jueves, 23 de agosto de 2007

Sorpresa inesperada.

Hace poco que recibí una cantidad inesperada de dinero y decidí darme un capricho. Me fui de compras con mi madre y fue un día genial, no sólo por la alegría que da un poco de dinero extra, el poder darte de vez en cuando un gustazo de comprar cosas que normalmente sólo miras a través del escaparate, pasar el día sin parar de sonreír disfrutando de la compañía de mi mami, y encima recibir una llamada que tenía muchas ganas de recibir.
No sé vosotros, pero yo no puedo pedir más. Parece que el gris de mi vida comienza a darme un respiro...

A ver si tengo tiempo para fotografiar lo que adquirí y cuelgo las fotos para que podáis verlas. Que a lo mejor os importa una mierda y sería comprensible, pero no sé, me apetece compartirlo; de modo que las fotos estarán próximamente...

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