martes, 11 de marzo de 2014

Un cumpleaños magnífico

Este año, cumplir los 34, ha sido todo un placer. No hay depresiones, ni melancolías, ni amarguras, y gran parte de culpa de ello la tiene A. Organizó un viaje a ultima hora para venir a pasar este fin de semana conmigo y celebrar juntos mi cumpleaños. Llegó el sábado de madrugada y regresó a Huesca el lunes temprano... ¿Qué puedo decir?... ha sido maravilloso.
Conoció un poco más a mi familia y por fin pude lograr que K y A se conocieran, fue muy emocionante. Lo único malo, como siempre, es la despedida a la que nunca me acostumbro. Me cuesta mucho ver como se sube al autobús para alejarse de mi, y después quedo con un vacío muy grande, como si me faltara algo mientras emprendo como una zombi el viaje de regreso a casa, una casa que parece mucho más grande y fría que antes...
En fin, quedan muchas cosas buenas para soportar esta distancia... el estupendo sábado soleado y tranquilo, en el que nos acercamos a desayunar a una pequeña plaza concurrida y nos sentamos en la terraza de un Starbucks, para que A pudiera tomarse un café que le encanta y yo disfrutara de un refresco y de un poco de sol reconfortante. Más tarde, disfrutamos de una comida con mi familia y comimos tarta y para mi fue todo un acontecimiento porque he pasado un mes infernal en cuanto a las comidas. Casi lloro de emoción al hincarle el diente al pastel, aunque tuve que tener mucho cuidado porque todavía no estoy al 100%, sólo puedo usar el lado del que me operaron la primera vez ya que es el que está más avanzado en cicatrización, para intentar morder y además me sentí super rara, como si se me hubiera olvidado comer sólidos jajaj. También queda ese estupendo domingo en el que dos de las personas más importantes de mi vida, se conocieron por fin después de varias intentonas. Aunque por desgracia para mi, el plan fue ir a comer sushi, puesto que a K y a A les encanta, pero a mi... probé un par de cosas porque a ellos les hacía ilusión, y sufrí... mucho xD. Pero bueno, todo sea por verles felices, eso si que merece cualquier sacrificio. 
Después K nos llevó dando un paseo sin yo sospechar nada, a una tienda que es un paraíso de jaboncitos y geles con unos olores tan ricos que apetece comérselos. Intencionadamente, nos hizo pasar por delante y esperó a que yo dijera "¿podemos entrar un momentito?" porque me apetecía mucho enseñar a A lo bien que huelen algunas barritas de masaje... (guiño, guiño). Ella sonrío, sabía que me gusta mucho esa tienda y lo tenía todo planeado porque una vez que entramos, me dijo "elige lo que quieras como regalo de cumpleaños" tuvo que decírmelo una segunda vez porque no me lo creía. Aún así, tuvo que insistirme porque yo no quise coger más que una cosita pequeñita de jabón que huele a gloria, porque conozco los precios del lugar y no me pareció correcto escoger algo más, pero al final tuve que coger un par de cositas más para que no hubiera "conflicto" y no llegara la sangre al río. Me reí como loca durante un rato largo porque a K y a A les dio por estornudar de tantos aromas que tenían retenidos, pobrecitos, parecía que habían sincronizado sus lagrimeos y estornudos y no se separaron del pañuelo durante un rato. 
Y para terminar el domingo, la cena que A y yo disfrutamos en un restaurante americano de los 50, donde dieron las 12 de la noche y el fue el primero en felicitarme... tuve que echar mano del autocontrol para no ponerme a llorar como una boba jaja. 
En fin, maravilloso es la palabra que más se acerca para describir este fin de semana. Y después de haber pasado por un infierno como el que pasé recientemente, todo me pareció tan "celestial" que por momentos dudaba de si estaba viviendo un sueño. Por el momento, prefiero seguir flotando en la nubecita, a ver si llega pronto la próxima ocasión en la que mi chico y yo podamos estar juntos y así no lo paso tan mal durante la espera... 

me voy a flotar otro ratito más sobre las nubes :D


No hay comentarios: