lunes, 5 de diciembre de 2011

"Deseaba que fueras tú. Lo deseaba con toda mi alma"

Han pasado muchos años desde la última vez que escribí para El cuentacuentos. Sin embargo, con la vuelta del Señor de las Historias, he querido escribir algo, porque la ocasión lo merecía y también por esa nostálgia traidora que no me dejaba en paz. Soy consciente de que ha pasado mucho tiempo, de que estoy completamente oxidada y de que, lo que he escrito, no merece mucho la pena. Pero por algún lado tenía que empezar...
En fin, al menos así podré decir que escribí una historia cortita alguna vez en mi vida xD. Lo que también me sirve para superar el desafío de escribir algo con menos de 800 palabras.
En cualquier caso, esto es lo que ha resultado:


Deseaba que fueras tú. Lo deseaba con toda mi alma…
—Nunca has sabido mentir, hermano —sentenció Termés incrédulo.
El recién coronado rey Séovir miró fijamente a su hermano mientras la guardia real, que custodiaba la puerta de entrada a la sala del trono, se agitó nerviosamente.
—Querido hermano, entiendo que mi nombramiento te haya tomado por sorpresa, pero esa no es razón para que dudes de mi palabra. Recuerda que soy tu rey y la palabra de un rey no se cuestiona —Termés apretó fuertemente sus puños y, al percatarse de ello, Séovir dejó escapar una sonrisa sibilina de entre sus finos labios—. La repentina muerte de padre, ha sido un duro golpe para todos —continuó— pero su voluntad ha quedado clara y debo cumplirla. Yo soy el primer sorprendido con mi nombramiento, pues siempre estuve seguro de que serías un digno sucesor al trono… sin embargo, no me corresponde a mí cuestionar los deseos de nuestro difunto padre. Y tal y como él nos enseñó, debemos aceptar con honor las responsabilidades que se nos otorgan.

Al escuchar a su hermano nombrar a su padre, Termés sintió cómo la rabia se extendía con rapidez por sus venas, calentándole la sangre a su paso.
De repente, una joven de largo cabello castaño y piel marmórea, irrumpió en la sala con paso apresurado.
—Mi señor —dijo llegando hasta ellos e inclinándose a modo de reverencia—. He acudido en cuanto he recibido vuestra misiva.
Termés relajó sus puños y permaneció en silencio observando a la joven. Ella se percató de que los ojos de él estaban puestos sobre ella y, nerviosa, se obligó a no apartar la vista del rey.
—Mi querida Maewen, acércate —dijo Séovir extendiéndole la mano. La joven recogió con gracilidad su voluminoso y pesado ropaje y subió lentamente los peldaños de terciopelo rojo que la separaban del trono real. Cuando hubo llegado a su altura, asió delicadamente la mano del rey y éste sonrió —. Estáis tan hermosa como siempre.
—Soís muy amable, majestad —respondió Maewen cortésmente aunque incómoda.
—Te preguntarás por qué te he mandado llamar con tanta premura, Maewen. Pues bien, te lo diré. Vos sabéis que todo rey, debe compartir el trono con una reina... —un escalofrío recorrió a Maewen, quien, incapaz de articular palabra alguna, permaneció muda—. Estoy seguro de que harás honor al trono y serás la digna reina que todos esperamos.
El silencio se adueñó de la sala cayendo como una pesada losa sobre los allí reunidos. Maewen supo controlarse para que, en su rostro, no se atisbara ni un ápice del temor que sentía en aquel instante. Sin embargo, no pudo evitar que sus ojos buscaran desesperadamente los de Termés. El joven, incapaz de apartar la vista de su hermano y temblando de ira, sintió como si un hierro caliente le atravesara lentamente las entrañas.
—No puedes pedírselo a ella —objetó Termés.
—¿Osas decirle al rey con quién debe casarse? —preguntó Séovir con tono ofendido, incorporándose lentamente del trono. 
La guardia volvió a agitarse nerviosamente.
Termés miró de soslayo a Maewen. La joven, aterrorizada, le suplicó que guardara silencio con un leve gesto negativo de su cabeza. A Termés le conmovió que, incluso en los momentos más terribles, ella siguiera estando increíblemente hermosa. Entonces, Termés relajó la expresión de su rostro y se serenó recuperando el control de la situación.
—Ella no pertenece a la realeza. El rey sólo puede desposarse con una princesa—arguyó astutamente Termés.
—Oh…—se lamentó Séovir de no haber tenido en cuenta ese detalle, mientras su mente trabajaba a toda velocidad —. Pero eso es tan injusto... como rey, publicaré un nuevo decreto para que la futura reina pueda ser cualquier mujer que el rey elija, aunque no tenga sangre real.
Convencido de que esta vez se había salido con la suya, Séovir sonrió maliciosamente. El ánimo de Maewen cayó derrotado mientras sus ojos se cerraban pesadamente y su pecho se hundía con una profunda exhalación. El único que pareció imperturbable, fue Termés, el cual, dejó escapar una inquietante sonrisa mientras pronunciaba sus últimas palabras:
—Esto no acaba aquí. Volveremos a encontrarnos, hermano.
Y repentinamente, de la nada, una densa nube de humo negro comenzó a formarse bajo los pies de Termés, que fue engullido por la negrura en cuestión de segundos, dejando perplejos a todos los presentes.



Más historias en El Cuentacuentos

19 comentarios:

Sara dijo...

Pues para ser un relato tan breve, te has trabajado un montón la ambientación. Los nombres, las situaciones, el lenguaje... creo que esta historia podría ser un filón! ;)

El mundo de Yas (Andrés) dijo...

Pienso igual que Sara, quizás deberías animarte a seguir la historia, nos dejas con la intriga. En general muy bien explicada e interesante de seguir, a mi me ha gustado mucho. Saludos.
Mundoyás

Larisavel dijo...

Supongo que seguirá la historia! porque da mucho juego lo del hermano q parece malo y está enamorado de la hermosa joven, y el hermano tb malo que se la quiere arrebatar! En tan pocas lineas los personajes tienen una personalidad clara, muy bueno.

Besineees

Señor de las Historias dijo...

Bien, no hace falta que diga que me uno a la petición de una continuación. ¿Por qué? Porque la historia es buena, los personajes interesantes y porque...porque me encantan las historias de venganzas, la verdad.

Muy buen regreso,

SdlH

Rebeca Gonzalo dijo...

¡Ah! ¡No puede ser! Necesito que continúe... De aquí puede salir una novela tan redonda como la saga de "Juedo de tronos" a la que estoy enganchada. Me han parecido un acierto la ambientación, los diálogos y los nombres de los personajes. ¡Enhorabuena!

Jan Lorenzo dijo...

El relato me tenía enganchada, pero ese final me ha dejado muerta y por enterrar... Por favor dime que esto va a continuar, porque me puede dar algo si no llego a saber el por qué de ese humo negro. jajajaj.

Besines de todos los sabores y abrazos de todos los colores.

Popi dijo...

Oxidada dice la niña. Lo que te pasa a ti es que respetas mucho a la Literatura. El mundo se pierde a una gran escritora, petarda.
Un besazo, crack.
:)

Pugliesino dijo...

A mi sí que me engulló una nube de tiempo que me alejó de este lugar :( pero de nuevo ha sido el tiempo el que me permite reencontrarlo, el tiempo y Cuentacuentos! :)

En apenas unas líneas creas un escenario al que nada le falta,con tan solo tres personajes defines toda una época, y sin decirlo hablas del asesinato de un rey, del amor oculto de un príncipe, del poder del asesino, ¿oxidada?

Bienvenida!

Miriam dijo...

Y tu dices que estás oxidada??? Me ha gustado mucho la ambientación, que es justo mi punto débil! Espero que haya muchos relatos más a partir de ahora!

atenea dijo...

¿Oxidada dices? Yo te mato, si esto lo haces oxidada, avísame con tiempo el día que te pille inspirada, no me vaya a caer de la silla de la impresión.

Me uno a esto de pedirte una continuación, hay muchas preguntas en el aire y más ganas aún de saber qué pasa, cómo, por qué... ayyy y eso que la historia es corta!! Pero nos has enganchado.

Muy buen relato :) Besos!!

Hada de las frases dijo...

Tú dices que estás oxidada, pero yo no encuentro restos de óxido por ninguna parte. Todos llevamos un CuentaCuentos dentro y por mucho tiempo que pase, siempre está ahí, dispuesto para crear historias nuevas. Tu relato es fantástico y ese final me ha dejado perpleja y con ganas de más, mucho más.

Te dejo besos y polvo de Hada.

Esther dijo...

Pobre Termés, se lo quitan todo. Está chulísimo. Pienso como los demás, que podrías continuarla. Me gustaría que Termés acabara con la chica. Me ha encantado, de verdad. Si continua, avisa :)

Un saludito.

Jara dijo...

si estoy lo produce el oxidamiento yo también quiero estar oxidada. me alegra que te hayas decidido y espero como el resto que continues, porque de verdad que la historia engancha y está muy bien contada.

1 besote

alguien dijo...

Enhorabuena, creo que éste es uno de los cuentos de la semana, porque logras contextualizar al lector en poco espacio y hacer que nos interesemos por los personajes. Y me parece un acierto cortar ahí, para que como lectores sepamos completar la historia a nuestro parecer. Chapeau!

Sara dijo...

Me gusta mucho el estilo en que está narrada tu historia y el ambiente que has creado, desde luego que da para el comienzo de una novela muy interesante.

Un saludo!

El Pistolero dijo...

Creo que es el único relato de la semana de castillos y hechiceros, y además es bueno, así que doble enhorabuena. Me gustan los personajes, unos más que otros, y me gusta quedarme imaginando qué pasará...

Un beso!

Metalsaurio dijo...

Doy por hecho que la historia continuará :) estaré atento!

Un saludo.

Hell dijo...

Confirmo que mi deseo sea el mismo que el de Metalsaurio.
También estaré atento.
Un abrazo.

Hell.

wannea dijo...

Volveré a por la segunda parte porque esta me ha sabido a poco ^^

bessos!