miércoles, 16 de octubre de 2013
Momentos musicales de Pilares 2013
Regreso a casa
jueves, 10 de octubre de 2013
Retrouvaille
-Me tiñeron el cabello y quedé como antes de empezar, con las canas sin tapar. Gasto estúpido de tiempo y dinero para quedarme igual que estaba.
-Me cortaron el pelo y me desgraciaron. Me han dejado igual que una escarola, horrible. Aparte del flequillo que me han cortado me queda como el culo, no me favorece en absoluto... sigo muy disgustada por ello.
-Irritaciones varias por culpa de la depilación.
-Y rematando... una otitis que no termina de curar, molestias en la puñetera muela del juicio que tan mal me lo hizo pasar hace algún tiempo y rezando todo lo que sé para que el antibiótico no me de más problemas de los que tengo ya... que no son pocos, la puta madre!
En fin, lo único que quiero es llegar mañana a la estación, bajar del tren y saltar a sus brazos. Ya puede explotar el mundo que me va a dar igual mientras él me abrace.
viernes, 5 de abril de 2013
Azores, paraíso verde
lunes, 1 de abril de 2013
Eu acho que estou apaixonada por Açores
miércoles, 27 de marzo de 2013
¡Vacaciones!
Trato de repasar mentalmente para no olvidar nada, porque tengo la espantosa sensación de que me olvido de algo. No tengo la menor idea de que puede ser. Una punzada de nerviosismo me ataca el estómago. Respiro hondo. Vamos Malena, no puedes empezar a agobiarte tan pronto... vuelvo a respirar hondo. Me siento cansada, he dormido poco y regular. Sigo sin acordarme de lo que me estoy olvidando. Chasqueo la lengua y decido ponerme a escribir en el blog.
No quiero pensar en nada. Bloqueo todo pensamiento que aflora en mi mente. Mi plan es dejarme llevar y me niego a planificar un sólo segundo más... quizá por eso me siento tan extraña... no se me da bien improvisar sobre la marcha, nunca he sido muy espontánea. Tssss, creo que me estoy saboteando, había decidido no pensar en nada y mira lo que estoy haciendo... no he parado de pensar!
En fin, creo que voy a ir a atiborrarme de chocolate y después a meterme en la ducha. Me vendrá bien ponerme bajo el chorro de agua caliente...
domingo, 29 de julio de 2012
Escapada a Zamora
La primera parada digna de mención, fue el castillo de Torrelobatón, que alberga el Centro de interpretación del movimiento comunero, además de una exposición permanente sobre la película de Anthony Mann "El Cid", que fue rodada en esta localidad zamorana. Me resultó gracioso ver el cartel de la película editado para varios países, el más curioso para mi fue el de Japón.
Tras la visita, abandonamos la catedral y dimos una vuelta.
Tras tomar un refrigerio en una terraza, el dueño muy amablemente, nos recomendó unos productos típicos de la zona y un queso especial que nunca me arrepentiré de haber comprado. El queso zamorano tiene Denominación de Origen y sin duda la merece.
Después volvimos al castillo para visitarlo por dentro, pero mi cámara se quedó sin batería, normal después del trote que le dimos a cuatro manos, pero me dio tiempo a hacer una última fotografía
Cansados pero contentos, despedimos a Zamora hasta la próxima, pues es muy probable que volvamos una segunda vez para terminar de conocerla.
sábado, 25 de octubre de 2008
Zaragoza
Que el próximo viaje sea pronto porque ya te echo de menos. Prometo acordarme de que no debo comer nueces ni melocotón, y seguro que el 34 pasa por allí y nos encontramos con Emilio.
En cuanto a Zaragoza... tenemos que volver.
Gracias por otro finde maravilloso.
lunes, 17 de marzo de 2008
Un pequeño respiro...
Inolvidable fin de semana: Burgos, dos buenos samaritanos y su coche, la catedral, croquetas, la catedral, paseo, la catedral, compras, la catedral, sonrisas, un chocolate caliente, encantadoras conversaciones, un rayito de sol, lasaña, más buenas samaritanas burgalesas, "El mito", el monasterio de las Huelgas Reales, en busca de la farmacia perdida, un buffet délicieux, más conversaciones encantadoras, una dedicatoria y el trufero fantasma.
Monasterio de las Huelgas Reales, Burgos.
Gracias, de verdad.
martes, 16 de octubre de 2007
El regreso...
Con esa pregunta comenzó todo, el viernes por la tarde. Me faltó tiempo para decirte que sí a pesar de lo precipitado e inesperado del plan, porque sabes que si se trata de estar contigo iría hasta más allá del fin del mundo. Así que tras organizar el viaje, metí algo limpio y que no estuviera demasiado arrugado en la maleta y dormí un par de horas antes de salir el sábado por la mañana para la estación de Atocha a comprar el billete.
Madrid-Málaga en 4 horas que se me hicieron eternas, pero que sobrellevé pensando que por cada kilómetro que avanzaba el tren, me quedaba un poco menos para verte.
"Señores pasajeros hemos llegado a Málaga..." anunció alguien por megafonía y los caniquitos se rebelaron en mi estómago. No podía creerme que ya estuviera allí, ya había llegado. Sonreí, cerré los ojos e inspiré profundamente y cuando volví a abrirlos, vi que en el letrero gris de la estación, estaba escrito con grandes letras blancas Málaga, y entonces volví a sonreír.
Bajé del tren entre gente apresurada por pisar el andén por diferentes motivos. Mirando sus caras atentamente puedo adivinar cuales son esos motivos... el rictus correcto y serio de un hombre impecablemente trajeado, que pasea su pequeña maleta de plástico duro último modelo y que en la otra mano sostiene su portátil enfundado en un elegante maletín negro.
La cara de felicidad de unos padres al ver los ojillos ilusionados de sus pequeños cuando les dicen que van a ir a ver el mar mientras empujan dos grandes y pesadas maletas más humildes que las del señor trajeado, pero seguramente más llenas de todo.
La cara radiante y el gesto nervioso de alguien que busca con la mirada un rostro que reconocer entre las demás caras de la estación... o quizá esa era yo y aquella era mi cara reflejada en el cristal de la ventana de un vagón... ya no lo sé.
Anduve unos metros buscándote sin éxito , de modo que agaché la cabeza para ponerme las gafas de sol e impedir que la claridad me deslumbrara y me impidiera verte, pero cuando alcé la vista, la persona que iba delante de mi se apartó y allí, detrás de ella, apareciste tu. Resurgiste de la nada vestido de azul claro y por un momento juré que habías sido una visión celestial, mas cuando me sonreíste lo supe con certeza: eras una visión celestial, y yo correspondí a tu sonrisa... por fín había regresado a tu lado.
Lo que después ocurrió hasta que llegaron las 23:00h del domingo, lo guardo tan vivo en mi memoria que si cierro los ojos puedo revivir cada instante, cada minuto de esas horas contigo.
Después... la vuelta a casa, eterna como la misma muerte, con la tristeza y la alegría peleando en mi pecho por imponerse la una sobre la otra.
Lo mejor del viaje: Tu
Lo mejor del sábado: Tu y cada instante que pasé contigo
Lo mejor del domingo: Tu y todos los segundos que pasamos juntos. El paseo en coche por la ciudad y la meditación sentada en un columpio de la misma playa, mientras miraba el mar.
Me quedo con esta canción, de entre todas las que han aparecido en algún que otro momento de este fin de semana.
"Y ahora morirme no sería más desgracia que perderte para siempre, ay mi vida no te vayas, porque yo sé que esto es amor del verdadero y sin dudarlo ni un momento, te confieso que te quiero"
lunes, 30 de julio de 2007
Numantia.
Tras varias derrotas vergonzosas para los romanos, decidieron actuar porque no podían permitirse el lujo de que un simple asentamiento celtíbero le tomara el pelo a fuerza tan poderosa como Roma. Así que tras sitiarla y resistir varios meses, finalmente la ciudad sucumbió por inanición. Publio Cornelio Escipión "El africano" se hizo con la victoria y Numantia se reconstruyó al estilo romano (por eso quedan restos mezclados de casas celtíberas y romanas).
Yo alucino con estas visitas, cada día estoy más convencida de que los antigüos eran mucho más inteligentes que nosotros, lo tenían todo estudiado y aprovechaban mucho mejor los recursos naturales aún careciendo de todo lo que tenemos hoy en día.
Después de pasar un calor de muerte en el yacimiento, nos bajamos al pueblo y allí había una pequeña representación de los vecinos sobre la historia de Numantia. Llegamos sólo a la lucha entre romanos y celtíberos, el resto (la toma de Numantia y la victoria de Escipión), se haría por la noche y a eso ya no llegábamos.
No me puedo creer la suerte que he tenido, estoy super contenta, porque sin tener ni idea de que eran las fiestas del pueblo y que se hacía esta representación, nos decidimos por visitar Soria este finde. ¡Ya era hora que me tocara algo de suerte a mí!.
Total que cuando acabó la representación, nos tomamos una Caelia Celtíbera en un bar que la hace artesanalmente como se hacía entonces, y tengo que decir que realmente este era uno de los motivos de mi viaje: probar la Caelia que me quedé con las ganas de probar la otra vez.
Y aunque a mí no me gusta la cerveza y tenía un regusto amargo, estaba buenísima y helada, vamos que entró muy bien :P.
Luego nos fuimos a Soria y buscando un sitio para comer advertí en un cartel que el restaurante Leonor, se encontraba cerca de la ermita de Nuestra Señora del Mirón, y pensé que sería interesante verlo, así que allá fuimos a comer.
Después de la pitanza, aprovechamos y entramos a la ermita, y la señora que la cuidaba y la estaba limpiando porque había habido una boda esa mañana, nos la enseñó. Vuélvome a quedar alucinada con los sorianos, son amabilísimos, y con esta señora en especial porque nos enseñó hasta su casa, sitio que está normalmente anexado a la ermita y que no te enseñan en las visitas.
Encantadísima quedé con la visita y con la buena mujer... Castilla ya se sabe, es lo que tiene.
Luego nos bajamos hasta San Juan De Duero para ver el claustro y después nos dirigimos a la ermita de San Saturio: segundo motivo por el que realizamos este viaje a Soria.
Si digo que es preciosa me quedo corta. Es una ermita excavada en la ladera de una montaña... no os digo más, tenéis que verla que os aseguro que merecerá la pena, independientemente de que sea un lugar religioso y a vosotros no os molen esas cosas.
Y luego, cómo no podía ser de otro modo, nos dimos una vueltecita por Soria e hicimos algunas compras: mantequilla dulce, chocolate, mermeladas insólitas, queso, algunas pastas y otros dulces (lo sé, soy peligrosa jajajajaja :P).
Fue una delicia pasear por Soria, hacía calor, pero corría un airecito fresquito que daba Gloria. Con deciros que nos sentamos en una terraza para tomarnos algo y yo quería quedarme a vivir allí en la terraza :P.
Delicia fue también pasear con los fragmentos de poemas de Machado adornando las fachadas de algunos edificios, con motivo del centenario de la llegada de Machado a Soria.
Vive, esperanza, ¡quién sabe lo que se traga la tierra!".
Yo cada vez estoy más encantada con Soria, a mi me ha conquistado totalmente, porque no sólo es una ciudad encantadora, sino que la gente es de lo mejor que me he encontrado.
Es una pena porque no está tan promocionado el turismo de Soria como el de otras ciudades castellanas, pero yo os animo a conocerla si no lo habéis hecho ya, porque estoy segura de que no os defraudará. Yo desde luego pienso tripitir :D.
Ya colgaré las fotillos en mi space cuando me toque la lotería y me compre el cablecito para sacar las fotos del móvil jajajaj.
lunes, 28 de mayo de 2007
Sevilla tiene un color especial...
Esta pregunta que me hicieron hace ya tiempo, fue la que me indujo a pensar en hacer este viaje. Ciertamente nunca había hecho algo así, pero pensé que ya iba siendo hora y tras meditarlo, compré un billete para irme a Sevilla este fin de semana.
Lo que narro a continuación es lo que aconteció durante el fin de semana:
El sábado salí de casa a eso de las 8, para ir a la estación de Atocha y coger el Ave que salía a las 10. Llegué un poco temprano, pero como a mi no me gusta ir a los sitios con prisas, tuve tiempo de familiarizarme bien con el terreno ya que era mi primer viaje en Ave. Aparte de que en esta ocasión iba sola y preferí ir con tiempo.
Tras pasar los controles de equipaje y el control de billetes, bajé al andén. Mi vagón era el número 18, que estaba al final del todo, así que me pegué una buena caminata hasta él. Una vez subido, dejado la maleta en el casillero, buscado el asiento y sentado; llegó mi compañero de asiento. Era un hombre de negocios, bastante simpático por cierto. Nada más sentarse exclamó "Casi llegamo a Córdoba andando, no vea", a lo que no pude evitar sonreír porque tenía razón, un poco más y nos pasamos el tren de tanto andar.
El tren salió tan puntual que quedé sorprendida, era la primera vez que me montaba en un tren que salía a su hora. Después pasaron las azafatas repartiendo auriculares para el hilo musical o para ver la película, y tras escuchar el mensaje de una de ellas dando la bienvenida e informando sobre detalles del viaje, me acomodé, saqué mi mp3 y me dispuse a disfrutar del paisaje desde la ventanilla de mi asiento.
Apenas pude dar unas cabezadas porque mi compañero se movía demasiado, pero el viaje no se me hizo largo en absoluto.
Llegué a Sevilla un poco antes de las 12:30, hora prevista de llegada, y seguí las indicaciones de mi amigo que el día anterior me hizo un crokis para saber por qué escalera tenía que subir. Gracias a su crokis xD no me perdí y nos encontramos justo en el punto donde habíamos quedado.
Tras el encuentro, dejamos la estación de Santa Justa para dirigirnos al hostal donde me hospedaría. Dejamos allí mis cosas y salimos a dar una vuelta por un parque cercano, porque era demasiado pronto para comer.
Cuando se nos hizo la hora, abandonamos el parque para ir a comer algo: papas ali oli, papas bravas y pechuga de pollo a la plancha con salsa roquefort y con papas también xD. Creo que Mr. S., mi amigo, acabó de papas hasta arriba ese día.
Llenado el buche, cogimos el bus para ir al centro y una vez allí dirigirnos a ver la basílica del Gran Poder, pero llegamos demasiado pronto y estaba cerrada.
Nos sentamos un ratillo en unos bancos que había esperando a que abrieran, incluso nos tomamos algo en un bar cercano, pero la tarde no era muy apacible y él no llevaba manda larga. Así que optamos por entrar al Corte Inglés a ver si encontrabamos "un chaleco" para que pudiera ponerse y no morirse de frío. Por desgracia no vimos nada, y salimos de allí con las manos vacías.
Una pequeña y fina lluvia nos estaba esperando fuera, y nosotros sin paraguas. Entramos a cobijarnos en varios sitios y hasta nos acercamos a unos tenderetes que había por la zona para comprar un pagaruas, pero al final desechamos la idea y yo me pude comprar una pulsera de la que me encapriché :P.
En el Corte Inglés habíamos estado mirando libros y en una guía de viajes de Sevilla, vimos que la basílica la abrían a las 18:00, con lo que volvimos allí y nos sentamos a esperar. Pero como tengo toda la suerte del mundo, nos topamos con nada menos que 2 bodas, una detrás de otra.
No tuvimos más remedio que esperar a que terminaran porque yo no quería irme sin ver el Gran Poder. Yo creo que nos sentamos en todos los bancos que había allí, por cambiar un poco y porque la llovizna intermitente nos obligaba a correr a refugiarnos bajo un toldo y regresar al banco una vez seco.
Pero cuando mi amigo el palangana miró el reloj por enésima vez poniendome de los nervios, decidí que sería mejor dar un paseo por las inmediaciones o le acabaría asesinando.
Así estuvimos hasta las 20:00 hora en la que ya no había más bodas pero sí misa, y por fín entramos. La pillamos bastante avanzada asi que apenas nos quedamos 15 minutos a la misa (por suerte para mi pobre Mr. S.) y después pasé por el besa pie de la imagen, que me hizo mucha ilusión.
Compramos algunos recuerdos en la tienda que había y salimos con la idea de llegar al barrio de Santa Cruz, pero la lluvia tenía otros planes. Mojados y cansados, llegamos hasta la barqueta nada más, y cogimos el bus para regresar al hostal, desistiendo así de la idea de ir a ningun sitio más aquel día.
Al día siguiente, el domingo, tuve más suerte. El tiempo se estabilizó y el sol asomó, así que era buen momento para ir a ver la Macarena, y allí nos fuimos.
Después de verla, echar unas fotillos y comprar algunas cosas de recuerdo, nos sentamos en un parque tranquilamente a desayunar papas fritas xD.
Como la hora se nos iba a echar encima, regresamos a por mi maleta y nos fuimos ya para la estación de Santa Justa a coger mi Ave que salía a las 14:00. Allí me di cuenta de que las esperas son peligrosas, me metí en una tienda de bisutería y me compré varias cosas xD, no se me puede dejar sola ojú.
A eso de las 13:30 me despedí con pena de mi amigo el sevillista (que acabé con sobredosis del Sevilla y hasta me aprendí una estrofa del himno), pasé los controles y busqué mi vagón. Esta vez el 17 pero pillaba justo en la cabecera, al contrario que la ida, así que agradecí no andar hasta el final del andén y me subí al tren.
De la vuelta casi no me enteré porque me dormí y me desperté llegando ya a Madrid a eso de las 16:20, donde me estaban esperando para recogerme e ir a votar y dar por concluido mi fin de semana.
lunes, 14 de mayo de 2007
Puente de Mayo 2007
En fin, así fue como pasó...
Domingo, 29 de Abril: Salimos de casa tempranito, a eso de las 7 de la mañana. Tras meter las maletas en el coche (que esta vez, milagrosamente, eran dos nada más), salimos de Madrid con dirección Soria, nuestra primera parada.
A las 10 más o menos llegamos a Soria. Como íbamos a lo que surgiera, a la aventura y sin ningún plan (que es como mejor salen los viajes luego), fue todo muy relajado, sin prisas. Teníamos un día entero para visitar lo que quisiéramos antes de reunirnos con mis tíos al día siguiente, así que aparcamos el coche en el parque de la Alameda de Cervantes, conocido por los sorianos como La Dehesa.
En un principio no vimos el museo numantino que está justo enfrente de donde habíamos aparcado, porque nos habíamos quedado embobados con el parque que es precioso; pero después si reparamos en él y decidimos acercarnos a echar un vistazo. Íbamos a ciegas sin saber que era lo que allí había y nos topamos con una exposición Celtíbera. Nos avisaron de que un arqueólogo estaba dando unas explicaciones acerca de la exposición y que habíamos llegado a tiempo, así que nos reunimos con el grupo que ya había comenzado la visita.
Tuvimos suerte, con lo que me gustan a mí los museos y las exposiciones de culturas antiguas no podía haber sido más acertada la visita (visita por cierto que merece muchísimo la pena y en la que aprendí un montón de cosas sobre los celtíberos). Durante la explicación, el muchacho nos recomendó un lugar a las afueras donde servían Caelia celtíbera (cerveza de trigo elaborada como entonces) y que me quedé con muchas ganas de probar, puesto que la cerveza no me agrada ya de por sí, y tenía mis dudas de que yo sola pudiera terminarme una jarra de tal bebercio. Para la próxima cae, vamos que si cae.
Tras salir del museo, dimos un paseo con intención de ver la ciudad. No sé si sabéis que están celebrando el centenario de la llegada de Antonio Machado a Soria, yo tampoco lo sabía y os aseguro que fue un gustazo pasear por la ciudad con poemas de machado colgando de los edificios y disfrutar de ellos al mismo tiempo que del paseo.
Caminando, llegamos a la Plaza Mayor en donde en ese momento sonaban sevillanas de fondo desde un pequeño escenario. Debian de estar celebrando la feria de abril sevillana lo que me hizo acordarme de un amigo y no pude evitar mandarle un sms. Después nos encontramos con un amabilísimo señor mayor que paseaba tranquilamente por allí y que se acercó hasta nosotros preguntándonos si habíamos visto ya el Palacio de los condes de Gómara y ante nuestra negativa nos condujo hasta él. Nos explicó que normalmente se puede visitar pero que ése día había rumores de que se celebraba un juicio allí y la presencia policial lo confirmaba. Nos quedamos con las ganas pues. Antes de marcharse el hombre nos indicó dos cosas que no debíamos perdernos en nuestra visita a Soria: La Concatedral y el monaterio de San Juan de Duero. Agradecidos, le despedimos y él continuó su paseo.
Yo me quedé flipando, en mi vida había visto que alguien fuera tan amable sin ningún motivo oculto y afirmé que en Madrid sería impensable que un señor, que no fuera guía turístico y que estuviera paseando, se desviara de su ruta matutina sólo para indicarnos los monumentos que no debíamos perdernos. A lo que mi padre respondió "Es que esto es Castilla", y tengo que darle la razón, los castellanos son de lo mejorcito con lo que me he topado hasta ahora.
Siguiendo las indicaciones del amable señor, nos dirigimos a la Concatedral, pero en ese momento no se permitían visitas porque estaban celebrando misa, así que optamos por ir a San Juan cruzando el Duero sobre el puente, que a pesar del paseo mortal, mereció mucho la pena.
Ya de vuelta entramos en la Concatedral y después desandamos todo para volver al coche y abandonar la ciudad, no sin antes hacer algunas compras típicas: mantequilla dulce de Soria, pastas y demás.
De camino nos topamos con la Ermita de San Saturio. Yo me enamoré de la preciosa entrada del paseo y del paseo mismo que conduce a la Ermita, la cual no pudimos visitar porque llegamos a las 13:58 y cerraban a las dos no habiendo visita ese día por la tarde. Queda pues para otro viaje.
En Albelda (Logroño) hicimos una parada para comer en un restaurante de la carretera porque ya se nos hacía muy tarde y corríamos riesgo de que cerraran las cocinas y nos quedáramos sin comer. Tras la comida, estupenda por cierto, nos dirigimos a Nájera, nuestro destino.
Una vez llegado allí, encontrado el hotel y dejado las maletas, nos informaron en recepción que había un mercado medieval ese fin de semana en el pueblo. Lo que faltaba para redondear el día, no me gustan a mí ni nada los mercados medievales...
Así que dimos un paseo por el precioso pueblo de Nájera, del que quedé prendada y al que pienso volver, y callejeamos un poco por su mercado medieval haciendo algunas compras inevitables :P. Después de eso volvimos al hotel a descansar un poco, cambiarnos y cuando hubo caído la noche volvimos a salir de paseo por el pueblo, que de noche es mucho más bonito todavía. Esa noche ninguno de nosotros cenó porque la copiosa comida nos quitó el hambre para el resto del día, así que nos acostamos enseguida nada más volver del paseo nocturno.
Lunes, 30 de Abril: Nos levantamos prontito y decidimos visitar el monasterio de Santa María la Real antes de abandonar el pueblo, e hicimos bien porque es muy bonito.
Nos reunimos después con mis tíos a la salida de Nájera y emprendimos todos el camino hasta Calahorra, nuestro siguiente destino. Una vez llegado y dejado el equipaje, salimos hacia Olite, para visitar su castillo que ahora es un Parador Nacional. Impresionante, precioso, nos gustó tanto que decidimos quedarnos a comer allí cerquita del castillo. Y por fin, después de estar en tierra de buenos vinos, me decidí a probarlo aun sabiendo que no me gusta el vino y que si lo bebo tiene que ser con gaseosa. Pues con gaseosa y todo el vino estaba de muerte, y eso que era vino de la casa normalito.
Tras despegarme con pena de la media frasca de vino que quedó de la comida, cogimos la carretera nuevamente hasta llegar a Pamplona. Tuvimos la mala suerte de que nos llovió a mares y no pudimos disfrutar bien de la ciudad, pero como no hay mal que por bien no venga hicimos una parada en un bar y probamos los pintxos que le dan fama a la ciudad.
Calados y agotados, volvimos a Calahorra en donde decidimos que la cena sería en un burguer king del centro comercial cercano al Parador donde nos hospedábamos, porque no estábamos para dar vueltas en busca de un restaurante y además estaba lloviendo sin parar. Así pues, tras la cena regresamos a las habitaciones y el agotamiento me indujo a un sueño casi inmediato.
Martes, 1 de Mayo: Dejamos Calahorra temprano y nos dirigimos a San Millán de la Cogolla, para visitar el monasterio de Yuso quedándonos con las ganas de subir al otro monasterio, el de Suso, que está en la parte alta de la montaña porque llovía demasiado y había que esperar un autobús que nos subiera ya que no se podía subir en coche. Queda también para otra ocasión.
El broche fue de lujo, pues el monasterio de Yuso me gustó especialmente. Allí descubrí los primeros tomos que tenían constancia del nacimiento de la lengua castellana y muchas otras cosas interesantes en la visita, como los restos de San Millán, santo muy milagroso, que reposan en el monasterio. No podía irme sin "charlar" un rato con él.
Acabada la visita, dimos una vuelta por los alrededores del monasterio, encontrando una tienda que vendía souvenirs y en la que no pudimos evitar llevarnos recuerdos para todos. Lo que me sorprendió fue la paciencia :P, que tuvo el dueño conmigo explicándome amablemente aquello que le iba preguntando acerca de unas láminas con el alfabeto basado en la escritura de los monjes en los libros de castellano antiguo. Me traje también algunos productos de belleza realizados con vino, lo que me dijo que era "vinoterapia" y me resultó la mar de curioso.
Después de las compras, buscamos un lugar donde comer y finalmente optamos por El asador de San Millán, que se encuentra enfrente del monasterio. Hago especial mención porque nos atendieron estupendamente a pesar que había la tira de gente allí, y comimos más que bien con el menú de 8 platos a elegir. Todo delicioso, hasta el vino, no pude resistirme y lo volví a pedir en la comida, con la diferencia de que me gustó tanto, que al final le pregunté al camarero que nos atendió si me podía llevar a casa la media botella que me sobró y me dijo que no había ningún problema jajaja :P. Para más inri de postre pedí peras al vino, a lo que el camarero (que era el maître) me hizo el favor de dar aviso para que me reservaran algunas porque no sabía si quedaban ya. Lo cierto es que me dio pena y todo marcharme, porque hasta cuando nos íbamos, en la salida misma, estuvo charlando un rato con nosotros distendidamente. Da gusto dar con gente tan simpática. Amenazo con volver.
Así que después de comer y subirnos al coche, emprendimos el larguísimo camino de vuelta a casa que se me hizo eterno y acabé de coche hasta las pelotas. Agotada pero encantada, llegué a Madrid bien entrada la noche, dando así por terminado mi fabuloso puente de Mayo.
Jo, ahora que lo escribo y voy recordando me invade la nostalgia, yo quiero volveeer sniff. Lo cierto es que después de tanto tiempo sin vacaciones, lo cogí con ganas, lo necesitaba en verdad. Y lo pasé genial, y me dio mucha pena que se acabara, pero en el fondo había un motivo especial por el que me alegraba de volver...