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miércoles, 16 de octubre de 2013

Momentos musicales de Pilares 2013

Hay varios momentos musicales que se quedarán grabados para siempre en el recuerdo de este viaje. Yo voy a elegir estos dos:



Jota tradicional y emotiva de la tierra de mi chico




Canción que recuerdo con especial cariño. Sonaba en la radio mientras viajábamos en coche hacia Zaragoza para pasar juntos nuestro ultimo día. Subí el volumen, sonreí, apoyé mi cabeza en su hombro y canté en alto la frase "I'm yours" a lo que él me respondió con un tierno beso en el pelo que me llenó el pecho de cosas bonitas.

Regreso a casa

Como todas las despedidas, fue triste. Sin embargo, todo lo vivido ha sido tan magnífico, que las lágrimas enseguida dieron paso a la sonrisa, y ésa todavía me dura...


jueves, 10 de octubre de 2013

Retrouvaille

Estoy tan cansada que ni los nervios me van a impedir dormir hoy. Los preparativos me han dejado agotada y dolorida a partes iguales. Como no podía ser de otra manera, las sucesiones de pequeñas desgracias encadenadas no podían faltar siempre que preparo algo importante. Esta vez han sido:
-Me tiñeron el cabello y quedé como antes de empezar, con las canas sin tapar. Gasto estúpido de tiempo y dinero para quedarme igual que estaba.
-Me cortaron el pelo y me desgraciaron. Me han dejado igual que una escarola, horrible. Aparte del flequillo que me han cortado me queda como el culo, no me favorece en absoluto... sigo muy disgustada por ello.
-Irritaciones varias por culpa de la depilación.
-Y rematando... una otitis que no termina de curar, molestias en la puñetera muela del juicio que tan mal me lo hizo pasar hace algún tiempo y rezando todo lo que sé para que el antibiótico no me de más problemas de los que tengo ya... que no son pocos, la puta madre!

En fin, lo único que quiero es llegar mañana a la estación, bajar del tren y saltar a sus brazos. Ya puede explotar el mundo que me va a dar igual mientras él me abrace.





viernes, 5 de abril de 2013

Azores, paraíso verde

Hace cuatro días que he regresado y hasta hoy me había encontrado demasiado bloqueada para ponerme a escribir. Y digo hasta hoy, porque anoche vino a visitarme en sueños Meu amor marinheiro y consiguió despejar las brumas que me tenían embotada...
¿Que no sabes quién es él? ahhh! esa es una buena historia, deja que te la cuente...

Todo empezó el miércoles 27 de marzo, donde comienza nuestro viaje, que no lo hizo con muy bien pie, pues tras varias horas de espera, el vuelo fue finalmente cancelado por condiciones climáticas adversas. Nos informaron que nos darían alojamiento para esa noche en un hotel cercano y que nos darían de cenar. Nada se sabía de lo que pasaría con el vuelo, pero parecía que iba para largo. Y así fue, al día siguiente estábamos montando en el bus de regreso al aeropuerto a eso de las 12 del mediodía, porque nuestro vuelo salia a las 14h. Perdimos prácticamente un día y eso no nos sentó muy bien que digamos. Al aterrizar en Ponta Delgada, el avión entero aplaudió, no sé si por la alegría de llegar por fin o porque el piloto era un As. Aterrizaje digno de mención con una pista cortísima, clavando el freno y el avión sin ninguna sacudida extraña. 
El caso es que un día después llegábamos a nuestro destino y San Miguel nos recibió con una niebla fantasmal que ya no nos abandonaría en todo el viaje. Parecía que lo malo ya había pasado, pero todavía nos aguardaba un desagradable percance con el coche que alquilaríamos para recorrer la isla. Percance que se solucionaría finalmente pero que nos dejó el ánimo tocado. Agotados, malhumorados, muertos de hambre y de frío, salimos a recorrer el centro y pronto me di cuenta de que algo mágico estaba pasando. El ambiente nos estaba transformando, la isla nos estaba hechizando y nosotros nos dejamos caer en ese embrujo. Realmente hay algo mágico en esa isla, no sabría decir exactamente qué es, si sus gentes risueñas y dispuestas, su niebla misteriosa que aparece y desaparece a su antojo, ese inconfundible olor a mar y a historias de marineros y ballenas... tal vez sea una mezcla de todo ello. 
Tras la cena, recuperamos el buen humor y al emprender el camino de vuelta, nos llamó la atención un pequeño local en el que todo el mundo que estaba dentro parecía feliz. Mas tarde averiguamos el motivo: el dueño permitía fumar en su bar, cosa que en España hace mucho que está prohibido por ley. Creo que esa es una de las razones por las que se convirtió en nuestro bar favorito. La segunda es por el ambiente, un bar de  lugareños alejado de cualquier aglomeración turística, tranquilo y agradable. La tercera es por el dueño, un tipo singular. Había sido marinero antaño como demostraban las fotos que tenía de él mismo desperdigadas en las paredes del bar. En una me llamó especialmente la atención, era el típico capitán de un barco ballenero, con su gorra, su barba blanca y su mirada perdida en la inmensidad del océano Atlántico. Siempre tenía una historia para quien quisiera escucharla. Qué tipo simpático. Ahh! pero me olvidaba de un detalle importante!, el nombre del bar: Cantinho dos Anjos (Rincón de los ángeles) ¿no es un nombre estupendo?... pero volvamos a mi historia, porque justo ahora es cuando viene la mejor parte, la aparición en escena de Meu amor marinheiro...
Estábamos contentos y felices tomando cerveza portuguesa, enfrascados en una amena conversación que nos provocaba risas a ratos, cuando de repente mi vista se desvía hacía el ventanal que da a la calle. Una poderosa visión me hipnotizó al instante. Un joven vestido con cazadora negra y jeans, cruzaba en ese momento la calle en dirección al bar. Alto, moreno, pelo largo ondulado y negro que le llegaba a los hombros, barba poblada perfecta, ni demasiado corta, ni demasiado larga. Tremendamente apuesto. Iba escuchando música con sus audífonos blancos y justo antes de llegar a la puerta, inclinó la cabeza para quitárselos y en ese instante sucedió. Nuestras miradas se cruzaron. Lo recuerdo todo a cámara lenta, incluida la pequeña descarga eléctrica que me recorrió la espina dorsal de abajo a arriba erizándome el vello. Sus ojos... no creo que pueda olvidarlos. Oscuros, profundos, hechizantes... como una noche cerrada en alta mar. Me pareció un momento larguísimo el que nuestros ojos permanecieron mirándose, aunque estoy segura que apenas fueron unos instantes, porque sino alguien me habría devuelto a la realidad sacándome de aquel hermoso momento con un codazo. Y entonces él entró al bar. Yo me revolví nerviosa en la silla y traté de seguir la conversación que había en la mesa, pero no sabía de que rayos estaban hablando. Desistí. Con disimulo comencé a girar la cabeza hasta que de nuevo volví a verle de pie, junto a la barra, saludando efusivamente a varios hombres. De repente, el también giró su cabeza hacia donde estaba yo y de nuevo volvió a ocurrir. Nuestras miradas se cruzaron por segunda vez en la noche, sólo que esta vez había algo distinto. El sonreía. Con una sonrisa blanca, perfecta, tan hermosa que hacía resplandecer su rostro varonil. Creo que me enamoré en ese mismo instante. No pude evitar sonreír también yo como una boba y acto seguido dejar escapar un trémulo suspiro. Mis mejillas comenzaron a sonrojarse y aparté la vista avergonzada para dar un trago a mi bebida. Nuevamente traté de disimular reenganchándome a la conversación. De nuevo, desistí  Y justo cuando me había armado de valor para volver a sostener la mirada a mi apuesto marinero portugués por tercera vez, fui devuelta a la realidad con un jarro de agua fría. Una muchacha, salida de quien sabe donde porque yo no había reparado en ella hasta ese momento, corrió a abalanzarse a sus brazos, a los brazos de mi amor marinero. Suspiré, el romance duró poco. Desilusionada, regresé mi atención a la conversación dando un gran trago a mi bebida. 
No obstante, él me haría un último regalo esa noche, un regalo para añadir a mis recuerdos. Justo cuando había comenzado a coger el hilo de la conversación de nuestra mesa, vi de reojo que ambos se dirigían a sentarse en la mesa que estaba detrás de mi. Me tensé como un palo sintiendo que se acercaba por mi espalda. Mi respiración se agitó y luché por que se notara lo menos posible. Cuando estuvo justo detrás de mi y mientras se despojaba de su cazadora negra, tuve el impulso de apartar mi silla para dejarle espacio y pudiera pasar a sentarse, pues las sillas estaban muy cercanas. Entonces ocurrió. Justo en el momento en que él colocaba su cazadora en el respaldo de la silla, rozó intencionadamente el dorso de su dedo indice con mi mano, la cual, aun estaba sobre el respaldo de mi silla. Lo recuerdo también a cámara lenta. Cerré los ojos, todo a mi alrededor quedó en silencio mientras una descarga eléctrica me sacudió el cuerpo y me ericé entera. Ahogué un gemido y me obligué a no mirarle. Estaba segura de que el bar entero se había paralizado al sentir esa descarga de tensión cuando su piel rozó la mía. Fue el contacto más íntimo y público que he tenido jamás con un desconocido. Fue muy excitante, en todos los sentidos. Cuando el dorso de su dedo terminó el largo recorrido de mi mano completa, todo regresó a su ritmo normal y el bar volvió a inundarse con el bullicio jovial que tenía. Después, él se sentó a mis espaldas. No pude estar tranquila en lo que nos restó de noche. De vez en cuando, cuando él se movía para sacudir su cigarro en el cenicero, percibía su aroma exquisitamente embriagador. Olía a mar, a sal marina de las profundidades del océano, a cuentos de sirenas y barcos balleneros. Olía a marinero... mi amor marinero. 
No quise poner atención a su conversación con aquella muchacha, no me pareció prudente, aparte de que no entendía la mayor parte porque hablaban en portugués, pero preferí evitarme el sufrimiento y convencerme de que en realidad eran dos amigos conversando animadamente. No fui capaz de mirarle por última vez antes de salir del bar y ya no volví a verle ninguna de las noches que regresamos allí. Pero sé que ambos nos buscamos con la mirada aquella segunda vez y que su contacto fue intencionado, porque de otra manera nuestras manos ni siquiera estaban cerca para haber sido accidental. 

Después de esta gran historia que me queda por decir... San Miguel es un sitio muy peculiar. En segundos puedes pasar de un día soleado y tranquilo, a un descenso brusco de la temperatura mientras la niebla engulle hasta el ultimo rayo de sol y lo deja todo con un aspecto de neblina fantasmal, de bosque encantado de cuento de hadas. Y al instante, un viento frío y húmedo con olor salino, sopla con fuerza para despejar la niebla y permitir que el sol vuelva a salir. Es una isla paradisíaca, pues todos sus paisajes están salpicados de prados con todas las gamas del color verde. Preciosos acantilados recortan la silueta de la isla, donde en ocasiones, el agua brota burbujeante de las mismas entrañas de la tierra en forma de Géiser. No hay un solo rincón donde no crezca vegetación exuberante ni tengas la sensación de estar recorriendo algún paraíso perdido de tiempos inmemoriales. Lagos verdes, azules, pozas de aguas termales anaranjadas que emanan calientes para disfrute de los bañistas. Acantilados golpeados con furia por ese mar embravecido, ese inmenso y gélido Océano Atlántico...
Yo ya lo he dicho, he vuelto a Madrid totalmente apaixonada de Açores. Sus paisajes, sus gentes, ese algo que flota en el ambiente y que te conquista sin que puedas hacer nada para evitarlo... 
No he querido contar un rollazo de diario de viaje con cada parada y cada visita que hicimos, sino mas bien transmitir las sensaciones que he sentido y que se quedarán para siempre dentro de mi. 



lunes, 1 de abril de 2013

Eu acho que estou apaixonada por Açores

Recién aterrizada en los madriles. Estoy agotada. Mi plan es descansar y cuando despierte ponerme a relatar estos 4 días en Azores. Sin embargo, antes quiero dejar este cartelito, que creo que lo resume todo en una sonrisa.


miércoles, 27 de marzo de 2013

¡Vacaciones!

Bueno, esto ya está. Ha sido muy divertido jugar al Tetris con la ropa y la maleta, aunque al final, me he tenido que sentar encima para cerrarla. Todo un clásico...

Trato de repasar mentalmente para no olvidar nada, porque tengo la espantosa sensación de que me olvido de algo. No tengo la menor idea de que puede ser. Una punzada de nerviosismo me ataca el estómago. Respiro hondo. Vamos Malena, no puedes empezar a agobiarte tan pronto... vuelvo a respirar hondo. Me siento cansada, he dormido poco y regular. Sigo sin acordarme de lo que me estoy olvidando. Chasqueo la lengua y decido ponerme a escribir en el blog.

No quiero pensar en nada. Bloqueo todo pensamiento que aflora en mi mente. Mi plan es dejarme llevar y me niego a planificar un sólo segundo más... quizá por eso me siento tan extraña... no se me da bien improvisar sobre la marcha, nunca he sido muy espontánea. Tssss, creo que me estoy saboteando, había decidido no pensar en nada y mira lo que estoy haciendo... no he parado de pensar!

*Gran suspiro*

Necesito encontrar el botón de OFF de mi cabezota y, a ser posible, antes de volver a Madrid el próximo lunes

En fin, creo que voy a ir a atiborrarme de chocolate y después a meterme en la ducha. Me vendrá bien ponerme bajo el chorro de agua caliente...


domingo, 29 de julio de 2012

Escapada a Zamora

Nos levantamos muy temprano para salir de viaje hacia Zamora, única provincia de Castilla León que todavía no conocíamos. Equipados para un día caluroso y para una buena caminata, salimos dispuestos a pasar un gran día.

La primera parada digna de mención, fue el castillo de Torrelobatón, que alberga el Centro de interpretación del movimiento comunero, además de una exposición permanente sobre la película de Anthony Mann "El Cid", que fue rodada en esta localidad zamorana. Me resultó gracioso ver el cartel de la película editado para varios países, el más curioso para mi fue el de Japón.

 Foto cortesía de mi hermano



Obviando la visita cultural, la paliza a subir escalones diseñados para el siglo XVI, el intervalo creativo de disparar fotografías compulsivamente entre mi hermano y yo, y el solazo de justicia; la visita no estuvo mal.

La siguiente parada fue Toro, donde no pudimos ver gran cosa porque el acceso a la colegiata estaba cortado, vaya uno a saber por qué. Nos dio tiempo de repostar en una tienda, comprar algunos productos típicos y buscar un sitio improvisado donde extender la manta de picnic y comer. Experiencia totalmente para el olvido, así que me abstendré de describirla cerrando el tema con una frase lapidaria: comimos en el parking de una gasolinera, a 40º bajo el sol y sin una sombra en 3km a la redonda.

Después llegamos a Zamora, la bien cercada. Callejeamos un rato en busca de un lugar donde aparcar los coches y nos dispusimos a conocer la ciudad. Me encantaron los rinconcitos con los que me fui topando:



De la catedral, me encantó su pórtico posterior


Al entrar vi un cartel que me llamó la atención

"Autorización para realizar fotografías = 1€", sopesé los pros y los contras y finalmente sucumbí

Una vez dentro, la cámara de fotos fue turnándose entre mi hermano y yo, y pude sacar algunas fotografías con las que estoy bastante contenta (aunque se pueden mejorar mucho)



Tras la visita, abandonamos la catedral y dimos una vuelta.


Se celebraba una boda tradicional en una iglesia cercana, y tuve tiempo justo de echar a correr y disparar, antes de que las muchachas desaparecieran a toda prisa al doblar una esquina

Tras tomar un refrigerio en una terraza, el dueño muy amablemente, nos recomendó unos productos típicos de la zona y un queso especial que nunca me arrepentiré de haber comprado. El queso zamorano tiene Denominación de Origen y sin duda la merece.

Después volvimos al castillo para visitarlo por dentro, pero mi cámara se quedó sin batería, normal después del trote que le dimos a cuatro manos, pero me dio tiempo a hacer una última fotografía

Cansados pero contentos, despedimos a Zamora hasta la próxima, pues es muy probable que volvamos una segunda vez para terminar de conocerla.

sábado, 25 de octubre de 2008

Zaragoza



Que el próximo viaje sea pronto porque ya te echo de menos. Prometo acordarme de que no debo comer nueces ni melocotón, y seguro que el 34 pasa por allí y nos encontramos con Emilio.
En cuanto a Zaragoza... tenemos que volver.

Gracias por otro finde maravilloso.

lunes, 17 de marzo de 2008

Un pequeño respiro...

Menos mal que "Alguien" allá arriba se ha apiadado de mi y me ha enviado un soplo de aire fresco a través de un Arcángel, porque ya me estaba asfixiando.


Inolvidable fin de semana: Burgos, dos buenos samaritanos y su coche, la catedral, croquetas, la catedral, paseo, la catedral, compras, la catedral, sonrisas, un chocolate caliente, encantadoras conversaciones, un rayito de sol, lasaña, más buenas samaritanas burgalesas, "El mito", el monasterio de las Huelgas Reales, en busca de la farmacia perdida, un buffet délicieux, más conversaciones encantadoras, una dedicatoria y el trufero fantasma.



Monasterio de las Huelgas Reales, Burgos.


Gracias, de verdad.

martes, 16 de octubre de 2007

El regreso...

"-¿Quieres que adelantemos el encuentro a mañana?"

Con esa pregunta comenzó todo, el viernes por la tarde. Me faltó tiempo para decirte que sí a pesar de lo precipitado e inesperado del plan, porque sabes que si se trata de estar contigo iría hasta más allá del fin del mundo. Así que tras organizar el viaje, metí algo limpio y que no estuviera demasiado arrugado en la maleta y dormí un par de horas antes de salir el sábado por la mañana para la estación de Atocha a comprar el billete.


Madrid-Málaga en 4 horas que se me hicieron eternas, pero que sobrellevé pensando que por cada kilómetro que avanzaba el tren, me quedaba un poco menos para verte.


"Señores pasajeros hemos llegado a Málaga..." anunció alguien por megafonía y los caniquitos se rebelaron en mi estómago. No podía creerme que ya estuviera allí, ya había llegado. Sonreí, cerré los ojos e inspiré profundamente y cuando volví a abrirlos, vi que en el letrero gris de la estación, estaba escrito con grandes letras blancas Málaga, y entonces volví a sonreír.


Bajé del tren entre gente apresurada por pisar el andén por diferentes motivos. Mirando sus caras atentamente puedo adivinar cuales son esos motivos... el rictus correcto y serio de un hombre impecablemente trajeado, que pasea su pequeña maleta de plástico duro último modelo y que en la otra mano sostiene su portátil enfundado en un elegante maletín negro.


La cara de felicidad de unos padres al ver los ojillos ilusionados de sus pequeños cuando les dicen que van a ir a ver el mar mientras empujan dos grandes y pesadas maletas más humildes que las del señor trajeado, pero seguramente más llenas de todo.


La cara radiante y el gesto nervioso de alguien que busca con la mirada un rostro que reconocer entre las demás caras de la estación... o quizá esa era yo y aquella era mi cara reflejada en el cristal de la ventana de un vagón... ya no lo sé.


Anduve unos metros buscándote sin éxito , de modo que agaché la cabeza para ponerme las gafas de sol e impedir que la claridad me deslumbrara y me impidiera verte, pero cuando alcé la vista, la persona que iba delante de mi se apartó y allí, detrás de ella, apareciste tu. Resurgiste de la nada vestido de azul claro y por un momento juré que habías sido una visión celestial, mas cuando me sonreíste lo supe con certeza: eras una visión celestial, y yo correspondí a tu sonrisa... por fín había regresado a tu lado.


Lo que después ocurrió hasta que llegaron las 23:00h del domingo, lo guardo tan vivo en mi memoria que si cierro los ojos puedo revivir cada instante, cada minuto de esas horas contigo.


Después... la vuelta a casa, eterna como la misma muerte, con la tristeza y la alegría peleando en mi pecho por imponerse la una sobre la otra.



Lo mejor del viaje: Tu

Lo mejor del sábado: Tu y cada instante que pasé contigo

Lo mejor del domingo: Tu y todos los segundos que pasamos juntos. El paseo en coche por la ciudad y la meditación sentada en un columpio de la misma playa, mientras miraba el mar.



Me quedo con esta canción, de entre todas las que han aparecido en algún que otro momento de este fin de semana.


Videos tu.tv


"Y ahora morirme no sería más desgracia que perderte para siempre, ay mi vida no te vayas, porque yo sé que esto es amor del verdadero y sin dudarlo ni un momento, te confieso que te quiero"

lunes, 30 de julio de 2007

Numantia.

Este finde he estado en Numancia (Soria) viendo el yacimiento arqueológico. He aprendido un montón de cosas... ¿Sabiáis que los habitantes de Numantia fueron un verdadero quebradero de cabeza para los romanos?, igualito que los galos, pero estos eran de la tierra.
Tras varias derrotas vergonzosas para los romanos, decidieron actuar porque no podían permitirse el lujo de que un simple asentamiento celtíbero le tomara el pelo a fuerza tan poderosa como Roma. Así que tras sitiarla y resistir varios meses, finalmente la ciudad sucumbió por inanición. Publio Cornelio Escipión "El africano" se hizo con la victoria y Numantia se reconstruyó al estilo romano (por eso quedan restos mezclados de casas celtíberas y romanas).


Yo alucino con estas visitas, cada día estoy más convencida de que los antigüos eran mucho más inteligentes que nosotros, lo tenían todo estudiado y aprovechaban mucho mejor los recursos naturales aún careciendo de todo lo que tenemos hoy en día.

Después de pasar un calor de muerte en el yacimiento, nos bajamos al pueblo y allí había una pequeña representación de los vecinos sobre la historia de Numantia. Llegamos sólo a la lucha entre romanos y celtíberos, el resto (la toma de Numantia y la victoria de Escipión), se haría por la noche y a eso ya no llegábamos.
No me puedo creer la suerte que he tenido, estoy super contenta, porque sin tener ni idea de que eran las fiestas del pueblo y que se hacía esta representación, nos decidimos por visitar Soria este finde. ¡Ya era hora que me tocara algo de suerte a mí!.


Total que cuando acabó la representación, nos tomamos una Caelia Celtíbera en un bar que la hace artesanalmente como se hacía entonces, y tengo que decir que realmente este era uno de los motivos de mi viaje: probar la Caelia que me quedé con las ganas de probar la otra vez.
Y aunque a mí no me gusta la cerveza y tenía un regusto amargo, estaba buenísima y helada, vamos que entró muy bien :P.


Luego nos fuimos a Soria y buscando un sitio para comer advertí en un cartel que el restaurante Leonor, se encontraba cerca de la ermita de Nuestra Señora del Mirón, y pensé que sería interesante verlo, así que allá fuimos a comer.
Después de la pitanza, aprovechamos y entramos a la ermita, y la señora que la cuidaba y la estaba limpiando porque había habido una boda esa mañana, nos la enseñó. Vuélvome a quedar alucinada con los sorianos, son amabilísimos, y con esta señora en especial porque nos enseñó hasta su casa, sitio que está normalmente anexado a la ermita y que no te enseñan en las visitas.

Encantadísima quedé con la visita y con la buena mujer... Castilla ya se sabe, es lo que tiene.



Luego nos bajamos hasta San Juan De Duero para ver el claustro y después nos dirigimos a la ermita de San Saturio: segundo motivo por el que realizamos este viaje a Soria.


Si digo que es preciosa me quedo corta. Es una ermita excavada en la ladera de una montaña... no os digo más, tenéis que verla que os aseguro que merecerá la pena, independientemente de que sea un lugar religioso y a vosotros no os molen esas cosas.


Y luego, cómo no podía ser de otro modo, nos dimos una vueltecita por Soria e hicimos algunas compras: mantequilla dulce, chocolate, mermeladas insólitas, queso, algunas pastas y otros dulces (lo sé, soy peligrosa jajajajaja :P).


Fue una delicia pasear por Soria, hacía calor, pero corría un airecito fresquito que daba Gloria. Con deciros que nos sentamos en una terraza para tomarnos algo y yo quería quedarme a vivir allí en la terraza :P.


Delicia fue también pasear con los fragmentos de poemas de Machado adornando las fachadas de algunos edificios, con motivo del centenario de la llegada de Machado a Soria.




"Soñé que tú me llevabas por una blanca vereda,
en medio del campo verde, hacia el azul de las sierras,
hacia los montes azules, una mañana serena.



Sentí tu mano en la mía, tu mano de compañera,
tu voz de niña en mi oído como una campana nueva,
como una campana virgen de un alba de primavera.



¡Eran tu voz y tu mano, en sueños, tan verdaderas!...
Vive, esperanza, ¡quién sabe lo que se traga la tierra!".






Yo cada vez estoy más encantada con Soria, a mi me ha conquistado totalmente, porque no sólo es una ciudad encantadora, sino que la gente es de lo mejor que me he encontrado.
Es una pena porque no está tan promocionado el turismo de Soria como el de otras ciudades castellanas, pero yo os animo a conocerla si no lo habéis hecho ya, porque estoy segura de que no os defraudará. Yo desde luego pienso tripitir :D.

Ya colgaré las fotillos en mi space cuando me toque la lotería y me compre el cablecito para sacar las fotos del móvil jajajaj.

lunes, 28 de mayo de 2007

Sevilla tiene un color especial...

"-¿Nunca has hecho una locura?"

Esta pregunta que me hicieron hace ya tiempo, fue la que me indujo a pensar en hacer este viaje. Ciertamente nunca había hecho algo así, pero pensé que ya iba siendo hora y tras meditarlo, compré un billete para irme a Sevilla este fin de semana.
Lo que narro a continuación es lo que aconteció durante el fin de semana:

El sábado salí de casa a eso de las 8, para ir a la estación de Atocha y coger el Ave que salía a las 10. Llegué un poco temprano, pero como a mi no me gusta ir a los sitios con prisas, tuve tiempo de familiarizarme bien con el terreno ya que era mi primer viaje en Ave. Aparte de que en esta ocasión iba sola y preferí ir con tiempo.
Tras pasar los controles de equipaje y el control de billetes, bajé al andén. Mi vagón era el número 18, que estaba al final del todo, así que me pegué una buena caminata hasta él. Una vez subido, dejado la maleta en el casillero, buscado el asiento y sentado; llegó mi compañero de asiento. Era un hombre de negocios, bastante simpático por cierto. Nada más sentarse exclamó "Casi llegamo a Córdoba andando, no vea", a lo que no pude evitar sonreír porque tenía razón, un poco más y nos pasamos el tren de tanto andar.
El tren salió tan puntual que quedé sorprendida, era la primera vez que me montaba en un tren que salía a su hora. Después pasaron las azafatas repartiendo auriculares para el hilo musical o para ver la película, y tras escuchar el mensaje de una de ellas dando la bienvenida e informando sobre detalles del viaje, me acomodé, saqué mi mp3 y me dispuse a disfrutar del paisaje desde la ventanilla de mi asiento.
Apenas pude dar unas cabezadas porque mi compañero se movía demasiado, pero el viaje no se me hizo largo en absoluto.
Llegué a Sevilla un poco antes de las 12:30, hora prevista de llegada, y seguí las indicaciones de mi amigo que el día anterior me hizo un crokis para saber por qué escalera tenía que subir. Gracias a su crokis xD no me perdí y nos encontramos justo en el punto donde habíamos quedado.
Tras el encuentro, dejamos la estación de Santa Justa para dirigirnos al hostal donde me hospedaría. Dejamos allí mis cosas y salimos a dar una vuelta por un parque cercano, porque era demasiado pronto para comer.
Cuando se nos hizo la hora, abandonamos el parque para ir a comer algo: papas ali oli, papas bravas y pechuga de pollo a la plancha con salsa roquefort y con papas también xD. Creo que Mr. S., mi amigo, acabó de papas hasta arriba ese día.
Llenado el buche, cogimos el bus para ir al centro y una vez allí dirigirnos a ver la basílica del Gran Poder, pero llegamos demasiado pronto y estaba cerrada.
Nos sentamos un ratillo en unos bancos que había esperando a que abrieran, incluso nos tomamos algo en un bar cercano, pero la tarde no era muy apacible y él no llevaba manda larga. Así que optamos por entrar al Corte Inglés a ver si encontrabamos "un chaleco" para que pudiera ponerse y no morirse de frío. Por desgracia no vimos nada, y salimos de allí con las manos vacías.
Una pequeña y fina lluvia nos estaba esperando fuera, y nosotros sin paraguas. Entramos a cobijarnos en varios sitios y hasta nos acercamos a unos tenderetes que había por la zona para comprar un pagaruas, pero al final desechamos la idea y yo me pude comprar una pulsera de la que me encapriché :P.
En el Corte Inglés habíamos estado mirando libros y en una guía de viajes de Sevilla, vimos que la basílica la abrían a las 18:00, con lo que volvimos allí y nos sentamos a esperar. Pero como tengo toda la suerte del mundo, nos topamos con nada menos que 2 bodas, una detrás de otra.
No tuvimos más remedio que esperar a que terminaran porque yo no quería irme sin ver el Gran Poder. Yo creo que nos sentamos en todos los bancos que había allí, por cambiar un poco y porque la llovizna intermitente nos obligaba a correr a refugiarnos bajo un toldo y regresar al banco una vez seco.
Pero cuando mi amigo el palangana miró el reloj por enésima vez poniendome de los nervios, decidí que sería mejor dar un paseo por las inmediaciones o le acabaría asesinando.
Así estuvimos hasta las 20:00 hora en la que ya no había más bodas pero sí misa, y por fín entramos. La pillamos bastante avanzada asi que apenas nos quedamos 15 minutos a la misa (por suerte para mi pobre Mr. S.) y después pasé por el besa pie de la imagen, que me hizo mucha ilusión.
Compramos algunos recuerdos en la tienda que había y salimos con la idea de llegar al barrio de Santa Cruz, pero la lluvia tenía otros planes. Mojados y cansados, llegamos hasta la barqueta nada más, y cogimos el bus para regresar al hostal, desistiendo así de la idea de ir a ningun sitio más aquel día.

Al día siguiente, el domingo, tuve más suerte. El tiempo se estabilizó y el sol asomó, así que era buen momento para ir a ver la Macarena, y allí nos fuimos.
Después de verla, echar unas fotillos y comprar algunas cosas de recuerdo, nos sentamos en un parque tranquilamente a desayunar papas fritas xD.
Como la hora se nos iba a echar encima, regresamos a por mi maleta y nos fuimos ya para la estación de Santa Justa a coger mi Ave que salía a las 14:00. Allí me di cuenta de que las esperas son peligrosas, me metí en una tienda de bisutería y me compré varias cosas xD, no se me puede dejar sola ojú.
A eso de las 13:30 me despedí con pena de mi amigo el sevillista (que acabé con sobredosis del Sevilla y hasta me aprendí una estrofa del himno), pasé los controles y busqué mi vagón. Esta vez el 17 pero pillaba justo en la cabecera, al contrario que la ida, así que agradecí no andar hasta el final del andén y me subí al tren.
De la vuelta casi no me enteré porque me dormí y me desperté llegando ya a Madrid a eso de las 16:20, donde me estaban esperando para recogerme e ir a votar y dar por concluido mi fin de semana.


La verdad es que estoy super contenta de haber ido. Al principio me parecía una locura, pero tenía ganas de hacer al menos una de esas en mi vida (más que nada para decir que pude hacerla), y al final me alegro enormemente de haberla hecho porque ha sido un fin de semana estupendo.
Puede que no haya sido un viaje en el que haya visto muchas cosas, pero eso no me interesaba. No iba a ver Sevilla, a eso ya fuí hace muchos años. Iba a ver a mi amigo y a las dos imágenes que me quedé con ganas de ver aquella vez. Así que estoy super satisfecha, sobre todo con la paciencia que tuvo mi Mr. S., yo me habría mandado a tomar por culo si fuera él xD.
Gracias rey, por todo :****************************************************************. Como vuelvas a mirar el reloj te collejeo, cohone.


Las fotillos están
aquí en la sección "Yo y mi complejo de Willy Fog.

lunes, 14 de mayo de 2007

Puente de Mayo 2007

Casi dos semanas después de haber vuelto, me pongo a contar lo acontecido durante mi puente de mayo. No tengo tiempo jos, estoy agobiada, necesito otro puente jajaja.

En fin, así fue como pasó...



Domingo, 29 de Abril: Salimos de casa tempranito, a eso de las 7 de la mañana. Tras meter las maletas en el coche (que esta vez, milagrosamente, eran dos nada más), salimos de Madrid con dirección Soria, nuestra primera parada.
A las 10 más o menos llegamos a Soria. Como íbamos a lo que surgiera, a la aventura y sin ningún plan (que es como mejor salen los viajes luego), fue todo muy relajado, sin prisas. Teníamos un día entero para visitar lo que quisiéramos antes de reunirnos con mis tíos al día siguiente, así que aparcamos el coche en el parque de la Alameda de Cervantes, conocido por los sorianos como La Dehesa.
En un principio no vimos el museo numantino que está justo enfrente de donde habíamos aparcado, porque nos habíamos quedado embobados con el parque que es precioso; pero después si reparamos en él y decidimos acercarnos a echar un vistazo. Íbamos a ciegas sin saber que era lo que allí había y nos topamos con una exposición Celtíbera. Nos avisaron de que un arqueólogo estaba dando unas explicaciones acerca de la exposición y que habíamos llegado a tiempo, así que nos reunimos con el grupo que ya había comenzado la visita.
Tuvimos suerte, con lo que me gustan a mí los museos y las exposiciones de culturas antiguas no podía haber sido más acertada la visita (visita por cierto que merece muchísimo la pena y en la que aprendí un montón de cosas sobre los celtíberos). Durante la explicación, el muchacho nos recomendó un lugar a las afueras donde servían Caelia celtíbera (cerveza de trigo elaborada como entonces) y que me quedé con muchas ganas de probar, puesto que la cerveza no me agrada ya de por sí, y tenía mis dudas de que yo sola pudiera terminarme una jarra de tal bebercio. Para la próxima cae, vamos que si cae.
Tras salir del museo, dimos un paseo con intención de ver la ciudad. No sé si sabéis que están celebrando el centenario de la llegada de Antonio Machado a Soria, yo tampoco lo sabía y os aseguro que fue un gustazo pasear por la ciudad con poemas de machado colgando de los edificios y disfrutar de ellos al mismo tiempo que del paseo.
Caminando, llegamos a la Plaza Mayor en donde en ese momento sonaban sevillanas de fondo desde un pequeño escenario. Debian de estar celebrando la feria de abril sevillana lo que me hizo acordarme de un amigo y no pude evitar mandarle un sms. Después nos encontramos con un amabilísimo señor mayor que paseaba tranquilamente por allí y que se acercó hasta nosotros preguntándonos si habíamos visto ya el Palacio de los condes de Gómara y ante nuestra negativa nos condujo hasta él. Nos explicó que normalmente se puede visitar pero que ése día había rumores de que se celebraba un juicio allí y la presencia policial lo confirmaba. Nos quedamos con las ganas pues. Antes de marcharse el hombre nos indicó dos cosas que no debíamos perdernos en nuestra visita a Soria: La Concatedral y el monaterio de San Juan de Duero. Agradecidos, le despedimos y él continuó su paseo.
Yo me quedé flipando, en mi vida había visto que alguien fuera tan amable sin ningún motivo oculto y afirmé que en Madrid sería impensable que un señor, que no fuera guía turístico y que estuviera paseando, se desviara de su ruta matutina sólo para indicarnos los monumentos que no debíamos perdernos. A lo que mi padre respondió "Es que esto es Castilla", y tengo que darle la razón, los castellanos son de lo mejorcito con lo que me he topado hasta ahora.
Siguiendo las indicaciones del amable señor, nos dirigimos a la Concatedral, pero en ese momento no se permitían visitas porque estaban celebrando misa, así que optamos por ir a San Juan cruzando el Duero sobre el puente, que a pesar del paseo mortal, mereció mucho la pena.
Ya de vuelta entramos en la Concatedral y después desandamos todo para volver al coche y abandonar la ciudad, no sin antes hacer algunas compras típicas: mantequilla dulce de Soria, pastas y demás.
De camino nos topamos con la Ermita de San Saturio. Yo me enamoré de la preciosa entrada del paseo y del paseo mismo que conduce a la Ermita, la cual no pudimos visitar porque llegamos a las 13:58 y cerraban a las dos no habiendo visita ese día por la tarde. Queda pues para otro viaje.
En Albelda (Logroño) hicimos una parada para comer en un restaurante de la carretera porque ya se nos hacía muy tarde y corríamos riesgo de que cerraran las cocinas y nos quedáramos sin comer. Tras la comida, estupenda por cierto, nos dirigimos a Nájera, nuestro destino.
Una vez llegado allí, encontrado el hotel y dejado las maletas, nos informaron en recepción que había un mercado medieval ese fin de semana en el pueblo. Lo que faltaba para redondear el día, no me gustan a mí ni nada los mercados medievales...
Así que dimos un paseo por el precioso pueblo de Nájera, del que quedé prendada y al que pienso volver, y callejeamos un poco por su mercado medieval haciendo algunas compras inevitables :P. Después de eso volvimos al hotel a descansar un poco, cambiarnos y cuando hubo caído la noche volvimos a salir de paseo por el pueblo, que de noche es mucho más bonito todavía. Esa noche ninguno de nosotros cenó porque la copiosa comida nos quitó el hambre para el resto del día, así que nos acostamos enseguida nada más volver del paseo nocturno.

Lunes, 30 de Abril: Nos levantamos prontito y decidimos visitar el monasterio de Santa María la Real antes de abandonar el pueblo, e hicimos bien porque es muy bonito.
Nos reunimos después con mis tíos a la salida de Nájera y emprendimos todos el camino hasta Calahorra, nuestro siguiente destino. Una vez llegado y dejado el equipaje, salimos hacia Olite, para visitar su castillo que ahora es un Parador Nacional. Impresionante, precioso, nos gustó tanto que decidimos quedarnos a comer allí cerquita del castillo. Y por fin, después de estar en tierra de buenos vinos, me decidí a probarlo aun sabiendo que no me gusta el vino y que si lo bebo tiene que ser con gaseosa. Pues con gaseosa y todo el vino estaba de muerte, y eso que era vino de la casa normalito.
Tras despegarme con pena de la media frasca de vino que quedó de la comida, cogimos la carretera nuevamente hasta llegar a Pamplona. Tuvimos la mala suerte de que nos llovió a mares y no pudimos disfrutar bien de la ciudad, pero como no hay mal que por bien no venga hicimos una parada en un bar y probamos los pintxos que le dan fama a la ciudad.
Calados y agotados, volvimos a Calahorra en donde decidimos que la cena sería en un burguer king del centro comercial cercano al Parador donde nos hospedábamos, porque no estábamos para dar vueltas en busca de un restaurante y además estaba lloviendo sin parar. Así pues, tras la cena regresamos a las habitaciones y el agotamiento me indujo a un sueño casi inmediato.

Martes, 1 de Mayo: Dejamos Calahorra temprano y nos dirigimos a San Millán de la Cogolla, para visitar el monasterio de Yuso quedándonos con las ganas de subir al otro monasterio, el de Suso, que está en la parte alta de la montaña porque llovía demasiado y había que esperar un autobús que nos subiera ya que no se podía subir en coche. Queda también para otra ocasión.
El broche fue de lujo, pues el monasterio de Yuso me gustó especialmente. Allí descubrí los primeros tomos que tenían constancia del nacimiento de la lengua castellana y muchas otras cosas interesantes en la visita, como los restos de San Millán, santo muy milagroso, que reposan en el monasterio. No podía irme sin "charlar" un rato con él.
Acabada la visita, dimos una vuelta por los alrededores del monasterio, encontrando una tienda que vendía souvenirs y en la que no pudimos evitar llevarnos recuerdos para todos. Lo que me sorprendió fue la paciencia :P, que tuvo el dueño conmigo explicándome amablemente aquello que le iba preguntando acerca de unas láminas con el alfabeto basado en la escritura de los monjes en los libros de castellano antiguo. Me traje también algunos productos de belleza realizados con vino, lo que me dijo que era "vinoterapia" y me resultó la mar de curioso.
Después de las compras, buscamos un lugar donde comer y finalmente optamos por El asador de San Millán, que se encuentra enfrente del monasterio. Hago especial mención porque nos atendieron estupendamente a pesar que había la tira de gente allí, y comimos más que bien con el menú de 8 platos a elegir. Todo delicioso, hasta el vino, no pude resistirme y lo volví a pedir en la comida, con la diferencia de que me gustó tanto, que al final le pregunté al camarero que nos atendió si me podía llevar a casa la media botella que me sobró y me dijo que no había ningún problema jajaja :P. Para más inri de postre pedí peras al vino, a lo que el camarero (que era el maître) me hizo el favor de dar aviso para que me reservaran algunas porque no sabía si quedaban ya. Lo cierto es que me dio pena y todo marcharme, porque hasta cuando nos íbamos, en la salida misma, estuvo charlando un rato con nosotros distendidamente. Da gusto dar con gente tan simpática. Amenazo con volver.
Así que después de comer y subirnos al coche, emprendimos el larguísimo camino de vuelta a casa que se me hizo eterno y acabé de coche hasta las pelotas. Agotada pero encantada, llegué a Madrid bien entrada la noche, dando así por terminado mi fabuloso puente de Mayo.

Jo, ahora que lo escribo y voy recordando me invade la nostalgia, yo quiero volveeer sniff. Lo cierto es que después de tanto tiempo sin vacaciones, lo cogí con ganas, lo necesitaba en verdad. Y lo pasé genial, y me dio mucha pena que se acabara, pero en el fondo había un motivo especial por el que me alegraba de volver...