lunes, 23 de junio de 2008

Concierto de Chambao

Supongo que alguien se extrañará de verme por aquí escribiendo mi crónica tan pronto (y más sabiendo que hoy tocaba Chambao a las 22:30), pero no adelantaré acontecimientos y comenzaré por donde se debe comenzar; el principio…



Por unas cosas o por otras, hoy se me ha hecho más tarde que de costumbre, así que me he tenido que duchar, arreglar a la carrera y salir a la calle sin cenar (tampoco había comido, por lo que la cosa tenía más delito). A eso de las 22:20, llego al recinto donde actúa Chambao esta noche, que ya está bastante lleno.

Me fijo en que alguien del equipo enciende lo que parece ser un recipiente con incienso y lo deposita en la tarima donde está ubicada la bateria, cosa que me resulta curiosa...

Sin embargo y por problemas técnicos con la iluminación, no veremos a La Mari hasta bien pasadas las 23:00, momento en el que los silbidos y pitidos de los impacientes seguidores, se transforman en aplausos y piropos al verla abandonar las bambalinas y caminar descalza hasta el centro del escenario.
No nos hace esperar más y se arranca con la primera de sus canciones, poniendo a todo el mundo a bailar y cantar con ímpetu.


Una vez terminada la canción, que el público agradece con sendos aplausos, La Mari, sonriente, se dirige a nosotros: “-Buenas noches, gracias por haber venido y gracias al ayuntamiento por hacer conciertos gratis, ¿e o no?” y nos arranca un aplauso colectivo y unas sonrisas. Esta mujer es única, sin duda.

Con la segunda de sus canciones pide nuestra colaboración con un “Vamo a tocar lah parma o argo, ¿no?” y nosotros respondemos sin demora.
El ambiente es de un buen rollo impresionante, lo que me sirve para confirmar que un concierto de Chambao es casi una experiencia mística. El sonido: brutal; la música: de lo mejor; y esa Mari con ese arte que no se pué aguantá… toda una experiencia.

Al terminar la cuarta canción, y viendo la cantidad de cámaras que la están grabando, La Mari vuelve a dirigirse a nosotros:





En el fondo tiene toda la razón y por eso no creo que nadie deba tomárselo como algo personal. Yo también estaba grabando y no por ello me sentí amonestada; porque estaba grabando para tener un recuerdo, sí, pero eso no me impidió ni cantar, ni dar palmas ni disfrutar del concierto. Es más en ocasiones yo también me he dicho “joder que coñazo tener que estar grabando” y eso me ha impedido disfrutar plenamente la actuación, sin preocuparme por estar pendiente de templar el pulso para que aquello no pareciera un terremoto.

El caso es que al comenzar la quinta canción, se levantó un inesperado aire que descolgó uno de los carteles laterales con el nombre del grupo. Estaba tan metida en el disfrute del concierto que, hasta ese momento, no me di cuenta de que el tiempo estaba cambiando. Eso me angustió un poco porque vi la forma violenta en que se movían los árboles, y supe que se avecinaba una tormenta acojonante. Y no me equivoqué…






La gente se empezó a revolucionar y La Mari, con ese arte que sólo ella tiene, exclamó “-A ver, un momento que la están peinando… - y el viento comenzó a soplar descontroladamente a lo que ella espetó -¡¿Pero qué le pasa ar vientooooooo?!”.

Instantes después la cosa pareció aplacarse y el grupo se arrancó con la sexta canción, pero solo fue un amago porque el viento volvió y esta vez acompañado de llovizna. Eso no parecía un problema para la gente; se estaban mojando pero nadie se movió de allí.
Sin embargo, la lluvia comenzó a apretar y La Mari no pudo ni terminar la canción en condiciones. Tuvo que hacerle un gesto a su grupo para que cortaran cuando la canción todavía no había llegado a su fin y abandonaron el escenario rápidamente.
En ese momento fue cuando llegó el diluvio. El personal de seguridad, viendo el peligro que suponía aquello, comenzó a pedir a la gente que se separara del escenario, pero nadie quería irse. Empapados y todo, permanecimos allí con la esperanza de que fuera una nube pasajera. No fue así, ni mucho menos; se trataba de un diluvio de los grandes.






Visto el percal, alguien cogió un micrófono y pidió a todo el mundo que, por seguridad, abandonaran las proximidades del escenario. Por fin la gente entendió que, con el viento que hacía y el agua que estaba cayendo, permanecer cerca de esas torres que vibraban con los golpes de aire, y esos amplificadores con esas cargas eléctricas, era poco más que una temeridad.
El concierto de Chambao se suspende”, anunciaron seguidamente y yo solté un ¡Nooooo! que acompañó al fastidio general.
Acto seguido la gente comenzó a abandonar el recinto a la carrera, mientras unos cuantos valientes permanecimos allí impertérritos, moviéndonos, eso sí, a un lugar más seguro. Algunos incluso se arrancaron a cantar papeles mojados, lo que me pareció todo un ejemplo de ese refrán que dice: al mal tiempo buena cara.
La lluvia no tenía ninguna intención de parar y los pocos que no se habían marchado ya, por esperar a que escampase, fueron abandonando el lugar a medida que la lluvia daba un pequeño respiro.


Yo permanecí allí sin saber muy bien qué hacer, pero cuando ví que los operarios comenzaron a desmontar el escenario y a guardar los equipos de sonido, me di por vencida y asumí que ya no iba a escuchar más a Chambao por esta noche. Así que aproveché un momento que pareció amainar, y me volví para casa cabizbaja con una mezcla de rabia y pena dentro de mí.
"Tenía que llover justo en ese momento, ¡coño!, no podía haber sido después de que terminara el concierto".
En fin, qué se le va a hacer, la naturaleza es la naturaleza y contra eso no se puede luchar. Igual esto me servirá para descansar un poco más, que llevo cansancio acumulado y mi salud comienza a resentirse; pero yo quería ver a Chambao joooooooo :(.

De todos modos, pienso volver a ir a un concierto de Chambao, sea como sea.


Veremos a ver qué pasa mañana porque aún queda un concierto, el de los Hombres G, y además falta también la quema de los fuegos artificiales… como el tiempo no nos dé tregua, las fiestas de este año van a terminar dejándo a más de uno con un amargo sabor de boca como broche final.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que pena no hayas podido terminar,,,, como dices,, otra vez será... Muchas gracias por tu crónica, que la estaba esperando. Por cierto,, muy malagueño el cartel de este año no, será que se lleva... gracias