miércoles, 25 de junio de 2008

Impresiones y crónica final

Las fiestas de Torrejón'08 no voy a olvidarlas nunca. Han sido los mejores y más intensos 5 días de mi vida. Durante 5 días mágicos he bailado, he cantado, he gritado, he conseguido estar cerca de personas a las que admiro profundamente, me he hecho fotos con ellos, he conseguido sus autógrafos dedicados, he comprobado que son buena gente, y he disfrutado de sus conciertos como nunca lo he hecho.
También he sacado los pies doloridos e hinchados, algunas llagas, agujetas hasta en las pestañas, una afonía, un cansancio extremo, un odio recalcitrante por mi puñetera cámara de fotos, y un cariño especial por los que, desde este momento, pasarán a ser mis pantalones de concierto.

Aunque ha habido momentos durillos, TODO ha merecido la pena y lo volvería a hacer sin ninguna duda.

Han sido tantos momentos especiales en estos cinco días, que si no les hubiera hecho una foto o grabado en vídeo, creo que pensaría que todo ha sido un sueño pues aún hoy, estoy como flotando en una nube maravillosa que espero que dure mucho tiempo. El testimonio gráfico de todo ello, lo podéis encontrar aquí.

Si tenéis mucho interés en los conciertos que se han celebrado, estoy segura de que si buscáis, encontraréis ;).

Me quedo con un recuerdo especial porque es el que mejor resume todo y el que desencadena el resto cuando cruza fugaz por mi memoria; y es ese olor a humo artificial y a escenario, a tierra mojada, cerveza y Kalimotxo... ese olor a concierto que se ha grabado con fuerza en mi.

Una vez más quiero agradecérselo al ayuntamiento que se ha currado las fiestas de este año y eso se ha notado. Unas fiestas que han sido perfectas desde el principio hasta el fin, con ese irrepetible concierto y ese apoteósico castillo de fuegos artificiales que han puesto el mejor broche de oro que puede uno imaginarse. Sólo me queda añadir: ¡¡Ole, ole y ole!!.


Llegó el momento de desmontar el escenario, de guardar los amplificadores y los focos, de recoger la carpa blanca y el año que viene, quizá, volver a desempolvarlo todo y ¿quién sabe?, igual hasta la magia vuelve a concederme el deseo de otros cinco días inolvidables.

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