mano de Fiorella quien hizo un gesto de aprobación.–Por lo que veo, no venís solo –añadió al ver a Vincenzo.
–Acertáis, este es mi sobrino Vincenzo –presentó el conde apartándose un poco para que el joven pudiera acercarse.
–Es un placer conoceros –dijo el muchacho imitado a su tío y besando la mano de Fiorella.
Ella nunca hubiera prestado la más mínima atención a un chiquillo como aquel, después de todo sus numerosos amantes eran mucho mayores que él. Sin embargo no era tonta, se trataba del sobrino de uno de los hombres más influyentes de Venecia, y sabía que le convenía ser amable con él. Además, a Fiorella le divertía ver la turbación que provocaba en los hombres y estaba claro, por el temblor de las manos de Vincenzo al tomar la suya, que el joven había quedado impactado.
–Qué joven tan encantador –exclamó ella provocando que las mejillas de Vincenzo se arrebolaran y que éste no acertara a pronunciar palabra alguna.El conde dio un disimulado codazo a su sobrino y éste al fin reaccionó. Aclarándose la garganta y extendiendo su mano hacia Fiorella, dijo:–¿Bailaría conmigo?.Fiorella asintió levemente y se levantó del sofá asiendo suavemente la mano del joven. El conde sonreía satisfecho en contraposición con el resto de caballeros, quienes lanzaron furibundas miradas a la pareja, que se alejaba hacia el centro del gran salón en dirección a la pista de baile.
Vincenzo estaba tan nervioso que por un momento olvidó todo lo aprendido los últimos meses en sus clases de baile. Por fortuna Fiorella parecía más segura y se encargó de colocarse en la posición correcta y hacerle una fugaz indicación para que él se colocara también. La música empezó a sonar dando comienzo al baile y Vincenzo, poco a poco, iba recordando los pasos aprendidos que ejecutaba de forma mecánica, pues lo único que centraba toda su atención era la hermosa cortesana. Bajo su máscara, el joven adivinaba una belleza insolente de labios carnosos y ojos esmeralda, y más abajo, el escote de porcelana dejaba entrever unos senos generosos y turgentes cuya visión le hipnotizaba por completo. Su corazón latía fuertemente y su sangre bullía alborotadamente por sus venas provocándole un calor inesperado del que trataba de librarse aflojando constantemente el cuello de su elegante camisa. Ella, complacida, sonrió al ver el efecto que causaba en él y se dio cuenta de que todo le iba a resultar más fácil de lo que había pensado en un principio.

Las ultimas notas musicales se desvanecieron en el ambiente y el baile se dio por concluido entre los aplausos de todos los asistentes. Fiorella, se aproximó a Vincenzo y acercándose a su oído le dijo entre susurros:
–Salgamos fuera, aquí hace mucho calor.
El joven, avergonzado por no haber sabido disimular mejor su sofocación, obedeció y ambos cruzaron el salón hasta perderse de vista. Fiorella conocía bien el palacio, había acudido en más ocasiones, aunque aquella era la primera vez que no lo hacía a escondidas de la esposa del dueño. Atravesaron el vestíbulo, subieron las escaleras de mármol hasta el primer piso y una vez allí, siguieron el corredor y se pararon frente a la segunda puerta de la izquierda. Fiorella rebuscó en su escote y sacó una pequeña llave dorada que encajó en la cerradura descorriendo el pestillo. Giró el pomo de la puerta lentamente para no hacer ningún ruido y después de que ambos se hubieran introducido en el aposento, cerró la puerta y volvió a encajar la llave en la cerradura dándole vueltas hasta que corrió el pestillo nuevamente.
–Aquí estaremos más cómodos y nadie nos molestará –le dijo a Vincenzo.


El joven, nervioso, se sentó en el borde de la cama sin saber dónde poner sus sudorosas manos, pero sin poder apartar la vista de Fiorella ni un instante.Ella se humedeció el dedo índice pasando la punta de su lengua con una pícara sonrisa, y aproximándose a los candelabros, apagó varias de las velas sumiendo a la estancia en un ambiente más íntimo. Con sumo cuidado, se desprendió de su antifaz y lo arrojó encima del tocador, para después acercarse lentamente a Vincenzo. Una vez que estuvo frente al joven, lo empujó suavemente hacia atrás hasta tumbarlo totalmente en la cama quedando ella sobre el cuerpo de él.Vincenzo notaba cómo su excitación se hacía cada vez más evidente y ella supo que había llegado el momento. Lenta y delicadamente besó los suaves y cálidos labios del muchacho, quien comenzó a explorar la boca y la lengua de Fiorella con avidez. Su respiración se tornaba cada vez más acelerada y sus manos acariciaban firmemente los muslos de la cortesana. Poco a poco, el ímpetu de Vincenzo fue decayendo de tal modo, que en pocos segundos yacía inconsciente bajo Fiorella.La mujer despegó sus labios de los del joven con una gran sonrisa de satisfacción y comprobó su pulso, su respiración y sus latidos. Todo normal, Vincenzo disfrutaba ahora de un profundo sueño, y ella podía por fin dedicarse a lo suyo. Antes de proceder al registro de las ropas del muchacho, Fiorella extrajo de su escote un minúsculo tubo de cristal y tras destaparlo, impregnó levemente la punta de su dedo índice para después pasarla por sus labios. No podía dejar que se echara todo a perder si Vincenzo se despertaba, por eso debía asegurarse de que si eso ocurría, tendría suficiente dosis de narcótico para dejarlo nuevamente fuera de combate. Después de todo, ella había desarrollado la inmunidad a ese narcótico y no podía determinar con exactitud la cantidad que necesitaba cada persona para caer en la inconsciencia. Por ese motivo, siempre guardaba una dosis extra de la sustancia en un sitio seguro.

Una vez que Fiorella volvió a ocultar el tubo en su escote, se dispuso a registrar al joven, pero para su desesperación no encontró nada que le pudiera servir.–¡Estúpido crío! –bramó enfurecida ante la idea de haber perdido el tiempo con aquel chiquillo. Fiorella se levantó de la cama, desnudó a Vincenzo y acto seguido se desnudó para envolverse después en la sabana que sustrajo de la cama. Cuando Vincenzo despertara, sin duda creería que se habría acostado con ella aunque no sería capaz de recordar nada debido a la terrible sensación de embriaguez que tendría.La cortesana abrió una de las puertecitas de la cómoda y sacó una botella de licor y dos vasos que llenó con el liquido de la misma. En uno de ellos, vertió unas gotas que obtuvo del compartimento secreto de su anillo y removió con sumo cuidado para que se mezclara bien con el licor. Mientras esperaba el inminente despertar de Vincenzo, urdía una serie de preguntas que le haría al joven para sacarle valiosa información sobre su tío. No estaba dispuesta a desperdiciar una oportunidad como aquella y dio gracias a que siempre contaba con un plan b y unas gotas de Suero de la Verdad.


Continuará... o no. Depende de las peticiones ;)
A mis jugadores de 7º mar.
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lunes, 7 de mayo de 2007

Cuentacuentos

Y dijo entonces Sherezade: "Hermana... cuéntanos un cuento que nos haga pasar la noche". (De las Mil y una noches)
Buenvenidos, tomad asiento por favor y ponéos cómodos mientras os disponéis a escuchar. Tengo muchas cosas que contaros...



Bienvenid@s

Por fin doy el salto a blogger. Lo cierto es que estaba muy agustito en mi space y ya lo había decorado a mi gusto, por lo que no me mudaré definitivamente, al menos no todavía, aunque finalmente tendré que hacerlo y presiento que será el día que se me hinchen las narices cuando no me deje publicar allí como de costumbre.

En fin, que sean ustedes bienvenidos, están en su blog. Para cualquier consulta, duda, felicitación, abucheo, proposición decente o indecente, ya saben donde encontrarme.

Male.