Ayer por la mañana los del desguace se llevaron nuestro Nissan Bluebird, que no era azul precisamente, sino gris metalizado.
Comprendo que era un coche demasiado viejo (tenía casi tantos años como yo) y que ya no lo usábamos, pero me sigue dando penita.
La de viajes que hemos hecho por toda España con él, la de recuerdos que protagoniza esa vieja tartana, como la llama mi hermano mayor, y es que ultimamente ya chirriaba por todos lados cuando alcanzaba los 100km/h, que parecía como si de un momento a otro fuera a desarmarse.
Jo, qué lastimica :( no he querido ni ver por la ventana como se lo llevaban, y es que una es muy sentimental y ciertas cosas le afectan irremediablemente.
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