domingo, 24 de agosto de 2008

Verano sinfónico

Händel, Bach y Vivaldi.



PROGRAMA 5
Domingo, 24 de agosto, 12,00 horas

European Royal Ensemble
Concertino: Yulia Iglinova


Georg Friedrich HÄNDEL (1685-1759)
Obertura y Entrada de la Reina de Saba

Johann Sebastian BACH (1685-1750)
Concierto de Brandemburgo nº 3 en Sol mayor, BWV 1048

Antonio Vivaldi (1678-1741)
Las cuatro estaciones

Egor Grechishnikov, violín




Es la primera vez en mi vida que voy a un concierto de música clásica y sólo se me ocurre una palabra para describir la experiencia: ALUCINANTE.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

The nice thing with this blog is, its very awsome when it comes to there topic.

Anónimo dijo...

Vaya, buscando al violinista de marras por google he venido a caer en este blog... Pues yo también he estado en ese concierto esta mañana. Una interpretación algo sui generis, pero ciertamente interesante: acostumbrados a ejecuciones planas de las Cuatro Estaciones, serenas, equilibradas, sin estridencias, la de hoy ha sido algo heterodoxa pero sin duda por ello interesantísima, como queriéndonos recordar un barroco inspirado por el efectismo y el virtuosismo, no por el concepto sensible y sentimental de la interpretación, heredado del romanticismo, con que suelen brindarnos esta obra. El solista, en fin, algo sobrao y algo puesto, como sabiéndose la estrella del día, con algún gesto rozando la desconsideración como la de afinar su instrumento cuando aún suenan los aplausos del público; pero qué técnica tan exquisita, qué exhibición de talento, qué paleta de colores ha sido capaz de esgrimir el tío. Estaban todos los miembros de la orquesta, hoy meros comparsas, tan embelesados con la actuación del ruso como nosotros los espectadores.

En cuanto a la orquesta en sí, creo que han estado impecables con Haendel, no del todo finos con el primer movimiento del Concierto nº 3 de Brandenburgo de Bach (y conscientes del inoportuno chirrido de alguna cuerda, como su propia cara de circunstancias mostraba) y en cambio soberbios en el tercero.

Y en cuanto al público, me ha sorprendido gratamente ver mezclados a señoronas estiradas que parecían haberse bebido su botella de Chanel junto con veinteañeros atravesados de piercings y treintañeros luciendo camisetas de Iron Maiden. Digo gratamente porque para sobrevivir en este mundo de chikilicutres y bustamantes, la música clásica debe democratizarse (que no vulgarizarse), despojarse de su pátina elitista de la que se retroalimenta y acercarse al público, y esta mañana daba la sensación de estarlo consiguiendo.

Malena dijo...

Te agradezco mucho tu comentario strafalarius. Has retratado fielmente todo lo que yo viví y te has expresado como si yo lo hubiera hecho de haberme sentido con fuerzas de relatar lo acontecido. Aunque me temo que si hubiera tenido fuerzas, no lo habría hecho tan bien como tú, porque soy novata en asistir a conciertos de música clásica y me faltan muchas tablas. Por eso te agradezco enormemente tu comentario y tu crítica, porque me agrada mucho verlo con los ojos de alguien que tiene más idea que yo de esto y me ayuda a aprender.
Gracias por pasarte por aquí, y por tomarte un rato de tu tiempo para dejarme este magnífico comentario.

Un saludo :)