lunes, 12 de diciembre de 2011

No sabía que en la guerra hay monstruos más terribles que el hombre

No sabía que en la guerra hay monstruos más terribles que el hombre. La muerte, la desesperación en las caras de todos, las enfermedades y la gangrena, que están mermando nuestra compañía a pasos agigantados. Nunca me imaginé que esto llegaría a ser peor que el mismísimo infierno.

Esta maldita pesadilla no concluye ni cerrando los ojos para dormir, porque el permanente ruido de la guerra no te permite olvidarte, ni por un instante, dónde estás, ni lo que estás haciendo aquí.

En esos momentos, cuando la oscuridad de la noche lo engulle todo, cierro los ojos y trato de pensar en ti. Tu recuerdo es lo único que me ata a la cordura, Kate, sin ti ya me habría vuelto loco. Supongo que, después de tanto tiempo, te sorprenderá que siga pensando en ti, pero es que yo nunca intenté olvidarte. A pesar de que los años han pasado y los dos escogimos a otras personas con quien compartir nuestras vidas, tu recuerdo todavía me acompaña.
Puedo verte tan claramente cuando cierro mis ojos… tu pelo castaño, tus ojos, tu sonrisa… Oh Kate, lo recuerdo todo con tanta claridad como si hubiera sucedido ayer. Como si todavía fuéramos dos chiquillos, yo con esos pantalones cortos que me dejaban frías las piernas y tú con tu vestido azul de cuadros. Recuerdo ese vestido porque lo llevabas puesto el día que nos conocimos. Tú te habías caído de la bicicleta y llorabas al ver que la sangre que salía de la herida de tu rodilla, te había manchado el vestido. En aquel momento, me miraste y me dijiste entre lágrimas “por favor, ayúdame”, y no sé qué fue lo que me impulsó a dejar a un lado mi bicicleta, a sacar mi pañuelo del bolsillo e improvisar un vendaje mientras te decía “No llores, ya está. Ya no seguirá manchándose tu vestido”. Creo que, en aquel preciso instante, me enamoré de ti.

También recuerdo el día que te acompañé a casa después del instituto y, al despedirnos, me diste un beso en la mejilla y saliste corriendo hacia tu casa, cerrando la puerta tras de ti. Me quedé paralizado como un tonto mirando la puerta, mientras el corazón se desbocaba dentro de mi pecho y tu beso me incendiaba la mejilla. Pero si hay un beso que recuerdo con mayor intensidad, es el que me diste aquella noche bajo la lluvia. Todavía puedo sentir en mis labios la delicada suavidad de los tuyos. Estabas tan hermosa aún empapada bajo la lluvia… ojalá aquél no hubiera sido el último beso que nos dimos. Ojalá nunca hubiera permitido que te arrancaran de mi lado, ojalá me hubiera enfrentado a tu familia y a la mía, haberte cogido de la mano y haber huido a cualquier otra parte. Ojalá nos hubiéramos atrevido a ser felices juntos... tú y yo, contra el resto del mundo...
A veces se paga un precio demasiado alto por los errores que se cometen en la vida. Como mi estúpida decisión de alistarme en el ejército americano. Ahora no estaría en este maldito infierno, en medio de una guerra absurda. Aunque eso, ya es tarde para remediarlo.

Cuando amanezca, abandonaremos el campamento para adentrarnos en la jungla. Las caras de los muchachos reflejan sus peores temores, sin embargo, yo, no tengo miedo. Ya te he amado en esta vida, Kate, y mereció la pena.
Le pedí al capitán Westmond que, si algo me pasara, te hiciera llegar esta cart...

De repente, una pequeña gota cayó sobre el papel emborronando la tinta. Y a ésta, le siguió otra, y otra más. Aferrándose a la carta con manos temblorosas, Kate rompió a llorar desconsoladamente, ante la entristecida mirada del capitán Westmond.

13 comentarios:

Sara dijo...

Esa carta tuvo que ser difícil de escribir, de transportar pero, sobre todo, de leer.

El Pistolero dijo...

Muy buen relato! Me ha gustado mucho. La guerra es un monstruo enorme y hambriento que devora las vidas que se encuentra. Me encanta que alguien encuentre esa ternura, aunque sea para una despedida triste y desgarrada.

Me encanta "Yo te he amado en esta vida". Las lágrimas de Kate no fueron las únicas que emborronaron las letras, estoy seguro.

Gran trabajo!

Aarón

Jan Lorenzo dijo...

Me has puesto sensible. Ojalá hubiera sido más valiente en su momento y así no se hubiera encontrado en esta situación, tendiendo que escribir una carta tan hermosa para despedirse de la que fue el amor de su vida.

Besines de todos los sabores y abrazos de todos los colores.

Jara dijo...

leyendo la historia no pensé que iba a llegar a su destino. Triste pero sin embargo llena de ese amor que podría paralizar guerras.

me ha gustado.

saludos

atenea dijo...

Ayyy que nos dejas a todos con la lagrimilla también leyendo tu historia... ¡Te ha quedado genial! Muy muy triste pero preciosa al mismo tiempo. ¡Enhorabuena! :)

¿Así que somos colegas de gremio y nosotras sin saberlo? Necesitaba escribir algo así, muchas gracias por tu comentario.

Besos!!

Pugliesino dijo...

La vida es bella, su BSO sonaba justo cuando leía tu emotivo relato y que gran contraste entre esas cuatro palabras frente a esta otras dos: la guerra.
Y enmedio el ser humano empeñado en hacer la vida cada vez mas complicada, más difícil,

Un abrazo!

Reithor dijo...

Querida Milagros... pero mucho más tierna :)

El mundo de Yas (Andrés) dijo...

Emotivo sin lugar a dudas, ya desde el principio me ha sonado a despedida, pero muy bien narrada y un final con un giro genial. Felicidades.
Mundoyás.

Metalsaurio dijo...

Me ha recordado a "la canción del soldado", muy de campamento :D

http://foros.marianistas.org/archive/index.php/t-2664.html

Hell dijo...

Ahora, con la tecnología y los avances que hay, las noticias (buenas o malas), viajan más rápido. Pero hubo una época de vestidos color crema y cabellos con permanente, de tartas de manzana en los alféizares de las casas unifamiliares, donde las esposas temblaban desconsoladas cada vez que el cartero apostaba su bicicleta en el buzón, a la entrada del jardín, e introducía una carta en su interior sin atreverse a mirar los ojos de la futura desdichada.
Era la guerra de antaño, la de ahora y la de siempre.

Bonito relato. :)

Hell.

Rebeca Gonzalo dijo...

No soy, Kate, pero mis lágrimas de emoción se unen a las de ella. Un final doloroso y emotivo que hace tu relato redondo. ¡Enhorabuena!

Besotes.

Larisavel dijo...

Jo, que final tan triste, asco de guerra! Es absurdo! Muy bien escrito.

Besineees

Hada de las frases dijo...

Al mismo tiempo tu relato me llena de amor y tristeza. Me evoca ambos sentimientos porque estoy casi convencida de que eran los mismos que sentía él mientras escribía cada palabra de esa última declaración de amor.

Te dejo besos y polvo de Hada.