II. Ayer estuve en Madrid, celebrando el cumpleaños de mi mejor amiga. Volví tarde a casa , llena de purpurina, con tos por fumar tanto y bastante cansada. Pero como siempre, el tiempo que paso con ella, merece la pena por corto que sea.
III. Esta semana he tenido que cambiar mi teclado porque se atrancaba cosa mala. Creo que 11 años son más que suficientes para jubilarlo con honor. Inevitablemente, me pongo a pensar en todas las cosas que me ha permitido escribir, en los muchos sentimientos que me ha permitido transmitir, y en los recuerdos que conservo de mi hamster Tekila, y la marca de sus pequeños dientecillos en las teclas o, p y l. Le gustaban esas letras. A veces le sacaba de la jaula y le ponía encima del teclado sólo para ver cómo paseaba ágilmente entre las teclas y se paraba justo en esas tres, para ponerse a mordisquear los bordes. Otras veces le ponía sobre la mesa para que curioseara un poco. Siempre fue muy curioso. Recuerdo que a veces me ponía a escribir y me olvidaba que estaba sobre la mesa, y cuando levantaba la vista, allí estaba él, sobre sus dos patitas, como yo le enseñé, mirándome con la cabeza ladeada con expresión extrañada. Imagino que le hacía gracia mi cara de concentración mientras escribo, por eso no se movía y permanecía observándome, hasta que me daba la risa, le cogía y le achuchaba, y él me lamía la mejilla con su diminuta lenguita. Joder, ya no me acordaba cuánto lo echo de menos :(
IV. Se acerca la Navidad y me están entrando ganas de ponerme a ver la película de El Grinch. Nunca la he visto, y conozco la historia muy por encima, pero tal vez sea éste un buen momento para ponerse a ello ahora que por fin tengo un DVD que funciona.
V. Este año no voy a abandonar mi dieta para las Navidades. Si me relajo, estoy segura de que me puedo meter 4 kilos para el cuerpo y eso sería echar a perder todo el duro trabajo de semanas, y por ahí no paso. No es una tortura, ni lo voy a pasar mal, ni nada que se le parezca, así que que nadie me compadezca, por favor. Simplemente voy a aplicar un poco de sentido común, que como todo el mundo sabe, es el menos común de los sentidos. De todas maneras nunca fui mucho de dulces navideños, pero para no desentonar, he comprado un poco de turrón sin azúcar. A ver si así se le quita la cara de preocupación a mi familia, por verme romper las tradiciones navideñas tan osadamente y sin ningún remordimiento. Si eso no funciona, me compraré una diadema de cuernos de reno con cascabeles incluidos.
VI. Estos días mi salud no ha estado muy allá. He tenido mareos (que ya conozco porque son causa de la tensión alta) y estrés general en la parte izquierda de mi tórax. Hacía mucho tiempo que tenía bajo control la situación, pero no sé por qué, las palpitaciones y el dolor han vuelto a casa por Navidad. Tendré que volver a las infusiones relajantes y a la meditación para pasar unas navidades tranquilas, y olvidarme de los puentes y los miedos que me acechan.
VII. Debo confesar que en mi mente planeo conversaciones que nunca se van a llevar a cabo. Que Odio cuando me dicen "te extraño" y no hacen nada para verme, y que me dí cuenta de que estoy esperando algo que nunca va a suceder.
VIII. En 15 días, dos desgracias han tenido lugar en mi barrio. Primero fue un chico joven y hace unos días ha sido una chica. Lastimosamente, ambos eligieron el suicidio como solución y se arrojaron al vacío desde lo alto del edificio donde vivían. Los motivos nunca se sabrán, pero algunos conocidos suyos comentan que las deudas, la angustia de no encontrar trabajo y la situación económica al límite, los estaban matando lentamente.
Sinceramente, me dan escalofríos cuando pienso en lo desesperada que una persona puede estar para barajar la posibilidad de suicidarse. El tema no me es ajeno, por desgracia, y como prefiero no remover aquello, solamente voy a añadir que me da mucha lástima, muchísima todo lo que ha pasado. Algunos ya han bautizado nuestro barrio como el barrio de la desesperación, y quizá no estén muy equivocados. No hay más que ver las caras de la gente por la calle. Se respira pesimismo en el ambiente y una grisácea niebla de angustia se ha propagado por todos los rincones. Hasta los niños han dejado de reír y de corretear, ahora vagan por los parques con un semblante serio y la cabeza gacha.
Quizá ha sido aquí donde la crisis ha golpeado más duro. En el barrio hay muchas parejas jóvenes, con y sin niños, que habían hipotecado hasta el alma para comprarse un piso. Si hacemos una encuesta, estoy segura de que sólo en el barrio, el 60% estamos parados por obligación. En fin, espero que la situación no tarde mucho en cambiar para todos.
Sinceramente, me dan escalofríos cuando pienso en lo desesperada que una persona puede estar para barajar la posibilidad de suicidarse. El tema no me es ajeno, por desgracia, y como prefiero no remover aquello, solamente voy a añadir que me da mucha lástima, muchísima todo lo que ha pasado. Algunos ya han bautizado nuestro barrio como el barrio de la desesperación, y quizá no estén muy equivocados. No hay más que ver las caras de la gente por la calle. Se respira pesimismo en el ambiente y una grisácea niebla de angustia se ha propagado por todos los rincones. Hasta los niños han dejado de reír y de corretear, ahora vagan por los parques con un semblante serio y la cabeza gacha.
Quizá ha sido aquí donde la crisis ha golpeado más duro. En el barrio hay muchas parejas jóvenes, con y sin niños, que habían hipotecado hasta el alma para comprarse un piso. Si hacemos una encuesta, estoy segura de que sólo en el barrio, el 60% estamos parados por obligación. En fin, espero que la situación no tarde mucho en cambiar para todos.
IX. "-Eres demasiado buena persona, Malena. Te falta un poco de hijoputismo para compensar" Tal vez tengas razón... se lo pediré a Santa Claus por Navidad, a ver si me lo trae.
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