Horas, días, semanas... muchos momentos lejos de tí, sin saber nada, desconociendo cómo estarás, qué te habrá pasado para no hacerme saber, al menos, que sigues respirando.
Pienso millones... no, trillones de cosas por segundo y evito con todas mis fuerzas dar cabida a aquellas que me hacen daño y que me niego a analizar.
Y así voy subsistiendo, preguntándome al levantarme por qué hoy tampoco he tenido noticias tuyas y si será mañana mi día de suerte. Escondo todos mis miedos tras mi sonrisa, toda mi tristeza y mi angustia las maquillo de "estoy bien, mira cómo sonrío para confirmarlo". Y cojo todo aquello que siento por tí y lo meto en la cama, lo arropo y le doy un beso para que siga durmiendo y me deje a mí seguir viviendo.
No podría hacerlo de otro modo, es la única manera de seguir viendo soles sin volverme demente. Pero sucede que a veces se despierta de repente y reclama su lugar invadiendo por la fuerza mis tropas de resistencia hasta vencerlas y recuperar sus dominios nuevamente. Es en estos momentos, al sentir una riada de sentimiento extenderse sin control por toda mi esencia, cuando me doy cuenta de que te quiero mucho más de lo que jamás podré llegar a medir. Y justo en ese momento me derrumbo, cojo el móvil y te mando una ciber-paloma mensajera con la esperanza de que llegue hasta tí para contarte al oído que te sigo esperando. Pero nunca sé si te llega porque continúo sin recibir respuesta alguna.
Pero hoy... hoy resulta que al abrir mi ventana, vi que tenía un mensaje de una ciber-paloma mensajera y la esperanza se volvió loca de repente gritándome sin parar que, esta vez, podría ser tuyo; de modo que lo abrí con las manos temblorosas, amarrando fuerte mi corazón para que no se desbocara como un caballo salvaje.
Sí, eras tú, era tu voz hecha texto y yo... yo soy muy felíz porque he vuelto a leerte, a leer todo aquello que me decías y que echaba tantísimo de menos, y sonrío entre lágrimas porque ahora sé que estás bien, que quieres seguir comunicándote conmigo. Y todo el miedo, todas las preguntas que me hacen daño, desaparecen, se diluyen como volutas de humo y vuelvo a resurgir de mis cenizas igual que el ave fénix, al creer que no todo está perdido todavía.
3 comentarios:
Que maravilla.. que grande eres xd....y tu sin creértelo.....ainsssssssssssssssss...
Bsos por mil uno
P.D. creo en los finales felices
Buskando un ave fenix encontrado este articulo y al lleerlo me he visto otro punto de vista, el ave fenix renace de sus propias cenizas, nada le ayuda a hacerlo solo el x eso es uniko y excepcional, nose si estaras otra vez con ese chico pero alguien q te hace sufrir asi no te kiere como tu a el, si asi fuera no hubiera sido necesario q le mandaras ninguna paloma, se feliz, tengas a kien tengas a tu lado y la proxima renace de tus propias cenizas, seras muxo mas fuerte. Besos
Hola Aisha.
Antes de nada, agradecerte que hayas pasado por aquí y me hayas dejado un comentario, te lo agradezco :).
Y si, estoy deacuerdo contigo, el ave fenix resurge por si mismo de sus cenizas, pero en este caso y en esta historia, lo que queria decir era que tenia un motivo para resurgir de mis propias cenizas. El proceso de renacer, como bien dices, depende de uno mismo.
Un besito y pasa por aqui cuando gustes :).
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