domingo, 12 de agosto de 2007

Terremoto.

Esta mañana a eso de las 10 menos algo, estaba yo tranquilamente sentada frente al pc cuando de pronto el suelo ha comenzado a temblar y con él lo han hecho las paredes, la lámpara y todas las cosas que había encima de la mesa. No ha durado mucho, apenas 5 segundos, pero os aseguro que el acojone que me ha entrado ha sido mayúsculo.

¡Qué susto joer!


Al principio pensé que habían sido imaginaciones mías porque como la cabeza te zumba piensas que has sido tu que te has mareado y que estás flipando, pero no, cuando la lámpara comienza a tintinear ya dices "coñe, no voy a ser yo", pero siempre te queda la duda. Así que he salido al pasillo, y justo en ese momento salían también mi madre del salón y mi padre del dormitorio con la misma cara de "¿Qué coño ha sido eso?" que yo tenía. Ahí ha sido cuando he dicho "pues no van a ser imaginaciones mías ¿eh?", pero es que cuando salimos a la calle para ver que había ocurrido, los vecinos fueron saliendo uno a uno de sus casas con la misma idea que nosotros.
En ese momento tomé conciencia de que no había sido un camión grande o un avión volando bajo, eso había sido un temblor de tierra en toda regla. Lo que pasa que la palabra terremoto asusta bastante, y a Dios gracias que ha sido de baja intensidad porque es que no quiero ni imaginar lo que sería uno de los gordos. Yo no sé cómo harán los japoneses que están acostumbrados a esos terremotos tremebundos, pero a mí desde luego con este chiquitín me basta y me sobra.


Tal y como he comprobado inmediatamente después, el temblor también se ha sentido en Getafe y en la sierra madrileña (esto de internet tenía que tener algunas ventajas).
Un amigo me dijo: "Ahora ya sólo me falta ver un tifón".
No sé yo ¿eh?, no me acaba de quedar claro si esta es una de esas ocasiones en las que uno dice "ya puedo tachar de mi lista esto, ya sé lo que se siente en un terremoto". Yo hubiera preferido por ejemplo, saber qué se siente con un orgasmo, (no me digáis que no es bastante mejor mi idea xDDD).
En fin que por fortuna no ha pasado nada y queda como anécdota, anécdota que deseas que no se vuelva a repetir nunca más, pero anécdota al fin y al cabo.

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