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viernes, 31 de diciembre de 2021

2021: Balance del año

El año más difícil de mi vida finalmente termina. El terremoto que ha supuesto este año, no solo ha sacudido mis cimientos y los de mi familia, sino que también ha abierto grietas profundas en el alma, el corazón y la mente de la mayoría de nosotros. 

Uno nunca está preparado para recibir el impacto que supone darte cuenta de que tus seres queridos son mortales y que en cualquier momento, su presencia en tu vida puede verse bruscamente finalizada. Ese es el terror más infinito que he experimentado nunca, y me sigue volviendo el cuerpo del revés cada vez que pienso en ello. 

He vivido la primera mitad del 2021 padeciendo covid persistente y la segunda mitad padeciendo un sufrimiento emocional bestial. No han sido pocas las veces que he sollozado diciendo "No puedo más", que me he encontrado al límite de todos mis límites y aún así he tenido que sacar fuerzas para atender a mi madre, cuidarla y ser para ella el hombro al que aferrarse. No era consciente de lo pasada de rosca que estaba, hasta el día en que fui a una revisión rutinaria con mi enfermera y nada más sentarme en la silla de su consulta, me puse a llorar espontáneamente. Ese día fue el día en que me quebré del todo. A partir de ahí necesité ansiolíticos y cuando éstos no funcionaron, me dieron paso a los antidepresivos. Si tengo que ser sincera, no sé cuando empecé a mejorar, pero en algún punto lo hice y sigo pasito a pasito en este camino de recuperación a día de hoy. No sé cuánto camino me queda por delante, pero puedo decir que eso es algo que ya no me preocupa.

Gracias a Dios, la lucha de mi madre va sin prisa pero sin pausa, y eso lo es todo. Es mi todo en estos momentos. Así que tengo que levantarme, sacudirme el polvo y seguir caminando sin perder más tiempo pensando en el tropiezo que he dejado atrás. Ella me necesita... tanto como yo a ella.


-Una cosa que he aprendido este año: nuevas formas de respeto y admiración por mi madre.

-Una cosa que he recordado este año: lo mucho que quiero a mi madre y lo maravillosa que es.

-Una cosa que olvidaré de este año: las cosas banales.

-Una cosa que no olvidaré de este año: la piña que hicimos todos el fatídico día del diagnóstico y cómo ella está luchando como una jabata.





jueves, 31 de diciembre de 2020

2020: El año que vivimos milagrosamente

Y, desgraciadamente, el año en el que muchos otros no pudieron vivir para contarlo. Mi recuerdo emocionado para todos ellos.

Nuestra primera pandemia llegó sin que nadie pudiera haberlo imaginado. Muchas cosas son las que se pusieron de manifiesto y muchas lecciones son las que hemos tenido que ir aprendiendo sobre la marcha. Algunas a un precio muy alto, por desgracia. Pero no me voy a extender mucho, todos estuvimos allí y pasamos por ello, ya sabemos lo que hay al otro lado de ese maldito agujero en que el nos metieron a empujones. 

A nivel personal, tanto las lecciones, como el daño que todo esto le ha provocado a mi existencia, no hallo ni cómo procesarlo. En septiembre de 2020 me contagié, sabrá Dios cómo, porque no salía de casa más que para ir al supermercado. Desde el momento en el que me dijeron "Positivo", caí en una espiral de la que todavía no he salido. Gracias a Dios, pasé la enfermedad en casa, lo que no significa que fuera una simple gripe como muchos iluminados se empeñaban en afirmar nada más estallar la pandemia. Sufrí Covid persistente durante 9 meses, y el infierno que ello ha supuesto para mi y para los que me quieren y tuvieron que verme pasar por ello, es too much para ponerme a resumirlo. 

A día de hoy, un año después (escribo esto en octubre de 2021 porque no he encontrado el valor antes para ponerme a rememorar todo), las secuelas psicológicas que arrastro han alterado mucho mi calidad de vida. Aunque es justo decir que la culpa de mi situación actual no es del todo de la pandemia, pero ya me dejó bastante tocada cuando la vida y el 2021 vinieron a darme el palo de mi vida. Mi madre fue diagnosticada con un Linfoma no Hodgkin en Junio de 2021...[] solamente quienes han pasado por ello van a poder entender lo que es esto. Por muchas letras que yo gaste aquí, no hay explicación posible que haga justicia a lo que es que te arrastren de repente a la posición de los que luchan por su vida todos los días. Y a quienes tienen que ver a los seres que aman pasar por ello. [] 

La Malena que soy hoy no es ni la sombra de la que fui. A veces me pregunto si queda algún resquicio de ella en alguna de estas grietas profundas... pero todavía no he logrado dar con la respuesta...

Vivimos de milagro. Y todavía no sé si eso significa algo.


lunes, 2 de febrero de 2015

2014: Balance del año

Todavía no había tenido tiempo de sentarme a hacer la revisión del año como Dios manda, he ahí la razón por la que publico el balance del año pasado en pleno febrero. Vamos allá pues...

2014 ha sido un año estupendo en el que han cabido muchas y variadas experiencias. Durante el año, por ejemplo, me enganché a la serie Juego de Tronos, la cual me sigue fascinando a pesar de no haber leído los libros.
Haciendo la revisión de los retos propuestos en 2013, acepté uno para el 2014 que en principio no parecía tan difícil: #12 libros en un año, que terminó siendo un fracaso total y absoluto. Únicamente pude anotar como éxito la finalización de la trilogía 50 sombras de Grey y lo que creo que es el mayor triunfo del momento: Harry Potter y las reliquias de la muerte. Después de Harry Potter comencé la biografía de Steve Jobs que todavía continuo leyendo y espero terminar próximamente.

A lo largo de Enero me apunto también al reto 30 Days music challenge, que de nuevo gracias a la participación de amigos y lectores, concluyo más que satisfecha.
Por ultimo, me vuelvo a sorprender con la historia de los romances de la era 2.0. la cual me logra enternecer.

Febrero trae la experiencia más traumática del año: la operación de las muelas del juicio. Todavía me dan escalofríos cuando lo recuerdo. Lo pase realmente mal.

Marzo me trae la inesperada sorpresa de celebrar mi 34 cumpleaños junto a A. También vivimos un par de operaciones familiares que salieron bien gracias a Dios.

Durante Semana Santa, emprendo mi primer viaje con A y pasamos unas vacaciones fantásticas. También, durante abril, tomo varias decisiones como cerrar el blog de cocina y reorientar el de maquillaje. Esto es debido a que, durante todo el año, vivo un proceso de transformación interior que me sorprende a mi misma y me llena de experiencias, cambios, transformaciones y superaciones personales que me dejan en un estado completo y absoluto de paz interior como no lo había sentido hasta el momento.

El verano llega con la celebración de nuestro primer aniversario. De nuevo A y yo tenemos la suerte de volver a pasar más tiempo juntos. También me llega una estupenda noticia de K, que sigo diciendo que es lo mejor que le podía haber pasado.

La llegada del otoño me trae una absurda sensación de tristeza, por lo que decido activarme para evitar alimentarla aceptando retos de organización y poniéndolo todo patas arriba.
Destroza este diario llega a mi vida y acepto el reto de darle una oportunidad a mi lado creativo.

Noviembre me trae más visitas de fin de semana de A y la primera buena noticia laboral en muchos años. Consigo un trabajo temporal por horas que me permite realizarme y ganar algo de dinero para ir cancelando algunas de mis deudas. Por otro lado, mi cama se rompe y comienzo un largo calvario de malas noches.

Entro en el último mes del año, y con él, la fibra óptica llega a mi vida. La noticia de la próxima operación de párpados de mi padre nos pilla completamente por sorpresa a todos, incluido él mismo. Cumplimos #unaultimavez con la tradición familiar de ver una película ambientada en el mundo de Tolkien el día de Nochebuena, mis padres entran en la era tecnológica de la mano de una tablet que les regalaron, y vivo las Navidades en familia antes de viajar a Zaragoza para pasar el fin de año junto al hombre de mi vida. MARAVILLOSO cierre para el año 2014 que termina tal y como empezó: con una canción de Ed Sheeran.

Por último y no menos importante, mi lista de cosas que hacer antes de morir presenta los siguientes logros:

  • Leer cómo acaba la saga Harry Potter
  • Ponerme un vestido sin importar lo que piensen los demás
  • Tener una cita romántica
  • Besar a alguien bajo la lluvia
  • Pasar todo un día comiendo “comida basura” sin sentirme culpable
  • Pasar un día feliz sin utilizar el dinero
  • Bailar desnuda en la ducha
  • Pasear por un bosque (Junto al Castillo de Loarre (Huesca))
  • Fotografiar la ciudad (Madrid)
  • Bailar la sintonía del hilo musical de un ascensor cuando vaya sola (En un ascensor del Primark que es muuy amplio, aunque tampoco me explayé mucho, un par de pasitos y meneos de cadera y ya xD)
  • Pasarme el Neverwinter nights
  • Vestirme un día exáctamente como me dé la gana (Con un top palabra de honor que no había tenido narices a ponerme antes, y de hecho ser el día en que mejor me veo y el primero en recibir un piropo sentido por parte de un hombre (mi A que se sorprendió tanto que olvidó lo que me estaba diciendo antes de verme aparecer por la puerta :$ xD) y confieso que estaba tan nerviosa que me paré antes de cruzar la puerta y dudé un nanosegundo en darme la vuelta y ponerme otra cosa, pero respiré hondo, le eche un par de ovarios, solté una tímida risita nerviosa y crucé la puerta del salón).
  • Dormir 24 horas sólo porque sí y despertar con energías
  • Inventar una comida y servirla en una cena concurrida (Sin intoxicar a nadie, ni chamuscar nada, y conseguir que guste tanto que me pidan repetirlo en otra ocasión... en unas cuantas van ya :P)
  • Ver una puesta de sol desde un balcón con una botella de vino en la mano (No fue una botella de vino, de hecho fue un vaso de Tinto de verano, pero cuenta como vino jajaj. Además si es desde la playa, cuenta el doble!)
  • Ganar un premio en una apuesta, una rifa o un juego de azar
  • Tener 4 orgasmos en una sola noche
  • Tener una colección de al menos 100 cosas de algo (Esmaltes, ejem... qué le voy a hacer, soy una friki del nail art :P)
  • Pasar una noche en vela hablando con mi hermano pequeño como en los viejos tiempos




Y este ha sido mi balance del 2014. A modo de resumen, anotaré un par de cosas para mi memorándum personal:

-Una cosa que he aprendido este año: Los cambios siempre son buenos (Never a failure, always a lesson).

-Una cosa que he recordado este año: La actitud lo es todo.

-Una cosa que olvidaré de este año: La pesadilla que fueron las putas muelas del juicio.

-Una cosa que no olvidaré de este año: Lo FELIZ que he sido.




martes, 31 de diciembre de 2013

2013: Balance del año


El 2013 ha sido un año trascendental. Para mi, ha sido la prueba irrefutable de que un año puede comenzar desastrosamente y terminar mejor de lo que nunca hubiera soñado.

El año comenzó horrorosamente para mi, arrastrando un duelo por las muertes de dos familiares que me costó superar, lo que me condujo a una crisis personal. No es hasta la segunda semana de enero, cuando comienzo a reflotar y poco a poco voy superándolo. Me complace infinitamente ver que mis amigos, los verdaderos, estuvieron ahí en todo momento, respetando mi dolor sin abandonar el barco, mientras yo me afanaba en achicar las aguas que me iban a llevar a pique. Del mismo modo, me complace infinitamente ver que los que no se quedaron y me dieron la espalda, no añadieron más peso inútil a mi maltrecho botecito.

Durante febrero continúo avanzando positivamente. Tengo momentos en los que disfruto muchísimo de mi familia. Me alegro por las buenas noticias que me llegan de las vidas de mis amigos. Paso San Valentín soltera otro año más y conozco a un ejemplar de Jekyll & Hide para olvidar.
Durante este mes, renacen mis ganas de hacer cosas, y así es como cumplo con la meta de leer un libro en un día que había incluido en mi lista de Cosas que hacer antes de morir; y es "B de Bella" quien consigue la hazaña.
Termino febrero en un mar de dudas y angustias por culpa de Jekyll, pero me doy cuenta a tiempo de que me estoy complicando la vida más de lo necesario y decido ponerle fecha de caducidad al absurdo.

Marzo llega con el mejor regalo de cumpleaños que me han hecho nunca. No obstante, mi estreno en la trigésimo tercera edad, no fue como la seda y la celebración del evento fue bastante intensa, tanto que sigo recordándolo como el mejor y peor cumpleaños de mi vida.
Durante el mes, entro en la era malena 2.0 con una tablet que finalmente devolví por incompatibilidad de caracteres y acabé comprándome un smartphone. Sigo sin entender cómo ese aparatito ha pasado a ser tan importante en mi día a día.
Marzo termina con mi salvación, mi liberación y mi inolvidable viaje a las Azores en compañía de K.

Regreso en abril algo bloqueada y calada hasta los huesos de recuerdos marineros. Las secuelas de los excesos cometidos son una bronquitis que me debilitará bastante la salud y un desajuste hormonal que me alterará totalmente los biorritmos. Por ello, acabo metiéndome en camisas de once varas al querer calmar la zozobra de mi corazón y mi espíritu.

A lo largo del mes, vivimos ciertos problemas familiares que complican las cosas y minan los ánimos de buena parte de la familia. Por otro lado, decido arriesgar introduciendo novedades en el blog e inaugurando la semana sexy, experiencia que me resultó bastante agradable. Y por último, finalizo el mes acudiendo a una cita con alguien que definitivamente no era para mi.

Me meto de lleno en mayo resultando ser uno de los meses más difíciles que he tenido que enfrentar. Sufrí una gran crisis existencial donde lo pasé realmente mal y me dejé engullir por las arenas movedizas. Fue un mes duro pero los rayos de luz comenzaron a filtrarse hacia finales de mes, y no es casualidad que justo entonces conociera a alguien muy especial...

Poco a poco voy emergiendo con paso lento pero seguro, y durante las semanas posteriores consigo volver al camino con gran esfuerzo por mi parte.
Los rayos de luz empiezan a brillar con fuerza y consigo encontrar la salida del túnel hacia finales de junio, momento en que me doy cuenta de que, a lo largo del camino, me he enamorado irremediablemente.

A primeros de julio me libero por fin de un gran peso que había estado cargando durante los últimos años, lo cual me permite cerrar un capítulo de mi vida que ya no tenía sentido. Además, recibo la inesperada visita express de mi mejor amigo, paso un finde en la playa con K antes de que ella se vaya a estudiar ruso a Letonia y finalmente vivo la mejor semana de mi vida junto al chico que me demostró que el amor si existe en la vida real.

A pesar de entrar en un estado donde sólo veo corazoncitos, unicornios, flores y estrellitas, compruebo como agosto trae varias nubes amenazantes, grises y oscuras que afortunadamente logro alejar soplando hacia otro lado, consiguiendo que se pierdan en el horizonte.

Septiembre comienza con grandes planes que no se cumplieron, o al menos, no todavía.  También consigo completar varios puntos de mi lista de cosas que hacer antes de morir: Pasar una noche con alguien especial, Tirarme toda la mañana del domingo en la cama, Volver a la playa, Hacer fotos nocturnas y Hacer algo por alguien.

Hacia finales de septiembre, una bronca monumental con mi padre, pone las cartas sobre la mesa como no lo había hecho desde que era adolescente y mi relación con él era algo complicada. Más tarde, descubriría que aquella bronca había supuesto todo un punto de inflexión en muchos aspectos y que incluso había resultado ser necesaria.
Por otro lado, durante el mes, consigo engancharme a la serie breaking bad (una de las mejores series que he visto) y celebrar el mágico momento de llegar a los 40 seguidores de mi blog, a quienes sigo agradeciendo su inestimable apoyo.


Empieza octubre con un viaje muy esperado: el reencuentro con él, con mi chico, y paso unos días inolvidables a su lado, en su tierra y con su familia. Por primera vez me siento feliz, en paz y llena de amor; y ésa es una de las mejores sensaciones que he tenido en mi vida.
A ese caminito ascendente de felicidad, se le une la celebración de llegar a los 1000 post publicados en este blog. Todo un recorrido, toda una revisión de vida. Todo un orgullo.

Termina octubre con un movie challenge que disfruto mucho y que durará hasta mediados de noviembre.
Durante este mes, mi hermano pequeño estrena la treintena y nos acompaña al mayor y a mi en esta etapa en la que todos escribimos la primera cifra de nuestra edad con un tres.
Las cosas con mi padre se arreglan y me sorprenden para bien, logrando que todas las piezas de mi vida vayan encajando correctamente. Soy feliz y no tengo miedo de decirlo y aunque la pesadilla de la muela cordal regresa para darme problemas, nada empaña el dulce momento que vivo.

Diciembre comienza con visitas esperpénticas a dentistas esperpénticos, que consiguen afianzarme en mi vieja enemistad con el gremio.
A mediados de diciembre vuelvo a subirme a un tren para regresar al lado de mi amor y vuelvo a vivir plenamente cada momento que paso a su lado.
El mes finaliza con reuniones familiares y reuniones con amigos que acaparan la mayor parte de mi tiempo.

Y yo termino el año con la sensación de que, a pesar de que ha habido momentos muy duros, ha sido uno de los mejores años que he vivido. Sobre todo gracias a él, a mi amor, mi A, quién no sólo es lo mejor que me ha pasado este año, sino que además es lo mejor que me ha pasado en mucho... mucho tiempo. Y aunque sé que no te hacen mucha gracia estas demostraciones públicas y mundiales de sentimientos, honey, comprenderás que una no encuentra su media langosta todos los días y tiene la obligación de gritarlo a los cuatro vientos y a quien haga falta!! :3

Tengo muchas cosas que agradecer en este 2013. Encontré la paz que necesitaba, encontré el AMOR con mayúsculas y la felicidad por fin deja de ser una utopía escurridiza con la que solo podía soñar. Este año, sin duda, ha sido un año para agradecer profundamente. Lo que comenzó siendo una dura catarsis emocional, ha terminado ayudando a que mi transformación en mariposa, me haya permitido levantar el vuelo. Y por si alguien tenía dudas, por supuesto que esta mariposa es morada :D



Y este ha sido mi balance del 2013. A modo de resumen, anotaré un par de cosas para mi memorándum personal:

-Una cosa que he aprendido este año: lo hermoso que es que alguien te quiera con todo su corazón.

-Una cosa que he recordado este año: que todo pasa y todo llega (gracias abuela).

-Una cosa que olvidaré de este año: las angustiosas puñaladas infundadas por el miedo.

-Una cosa que no olvidaré de este año: que por primera vez en mi vida, he sido realmente feliz.



sábado, 19 de enero de 2013

2012: Balance del año

El balance del 2012, no me he visto capacitada para emprenderlo en la fecha que tenía por costumbre (último día del año). Ha sido un final de año duro y precisamente por eso, he sido incapaz de ver las cosas con perspectiva y objetividad, porque todo lo malo, me parecía millones de veces más grande que lo bueno y decidí que eso no era justo, así que aplacé la tarea hasta un momento en el que me sintiera más o menos con la energía adecuada. Creo que éste es el momento para ello.

El 2012 comenzó bastante bien. Continué escribiendo para El Cuentacuentos, hice mi lista de buenos propósitos, mi mejor amigo vino a visitarme, descubrí a Pablo Alborán y me refugié en la cocina. Lo menos bueno del mes fue la infame ley Sopa, la muerte de Etta James y de Pozi. Mi desvanecimiento en el bus y mi delicada salud tampoco me lo pusieron muy fácil que digamos. Las penas afloraron y tuve que trabajar duro para curar algunas heridas.

Febrero no fue un mes feliz. La muerte de Whitney Houston fue un palo por todo lo que ella significó para mi. Aunque seguí trabajando duro para curar mi salud y mis heridas, lo único bueno del mes fue que me hice mi primer tatuaje, con el que continúo feliz y orgullosa.

Comencé marzo bastante jodida de salud, pero me fui recuperando a lo largo del mes. Entré en los 32 sin hacer mucho ruido, aunque tuve un pequeño momento de celebración que me hizo sonreír. Se cumplieron 5 años desde que conocí a mi mejor amigo, festejé San Patricio por primera vez en mi vida y por primera vez en mi vida también preparé cupcakes. Además, me vi enfrascada en mi proyecto de redecoración, el cual me ayudó bastante anímicamente. De nuevo, el mes vuelve a traer otro fallecimiento: Francisco Valladares.

La Semana Santa me sirvió para hacer reflexión y recogimiento, pero no fue suficiente porque pasé periodos de ansiedad bastante chungos. Por fin, después de mucho sufrimiento, me rendí al tiempo y dejé que él terminara lo que yo no había podido.

Durante mayo, me enamoré perdidamente de la bicicleta, aprendí a montarla y pasé los mejores momentos del año.
Mi Atleti de mis amores ganó la Europa League y me hizo llorar a lágrima viva.
Logré encarrilar mis sentimientos y pasar por fin página.
Viví bajo cierta presión el último evento familiar por el momento y asimilé otra noticia triste: Donna Summer nos dejó.

Junio y el calor, me devolvieron los problemas con mi salud. El descubrimiento de Misfits, fue lo mejor del mes.

En Julio ganamos el mundial.
Las fiestas de Torrejón pasaron sin pena ni gloria y me vi obligada a renunciar a mi hora de bici diaria.
Reduje mi nivel de estrés gracias a la escapada con K a su casa de la playa y a la visita a Zamora.

En Agosto se me gripa el pc, sufro un brote grave de dermatitis, Cecilia la lía parda con el Ecce Hommo y de nuevo me toca despedir a alguien. Esta vez se nos fue Chavela Vargas.

Septiembre fue espantoso porque la puta muela del juicio me las hizo pasar canutas. Terminé de ver la serie House, recuperé el contacto con viejos amigos y con mi profesor de fotografía.

Durante Octubre llevé a cabo el reto Disney y me divertí mucho. Visité el Salón del chocolate y brindé con K por 7 maravillosos años.
El paso por hospitales no fue agradable. Mi salud también volvió a resentirse hacia finales de mes con un señor gripazo.

En Noviembre mi amigo Gerardo viene a visitarme.
Regresa la ansiedad y los problemas de insomnio.
Fallece Miliki.
Me dan calabazas.
Me subo a una montaña rusa de sentimientos encontrados, se acumulan las despedidas y entro en Diciembre con dos fallecimientos allegados. Sufrí una crisis de identidad, me inundé de por qués y se me acabaron las respuestas.

Sin duda, el último mes del año ha sido el peor. Dicen que las pérdidas siempre se llevan algo de uno mismo, sólo que esta vez, no me dio tiempo a recuperarme de la parte de mi que se llevaron. Si ya de por sí me cuesta, enfrentarme a esto, me quedó grande, y no me avergüenza admitirlo. Me perdí, se me bloqueó el sistema y me dejé vencer por la pena.
Me dolió mucho la pérdida de ambos, pero me dolió muchísimo también ver el sufrimiento de algunos familiares que aprecio sinceramente. Sabes que no puedes hacer nada, que no hay palabra ni frase que puedas decir para mitigar ese dolor que te parte el pecho, no puedes consolarles en su pena y eso te acaba afectando. Yo no sé quien puede mantenerse entero cuando ve sufrir a alguien que aprecia, porque yo desde luego no. Así que se me acumularon los sufrimientos y me quedé sin fuerzas. Lo único que necesitaba era tiempo, porque al final, el tiempo lo acaba poniendo todo en su lugar. Y me lo tomé, aunque ello supusiera hacerme a un lado, y no me arrepiento porque eso me ha permitido vivir mi duelo en calma y recuperarme sanamente del trance.


En general, ha sido un año de bastantes pérdidas y muy duro emocionalmente. Demasiados altibajos en todos los ámbitos han convertido al 2012 en un año difícil. Lo único bueno, es que he sobrevivido.




Y este ha sido el balance del 2012 para mí. A modo de resumen, anotaré un par de cosas para mi memorándum personal:

-Una cosa que he aprendido este año: dónde se encuentran mis límites.

-Una cosa que he recordado este año: una retirada a tiempo, es una victoria.

-Una cosa que olvidaré de este año: las cosas superficiales que no tienen importancia.

-Una cosa que no olvidaré de este año: que fue duro, pero sobreviví.


sábado, 31 de diciembre de 2011

2011: Balance del año

Este año repito con el balance anual. Me ha gustado volver a leer el del año pasado y darme cuenta de que ciertas cosas me enriquecen, y eso me encanta.

Precisamente el año pasado deseé para todos que este año fuera recordado como uno de los mejores de vuestra vida, que vuestros sueños se cumplieran y que no parárais de sonreír. Lo que no esperaba era que todo eso se cumpliera... pero en mi misma. Bueno, al menos la mayoría de los deseos, porque sonreír he sonreído mucho, pero reconozco que debería haberlo hecho más. Y no será uno de los mejores años de mi vida, pero será un gran año que recordaré por haber sido un año en el que he cumplido un gran sueño: titularme como cuidadora infantil. Si conoces mi interminable lucha por alcanzar mi sueño de ser educadora infantil, imagino que te harás una idea de lo que ha podido significar para mi hacer ese curso. Y si no, siempre puedes leerlo, porque le he dedicado toda una etiqueta en mi blog para él solito. Creo que eso ya dice bastante de la importancia que ha tenido para mi.

Básicamente he destacado a grandes rasgos un par de cosillas, pero voy a profundizar un poco más en lo que ha supuesto para mi este 2011.
Este año empezó muy mal para mi. Una conversación que todavía no sé como calificar, la madrugada del día 2 de enero, fue una de las peores cosas que me han sucedido. Tanto así que después de un año, todavía sigo dándole vueltas a algunas cosas y arrepintiéndome de otras. No sé si la otra persona recordará algo, ni si quiera sé si me recordará a mi, pero lo que si sé es que aquel no fue el mejor de los comienzos para un nuevo año.
De igual modo, parece que el año acaba bastante mal, aunque por distinto motivo. Mi estado de salud, que no había dado problemas en muchos meses, ha vuelto a resentirse. Durante la ultima quincena de diciembre he vivido la peor crisis de ansiedad de mi vida y juro que no se lo deseo a nadie.
Así que supongo que puedo decir que, para mi, el año ha sido capicúa. Empezó igual que acaba: mal. No obstante he tenido momentos en los que he tratado de enderezarlo todo y hasta mis momentos de locuras, como la primera locura del año, que fue hacerme una rasta en el pelo. Es curioso como algo tan simple, puede infundirte tanto positivismo.

En el terreno laboral, seguimos sin novedad, sin trabajo y sin dinero. Espero que por poco tiempo.
He vuelto a pedir el traslado a la universidad complutense y me lo han vuelto a denegar. ¡¿Hasta cuando?!

En el terreno personal, estoy anclada en un limbo de incertidumbre del que no sé cómo salir. Si me dejo arrastrar por la corriente malo, y si lucho por salir de ella también malo. Y si me pongo a meditar sobre el tema, mi salud se resiente. Así que estoy perdida en un inmenso limbo de dudas en el que a ratos parece estar todo claro, y a ratos se vuelve a enturbiar. Señales a la izquierda, señales a la derecha, señales en circulo, señales de stop... no hacen más que confundirme en vez de aclararme.

Una cosa que me tiene intranquila es que cada vez me cuesta más conciliar el sueño. Atrás quedaron aquellos años en los que no entendía cómo alguien no lograba disfrutar del placer del buen dormir. Los malos sueños y las pesadillas vivieron su momento de gloria y aunque últimamente parecen haberse esfumado, me temo que han dejado secuelas.

Por otro lado, he tenido la gran alegría de recuperar dos amistades que creí perdidas para siempre. Me he sorprendido con mi capacidad para perdonar cosas que pensé que no podría perdonar, porque fueron extremadamente crueles y me hicieron trizas. He descubierto el poder que un "lo siento" puede tener para arreglar cosas que parecían irreparables, aunque sea dicho mucho tiempo después.

Retomé una conversación que había quedado pendiente y todo quedó en paz. Por fin pude cerrar ese capitulo de mi vida que había quedado inconcluso y eso es tremendamente satisfactorio.

Visité a un excéntrico quiromante en el mercado romano, que salvó en gran parte mi espantoso comienzo de año.

Mi padre recibió su merecidísima jubilación en Abril y yo le regalé entradas para un memorable concierto de Diana Navarro, al que acudimos mi padre, mi madre y yo.

Pasé un fin de semana inolvidable en Nerja, acudiendo a la boda de dos buenos amigos a los que yo misma presenté hace unos años.

Viví unas estupendas fiestas torrejoneras, acudiendo a un concierto de Mago de Öz que tenía pendiente.

Acudí a una boda familiar que rompió moldes.

Pasé unas de las mejores vacaciones de verano de mi vida.

Me he reído hasta las lágrimas de la mano de Elvisa, Salvador, el APM y gracias a Youtube.

Descubrí el gusto por los random posts.


En cuanto a mi salud, ha tenido altibajos. He tenido que volver al dentista y fue una experiencia bastante dolorosa que todavía me da escalofríos.
A principios de año me operaron para quitarme dos lunares de la espalda, gracias a Dios resultaron benignos.
Durante mi curso de cuidadora infantil, sufrí una lesión de gemelo bastante jodida que tardó mucho tiempo en recuperarse.

Una cosa muy positiva que he hecho ha sido recobrar el sentido común y empezar a cuidarme para recuperar la salud. Una dieta de adelgazamiento sin sal, que comencé en mayo, ha hecho posible que a día de hoy, todos mis problemas de tensión se hayan regulado. Comencé un programa de ejercicios personalizado que, junto con la dieta, ha logrado quitarme 15 kilos de peso que entorpecían el correcto funcionamiento de mi organismo. Mis problemas articulares han desaparecido, mi capacidad pulmonar ha aumentado, he recuperado agilidad y flexibilidad.
Aparte de esto, que era mi meta principal, también se ha visto beneficiada mi maltrecha autoestima. Me veo mejor, me siento mejor, hago cosas que nunca pensé que haría, como entrar a una tienda sin preocuparme si encontraré talla para mí, ver algo bonito que me guste y probármelo y que me siente bien. Y hasta me he atrevido a ponerme un vestido, cosa que pensé que no viviría para ver de nuevo. He podido calzarme unas botas, que llevaba años muriéndome por ponerme. Y lo mejor de todo, es que nada de esto me parece frívolo, para mi es tan sencillo como empezar a vivir de verdad, como ver la radiante luz del sol tras una gran tormenta.

Finalmente me reconcilié con la treintena y me siento más mujer que nunca.

A esto se suma el gran avance que he tenido en el tema psicológico. He vencido viejos fantasmas, he superado viejos miedos y he cerrado viejas heridas. He triunfado sobre el pasado y he retomado el control de mi vida. La meditación y la lectura de un libro en especial ("Mujeres que piensan demasiado"), han sido dos de mis grandes apoyos en este tema. La verdad es que escribiendo esto, me sorprendo a mi misma, nunca he sido partidaria de este tipo de libros, pero he de reconocer que, desde que lo leí, soy otra Malena, la versión mejorada de mi misma. Si me preguntas cómo lo he hecho, te diré que no lo sé. Simplemente, un día, paré de sufrir y desde entonces no he hecho más que avanzar.

Otra gran alegría del año ha sido volver a escribir. Hacía tres años que me sentía incapaz de retomar este buen hábito que tantas cosas positivas me aportó en su momento. Pero con la vuelta al proyecto de El Cuentacuentos, mis musas desertoras han regresado a casa. Me alegro de haber vuelto a escribir porque es una de las cosas que más feliz me hace en estos momentos.

Por ahí hay varios proyectos más que espero retomar cuando la ocasión sea propicia. Aparte, finalmente me decidí a publicar mi lista de cosas que hacer antes de morir y todavía me quedan un montonazo por cumplir.
También me gustaría sacarme el carnet de manipulador de alimentos y estoy a la espera de la convocatoria.

Una de las cosas que me han hecho sentirme más orgullosa, ha sido el merecido éxito de mi hermano mayor. Se presentó en noviembre a un examen para obtener su certificado de capacitación profesional como transportista y el día de Nochebuena supimos la buena noticia de que había aprobado. El caso es bastante emotivo para mi, pues mi hermano dejó los estudios en 8º de EGB y no llegó a sacarse el graduado escolar. Él dice que nunca se le dieron bien los estudios y hasta se tiene autoconvencido de que es muy torpe. Pero en realidad todos sabemos que no es así. El miedo atroz que sintió el primer día que acudió a las clases de preparación para la obtención del certificado, se debía simplemente a que hacía 20 años que no había tocado un libro. Le he visto estudiar muy duro, durísimo. Le he visto gastar lápices y folios con una velocidad pasmosa. Le he visto repasar una y otra vez sin descanso hasta que lo ha dominado. Le he visto pedirnos ayuda a mi hermano menor y a mi cuando algo le estaba volviendo loco y seguir a pies juntillas nuestros consejos a la hora de enfrentarse al examen.
Y tengo que decir que me siento orgullosísima de él. No sólo es una grandisima persona y un trabajador nato, sino que además ha perseverado con determinación y ha logrado lo que quería. Y él se ha sentido orgulloso de sí mismo, me atrevería a decir que por primera vez en su vida, pero yo me he sentido todavía más orgullosa que él. Enhorabuena, Quino. Has trabajado como una mula toda tu vida, te merecías cosechar el éxito que has sembrado.


Y este ha sido el balance del 2011 para mí. A modo de resumen, anotaré un par de cosas para mi memorándum personal:

-Una cosa que he aprendido este año: mi capacidad para perdonar es más grande de lo que yo pensaba.

-Una cosa que he recordado este año: lo grata que es una reconciliación.

-Una cosa que olvidaré de este año: los momentos en los que creí que iba a morir.

-Una cosa que no olvidaré de este año: el curso de cuidadora infantil (todo).

viernes, 31 de diciembre de 2010

2010: balance del año

Es la primera vez que hago esto. Normalmente no suelo hacer balance del año cuando termina, pero creo que es algo positivo y este año he querido hacerlo.

El 2010 ha sido un año difícil, pero pienso que de todas las crisis se aprenden lecciones. Yo he aprendido varias e incluso he recordado otras que había olvidado.

Este, ha sido el año en el que he cumplido 30. Cambiar el primer dígito me ha costado mucho y todavía estoy en proceso de asimilarlo. No ha sido fácil, pero creo que finalmente sobreviviré a la crisis de los 30.


En lo que respecta al ámbito laboral, ninguna novedad. Sigo sin trabajo y sin muchas esperanzas de encontrarlo por más que lo busque, tal y cómo les pasa a 4 millones de españoles más.

Económicamente no voy a quejarme porque sé que, por desgracia, hay gente que está en una situación peor que la mía, asi que no me parece justo quejarme.


En cuanto a los estudios, este ha sido el quinto año que he echado la solicitud de traslado de expediente en la universidad. Otro año más que me han denegado la plaza para terminar mis estudios de magisterio... es desesperante, de verdad.

No obstante, pude hacer un curso de monitora de ludoteca. Lo terminé en mayo y ya tengo mi título. Esta es la única satisfacción que he tenido en cuanto a estudios de mi especialidad este año. Ya que está visto que no puedo terminar mi carrera, al menos tengo el título de ludotecaria, que no es exactamente lo que yo soñaba, pero me acerca bastante a donde quiero estar, y después de años de estancamiento, ha sido un paso adelante muy positivo.

Este año también he terminado mi segundo año de fotografía en junio. Me inscribí en septiembre para el tercer y último año, pero las circunstancias han hecho que me diera de baja finalmente. Problemas de salud y personales, han sido los principales motivos que me han hecho abandonar el curso este diciembre. Me apena que haya tenido que tomar esta decisión, porque he intentado sobreponerme a las circunstancias y darle una oportunidad, pero había llegado a un punto en el que el mero hecho de pensar que tenía que ir a clase, me producía ansiedad y eso es algo que no puedo permitirme. Así que me dije "¿qué necesidad tengo de estar pasándolo así de mal?" y es que cuando algo que te apasiona se convierte en algo que te agobia, llega el momento de plantearse si merece la pena seguir así. No descarto que más adelante pueda retomar el curso, pero eso sí, lo que no puedo dejar de hacer aunque quisiera, es fotografiar :).

Además, comencé en febrero un curso de maquillaje el cual terminé en junio. Como quedé tan encantada, decidí continuar con la segunda parte. Me llevé una gran alegría cuando me admitieron en el nivel avanzado. Al echar la solicitud, era consciente de que había mucha gente y pocas plazas y las posibilidades eran bastante escasas. Un golpe de suerte me permitió acceder a mi plaza y ahora me encuentro cursando el nivel avanzado de lo más contenta. Cierto es que he tenido momentos de crisis en los que me he planteado dejarlo también, pero finalmente han podido más las ganas de continuar con algo que no puedo negar que me encanta y cada día me gusta más.


En el ámbito personal es donde se han producido más cambios importantes.
Nuevas personas han llegado a mi vida y otras que ya estaban en ella, se han marchado.
He tenido dos grandes decepciones con dos personas diferentes, que me han dolido muchísimo. Tal vez sea porque eran las últimas personas de las que podía esperarme algo así, pero desgraciadamente el ser humano nunca deja de sorprenderme. Pasé momentos muy malos y tardé en recuperarme de los dos palos, pero ahora sólo encuentro cosas positivas que sacar de estas dos pésimas experiencias.
Por suerte para mí, mis verdaderos amigos siguen estando ahí :).

Por otro lado, está el aspecto sentimental. En este año, por fin he sido honesta conmigo misma y he admitido que dentro de mí había un sentimiento que llevaba mucho tiempo negando. Un sentimiento que ya no podía seguir disfrazando de amistad y al que finalmente le he puesto el nombre que le corresponde: amor.
Al dejar de asfixiarlo y liberarlo, me ha proporcionado un calorcito reconfortante que se ha extendido por todo mi pecho.
Recuerdo el día en el que admití que me había enamorado. Fue una gran liberación poder decírselo a él, y confesarle que yo también sentía lo mismo. Fue un momento muy bonito. Como bonito también fue el día en que acepté ser su chica, después de dos años pidiéndomelo. Recuerdo que estaba nerviosa y temblaba como un animalito asustado, pero cuando le dije "sí" y el comenzó a llorar de emoción, todos los miedos se disiparon. Fue un momento realmente mágico. Y después, vinieron muchos más.
Hoy, cumpliendo 6 meses de relación, el balance sigue siendo positivo. Ha habido momentos buenos y momentos malos, momentos felices y momentos muy duros, pero si hay una cosa de la que estoy segura, es de que mis sentimientos son lo bastante fuertes como para superar todas las pruebas sin resentirse.
"Esto es amor: quién lo probó, lo sabe".


Mi salud ha sido lo que más quebraderos de cabeza me ha traído.
Una anemia ferropénica, que ya dura un año y pico y que no termina de curar del todo, me sigue manteniendo débil.
A principios de año me llevé un susto bastante gordo del que no me quiero ni acordar, y en el que descubrí que mi tensión arterial era excesivamente alta. Tuve que comenzar un plan de vida sana, si no quería tener complicaciones muy graves. Así que comencé a comer sin nada de sal, cosa que al principio llevaba mejor, pero ahora, 10 meses después, me está costando un triunfo, porque todo me sabe igual y estoy un poquito harta. Todavía sigo batallando con la tensión, pues aunque he conseguido reducirla a límites normales, aún no está en los límites saludables. Me temo que para eso voy a tener que perder más peso y volver a hacer ejercicio.

También he pasado momentos malísimos con mis crisis. Y los momentos de ansiedad que he tenido no han ayudado mucho, la verdad.

A finales de año, pude saber cuál era la causa de mis problemas hormonales. Me diagnosticaron SOP, y pasado el shock inicial, todavía estoy asumiéndolo.

Creo que desde que estoy poniendo en práctica algunos consejos y desde que comencé a leer el libro de "Mujeres que piensan demasiado" y reflexionando sobre algunas cosas, siento que algo en mi está cambiando, y me gusta. Sobre todo porque me siento menos angustiada y algo más tranquila, y eso le hace bien a mi estado de salud general.


En cuanto a mi aspecto físico, me tiene bastante "descontenta".
En este año he envejecido más que en los últimos cinco años. Me han caído encima un montón de años de golpe. Los disgustos y los muchos y variados problemas de salud, han tenido la culpa de este proceso acelerado de envejecimiento. Si sumamos la anemia, los problemas de estrés, ansiedad, tensión alta y problemas hormonales, es imposible que este cóctel no repercuta en el aspecto general de mi cuerpo.
Mi piel se ha vuelto ultra sensible y me salen rojeces con una facilidad pasmosa.
Mi pelo se cae a mechones, está débil y apagado. Mis uñas también están débiles, algo agrietadas y se me rompen a capas a la mínima.
Mis párpados se están empezando a caer, más el derecho que el izquierdo, pero se ve claramente. La genética tiene mucha culpa de esto...
En mi rostro, se han comenzado a  marcar varias líneas de expresión.
Mis dientes no han estado perfectos nunca, pero a pesar que estuve años en tratamiento con ortodoncias y demás (experiencia aterradora y traumática en la que no quiero pensar mucho), tan sólo conseguí dejarlos decentes.
Me preocupa especialmente una pequeña desviación de mandíbula que tengo y el desgaste que eso le está produciendo a algunos de mis dientes, los cuales están menguando de tamaño por el roce. Esto es lo que más me preocupa de todo, porque me da pavor pensar en que tengo que pisar la consulta de un dentista si no quiero que esto vaya a peor y entonces ya no tenga arreglo.

A todo esto se le añaden "achaques" y dolores articulares varios que me hacen sentirme mucho más vieja de lo que en realidad soy, y que me hacen pensar irremediablemente en los estragos del paso del tiempo.
Estas son las consecuencias de no haberme cuidado, ahora me lamento. Ahora me doy cuenta de lo poco que he disfrutado mi vida y mi juventud. No es que fuera un bellezón, pero no le he sacado partido a la belleza de la juventud y ahora me arrepiento de eso.
A los 20 no te gustas nada, quisieras cambiar todo de tí, pero a los 30, es cuando comienzas a apreciarte. La madurez cambia tus prioridades por completo. Yo ya he dejado de luchar contra mi misma para comenzar a aceptarme tal y como soy. Es inútil que siga malgastando unas fuerzas que necesito para otras cosas, en lamentarme constantemente por las cosas que no me gustan de mí. En lugar de eso, cada día aprecio más las pequeñas cosas que me hacen distina del resto. Ser uno mismo, siempre es la mejor opción.


En general, he intentado sacar las cosas positivas. No es que haya sido un año perfecto, ha tenido sus momentos realmente malos, pero de ésos, lo único que hay que sacar, es la lección aprendida. El resto, se arroja por la borda para que no nos impida seguir adelante. El exceso de lastre innecesario, dificulta el avance, eso lo sé a la perfección. Además que si guardamos todas las cosas malas, no nos queda espacio para las buenas, y ésas son las que realmente merecen la pena guardar.

En fin, creo que esto es todo. Este es el balance de este año para mí. A modo de resumen voy a anotar un par de cosas para mi memorándum personal:


-Una cosa que he aprendido este año: nunca es tarde para nacer de nuevo.

-Una cosa que he recordado este año: las personas decepcionan.

-Una cosa que olvidaré de este año: todas las lágrimas que he llorado inútilmente por cosas que no merecían la pena.

-Una cosa que no olvidaré de este año: los momentos felices.