miércoles, 23 de marzo de 2011

Penélope

[...] Hacía solamente dos años que Penélope y Ulises, el rey de la isla Itaca, se habían casado, cuando él tuvo que partir a la guerra en tierras lejanas. Con gran dolor, Ulises partió dejando a su esposa y a su hijo.
La guerra duró diez años, pero cuando terminó y los príncipes de Grecia fueron regresando a sus casas, Ulises no venía con ellos.
Los años fueron pasando y Ulises no regresaba. Convencidos de que había muerto, los príncipes de Itaca y de las islas vecinas se instalaron en el palacio de Ulises, pretendiendo que la bella Penélope, se casara con alguno de ellos. "Si Ulises estuviera vivo, ya habría regresado", argumentaban ellos para convencer a Penélope. Pero ella sabía en el fondo de su corazón que su amado esposo seguía vivo, pues la noticia de la muerte de un héroe como Ulises, habría corrido como la pólvora. Sin embargo, nada se sabía, y ese fue el argumento que mantuvo Penélope para rechazar a todos y cada uno de los pretendientes. Éstos, cada vez eran más y cada vez se mostraban más insistentes a la hora de obligar a Penélope a que escogiera nuevo esposo. Ella, valiéndose de un ingenioso pretexto para ganar tiempo, les dijo que escogería un marido entre los pretendientes, una vez que hubiera acabado de tejer el sudario de Laertes, el padre de Ulises. Así pues todos aceptaron su condición mientras esquilmaban las despensas y disponían de todo como verdaderos señores.
Mientras, Penélope, tejía afanosa durante la mañana, pero al llegar la noche deshacía todo lo que había bordado durante el día. Tejía por la mañana y destejía por la noche. Así, entretuvo a los pretendientes durante cuatro años, mientras aguardaba el regreso de su amado esposo...




... y yo aquí sigo, esperando a que regreses a mi lado. Quizás no lleve 20 años esperando como Penélope, aunque ya han pasado 2 años, y nunca supe tejer bien, pero si hay una cosa que sé hacer a la perfección, es esperar...

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