Dispuesta pues, nos fuimos a Toledo a pasar uno de los mejores días que he vivido en mucho tiempo. La compañía, los canelones de mi tía, las risas, las mascotas, los chascarrillos y mi primo favorito, se encargaron de hacer que no olvide nunca este día.
La tarde entre La granja de animales, las tiendas de chinos y el aperitivo en la terraza, fue insuperable. Sobre todo el famoso momento de "los cuernos del bicho hinchable y el niño que no había sido" que quedará ya para siempre en el repertorio de momentos para destriparse de la risa. Tres cuartos de hora nos estuvimos riendo mi primo y yo...
Y como era un momento memorable, y siempre tengo que comprarme lo mismo que compra mi primo, me agencié (aunque me lo regaló él, junto con un atrapasueños que quería desde hace mucho) un bambú rizado que he puesto en mi cuarto y que me hace esbozar una sonrisa cada vez que paso y me fijo en él.
Mi mesilla de noche y mi bambú
La pared del cabecero de mi cama y mi Atrapasueños
Ahhhhhh los días como estos son los que me hacen estar contenta de seguir viva todavía.
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