Os preguntaréis quien me llevó, pues bien os lo diré: fue mi padre. ¿Raro?, en absoluto lo es, si contamos con que mi padre fue futbolista cuando era joven, que le encanta el fútbol y que tenía una espinita clavada con lo de llevar al fútbol a uno de sus hijos. A ninguno de sus tres hijos nos gusta el fútbol lo suficiente como para querer ir a ver un partido al estadio asiduamente, pero de los tres, yo era la única que mostraba más interés, ya que como sabréis, soy colchonera.
De modo que mi padre pudo cumplir el deseo de llevar al fútbol a un hijo suyo y yo pude cumplir el mío de ver un partido del Atleti en el Calderón. Mi madre también se apuntó a pesar de que no le gusta nada el fútbol, pero se lo pasó de miedo con el ambiente, que es lo mejor de todo.
Lo cierto es que salimos de casa un poco pronto porque mi padre temía encontrar aparcamiento por allí en día de partido, y no se equivocó porque tuvimos que dejarlo en un parking del quinto coño.
Como nos sobraba tiempo entramos al museo del atleti y allí recibí lecciones magistrales de fútbol de la mano de mi padre.
Después de abandonar el museo por la salida que da a la tienda del Atleti y en la que no me pude comprar nada :(, nos dirigimos a la puerta 29 para entrar ya al estadio.
Nos sentamos en nuestros asientos que estaban bastante cerca del campo y a mí me hacían los ojos chiribitas de pura ilusión: por fin estaba allí, en el campo de mi Atleti y no podía creérmelo.
Con la ilusión de una niña pequeña comencé a preguntarle de fútbol a mi padre que parecía más encantado que yo de estar allí. Recuerdo que una de las cosas que más me llamó la atención fue el campo, el cual parecía mucho más grande que por la tele.
Poco a poco el estadio se fue llenándo de colchoneros y a mí cada vez me iba creciendo un poco más la sonrisa, hasta que ya no puede dejar de sonreír.
Salieron los jugadores al campo para calentar y el estadio rompió a aplaudir. Salío Indi, la mascota, y el estadio volvió a aplaudir; y durante todo el tiempo, el Frente atlético no dejó de aplaudir y corear consignas en apoyo al equipo y eso animó al resto. Si es que tienen razón, ser del Atleti es un sentimiento.
Con más o menos sosiego traté de seguir el partido, pero no pude evitar gritar como una loca cuando metían un gol, aplaudir hasta dolerme las manos, abuchear al árbitro o cantar el himno hasta quedarme sin voz.
La tarde fue redonda pues mi Atleti nos regaló un partidazo que terminó con un 4-0 frente al Racing de Santander.
Todo un día para recordar lleno de sensaciones y sentimientos que no podré olvidar en lo que me resta de vida; junto con la alegía de ver a mi padre disfrutando y a mi madre riendo como no la había visto en mucho tiempo... ¿se puede pedir algo más?, yo creo que no.
Gracias papá, eres el mejor maestro que yo podría soñar.
Encontraréis más fotillos aquí
2 comentarios:
A que mola ver un partido en directo eh?
Nada que ver con la tele, ala ya te queda menos pa que te hagas socia XD.
Juli
Atleeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeti
me alegro gataaaa, que hayas podido ir a ver un partido en vivo y directo de tu equipo. Un sueño menos que cumplir, y encima ganaron un buen partido. Ya me quiero imaginar que esa entrada va directa a un cuadro y a la pared, imposible olvidar ese día verdad?? mas aun si dices que fuiste con toda tu familia. Ir a la cancha tiene ese no sé qué, que te hace emocionar y latir más fuerte el corazón, ni te imaginas como se multiplica esa sensación cuando vas a otro estadio como visitante y estas allí con un puñado de hinchas más y todo el estadio es del equipo adversario, esa sensación de cantar para tu equipo a pesar que otros 25mil te silban, es muy fuerte.
Besos Male y aunque cuando veo fútbol español me gusta más el Real, me alegro que hayas podido cumplir uno de tus sueños.
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