miércoles, 11 de julio de 2007

Los hombros del ángel se estremecían mientras lloraba...


Los hombros del ángel se estremecían mientras lloraba arrodillado junto al cuerpo sin vida de una joven. Su cadáver yacía con un tajo certero en el cuello por donde se había desangrado. La roja sustancia teñía la piedra del suelo de la catedral mientras las lágrimas del ángel caían ininterrumpidamente sobre la muchacha mojando su pálida y fría tez.
–He fracasado –se decía Melvin una y otra vez sin poder apartar la vista del inexpresivo rostro de la mujer.
–Vamos Mel, no seas tan duro contigo mismo –ironizó una voz cavernosa que reverberó por todo el edificio.
Melvin levantó la vista y se encontró a Mefistófeles, sonriendo con plena satisfacción, que estaba apoyado de brazos cruzados sobre uno de los pilares tallados que se elevaban hasta la cúpula de la catedral.
–Te enfrentabas a mí, es normal que hayas salido perdiendo. Sin embargo me has sorprendido, pensé que me darías menos problemas. Eres un novato con mucho talento Mel, si te echan de ahí arriba siempre puedes venir a verme, te haremos un huequito entre los nuestros –dijo Mefistófeles con un brillo malicioso en sus pupilas.

–Tú… tú… –dijo Melvin sin acertar a decir nada más porque se le agolpaban las palabras en la garganta.
–Tranquilo Mel, la ira es un pecado capital. A tu jefe no le gustará –continuó regodeándose Mefistófeles.

En ese instante, el cuerpo de la muchacha comenzó a refulgir con un brillo argénteo. Poco a poco su alma iba saliendo de su cuerpo hasta que lo abandonó por completo y permaneció levitando suavemente sobre él. La joven se estremeció al divisar su cadáver tendido sobre un charco de sangre.
–¡Estoy muerta! –se dijo con el rostro desencajado al darse cuenta de lo que había hecho. La muchacha quiso llorar pero no pudo, o eso es lo que a ella le pareció, porque no sintió sus lágrimas resbalar por sus mejillas. No tenía conciencia de su cuerpo, era una masa de aire etérea sin límite corporal y se sentía extrañamente liberada, mucho mas ligera y capaz de empatizar con su alrededor al sentir la energía de las cosas y su propia energía. Era capaz de sentir cualquier cosa sin límite alguno, con mayor intensidad de la que jamás había conocido.

–Así es Malka, y tengo que decirte que no está nada mal, ha sido un gran corte, limpio y rápido. El amo se alegrará mucho de contar con alguien con unas habilidades como las tuyas entre sus filas –dijo Mefistófeles.
Malka observaba horrorizada a Mefistófeles, quién nunca había aparecido ante ella con su verdadero aspecto, y comenzó a sentir que el mal que irradiaba el demonio se filtraba rápidamente en su espíritu.
–¡No! –Chilló Melvin con lágrimas en los ojos-. No puedes llevártela.
–Claro que puedo, ella me ha entregado su alma voluntariamente y al suicidarse me ha ahorrado gentilmente tener que matarla yo mismo. Dos pecados imperdonables en el mismo día Mel… infierno seguro –se jactó Mefistófeles.
Melvin sabía que Mefistófeles estaba en lo cierto, habían sido dos pecados imperdonables y él no podía hacer nada para cambiar la situación, aquello se le escapaba de las manos.
–¿Melvin? –preguntó Malka mirando fijamente a aquél ángel que estaba arrodillado junto a su cuerpo.
–Sí, Malka –le respondió con la voz entrecortada.
–¡Eres un ángel! –exclamó atónita sin poder apartar los ojos de las dos colosales y níveas alas que sobresalían de la espalda de Melvin.
–Y yo un demonio y tu una muerta. Excelente apreciación, Malka -espetó Mefistófeles perdiendo la paciencia-. Y ahora venga, larguémonos de aquí, Gengis me esta esperando para meterle una estaca por el culo.
Mefistófeles chasqueó los dedos y un gran agujero negro se abrió a sus pies, del que emanaba un hedor asfixiante a maldad y a azufre y del que se escapaban los gritos desgarradores de los condenados. Una fuerza invisible comenzó a atraer el espíritu de Malka hacia el agujero.
–¡No! –gritaba ella desesperada sin poder resistirse a la fuerza de succión del gran hoyo–. ¡Nooooooooooo!

Y el agujero se la tragó por completo ahogando sus gritos y devolviendo un silencio imperturbable a la catedral.
Mefistófeles se dispuso a seguirla pero antes de adentrarse en el hoyo, se dio el lujo de lanzar un escupitajo a una de las imágenes de santos que había sobre un pedestal, la cual comenzó a retorcerse y descomponerse por acción de la negra sustancia, igual que si la hubieran arrojado un ácido altamente corrosivo.
Con una diabólica carcajada, Mefistófeles saltó al vacío introduciéndose en el agujero y éste se cerró inmediatamente tras él.


Melvin se había quedado solo con el cuerpo sin vida de Malka y Mefistófeles se había llevado su alma al averno. Había fracasado estrepitosamente y ahora el príncipe de las tinieblas contaba con otra alma pura entre las filas de su ejército del mal. Era cuestión de tiempo que corrompiera el alma de Malka y entonces se convertiría en un peligroso soldado infernal al que sería muy difícil abatir en la Gran Guerra Final.
Desolado, Melvin se agachó junto al cuerpo de Malka e hizo lo único que podía hacer por ella en aquél momento: orar.

Mientras de sus labios salían plegarias en una desconocida lengua, Melvin apartó un mechón de pelo del rostro de Malka. En ese instante, un brillo repentino refulgió en el pecho de la muchacha, deslumbrando a Melvin, quién encontró un medallón plateado en forma de corazón oculto entre los pliegues de su blusa. Cuando lo cogió entre sus dedos para verlo mejor, éste se abrió provocando que Melvin diera un respingo. Se trataba de un medallón que contenía una pequeña foto en su interior: era Malka abrazada a un joven.
Melvin reconoció al muchacho como el gran amor de Malka, por el que tantas veces la había visto llorar en secreto tendida en la cama de su cuarto. Él sabía cuánto lo amaba ella, porque podía sentir cómo el amor centelleaba en la mirada de la muchacha cada vez que pensaba en él, y se lamentó de que el joven nunca hubiera sentido por ella lo mismo que sentía Malka por él.
Melvin conocía bien el amor y la complejidad de este sentimiento y se lamentó de que los humanos lo utilizaran en sus estúpidos juegos, como si se tratara de niños jugando con un arma de fuego cargada.

Y entonces lo comprendió.
–¡El amor!... el amor está más allá del bien y del mal porque no está aliado con ningún bando y puede hacer que te inclines hacia un lado u otro por su culpa –dijo en voz alta entusiasmado porque las piezas comenzaban a encajar en su cabeza–. Ya sé cómo arreglar esto.

De repente Melvin se vio sumergido en una tenue y blanquecina bruma. Sobresaltado, se dio cuenta de que estaba atravesando las nubes y cayendo en el vacío. A sus pies comenzó a distinguir tierra firme aproximándose a él a una velocidad cada vez mayor y recordó que se encontraba viajando a la tierra en una misión para proteger a una niña recién nacida. En ese momento se dio cuenta de que todo lo que había ocurrido, no había sido más que una premonición, puesto que los ángeles tienen ese don.
Mientras su cuerpo iba descendiendo rápidamente, una extensa sonrisa se dibujó en sus labios, al mismo tiempo que dirigía una plegaria silenciosa con la vista perdida en la infinidad del firmamento.






Más ángeles en El cuentacuentos.

7 comentarios:

Luz de Luna dijo...

¡Jo-del!. Es bueniiisimo. Salu2.

Anónimo dijo...

Solo espero que entre Eros y el gato Morg impidan que la profecia se cumpla.
Me encantaria creer que todo es ficcion...

Carabiru dijo...

Ualaaaaaaaaaaaaa!!!
Genial! genial genial!
Ya haste estaba mordiendo el teclado de nervios ante lo que preveía un final desastroso!

Y me ha encantado ese giro!!
Síiiiiii, el amor!

Pugliesino dijo...

Incluso los ángeles pueden soñar,incluso los sueños pueden darse,incluso ella puede salvarse,y hasta el mal puede derrotarse.Todo ello cuando ya se había consumado el drama y todo se había perdido.
Todo? Todo no! Quedaba la esperanza, la esperanza que aún sin remedio se resistía a perder orando sobre ella,y es que sin ese instante no hubiera descubierto que siempre hay una razón para seguir adelante,para no rendirse,incluso ante el mismo diablo.
Enhorabuena! Un abrazo

tormenta dijo...

Buenos días nena!
Otra de tus pequeñas obras de arte, es la continuación perfecta ^^. Aunque no sé como te lo montas para dejar siempre cada parte con un final abierto, que te hace desear saber más y más de la historia.
Reconozco que no estoy demasiado de acuerdo con la teoria de Melvin (buen nombre por cierto!)... un ángel deberia saber que el amor, el real, el que vale la pena, el que no se ve retorcido por las inseguridades, el miedo a ser rechazados y el egoismo, sólo tiene un camino...aunque esa confrontación entre el bien y el mal y esa fina linea que parece separarlo y a la vez conectarlo todo convierte en pura magia tu cuento. Estoy deseando que lo continues :)
Un beso admirado princesa.
pd. Sé que he estado un poco perdida jejeje, han sido ina especie de minivacaciones a caballo entre c. real, madrid y sevilla, por eso no se me ha visto mucho el pelo. A ver si me voy readaptando de nuevo a la rutina... aunque llevo una hora en el curro y lo único que hago es escaquearme y mirar atontada por la ventana el precioso día que hace ^^
aiiiiissss que malo es estar premestrual.

Roadmaster dijo...

¡Hola! Con un poco de retraso, pero ya me he leído los tres tercios de la primera parte y esta su continuación. ¡Me encanta! Con lo friki que soy yo de los Reinos Olvidados y de pelis rollo "Dogma"...
Una historia enrevesada, una redacción y un ritmo que enganchan... ¡quiero más!

Anónimo dijo...

Perdona por no haber venido antes, pero he estado más de una semana sin internet y todavía no anda fino que digamos....
Sobre tu relato ¿Qué te puedo decir además de que es maravilloso y que espero que lo continúes? Con lo bien que escribes y esos finales geniales y abiertos, puedes seguir todos los relatos que te dé la gana y que todos agradecemos que compartas con nosotros.
gracias por haberme avisado. No me hubiera perdonado perdérmelo.
Un abrazo y hasta prontito, que espero se solucione los problemas de mi red.