Hoy puedo decir que ya cumplí mi promesa. Séis meses han pasado, séis meses en los que he mantenido ese lazo, y aunque quitarlo no signifique que me duela menos tu ausencia o que te haya dejado de echar de menos, sé que en el fondo te alegrarías de que lo haya hecho si estuvieras aquí, porque quizá, para empezar, nunca hubieras aprobado que lo hiciera.
Pero tenía que hacerlo, quería hacerlo, por mí, pero sobre todo por ti. Y ya sabes que yo nunca prometo nada que no sé si voy a poder cumplir, porque mi honor es mi vida, y mi palabra lo único inquebrantable.
Ya no hay lazo, pero sigue habiendo luto en mi corazón y el negro está perenne en mi alma.
Te sigo echando de menos.
1 comentario:
Un abrazo!
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